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La barra brava de Moneta insultó
a Elisa Carrió en la Magistratura

La diputada radical expuso ante el Consejo a favor del juez federal Luis Leiva. La familia del banquero de Menem y sus abogados armaron una batahola. Leiva deberá declarar el 5 de diciembre.

La diputada Elisa Carrió denunció la existencia de una “organización de lavado de dinero”.

Por Susana Viau

El testimonio de la diputada radical Elisa Carrió ante la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura –que estudia la solicitud de destitución del juez federal mendocino Luis Leiva– suscitó una batahola que tuvo como protagonistas a la familia y los abogados del ex banquero Raúl Moneta. Ante los insultos y el griterío de las mujeres del entorno de Moneta, Pablo Fernández, titular de la comisión, dio orden de desalojar la sala. Posteriormente, se resolvió rechazar la solicitud de nulidad de la citación que ayer presentó Leiva, quien deberá así presentarse a declarar o hacerlo por escrito el próximo 5 de diciembre.
La legisladora hizo un duro y vibrante informe de las actividades del banquero al que muchos creen ver como inspirador de la más de media docena de pedidos de juicio político que jaquean al magistrado firmante de la orden de captura que lo mantuvo clandestino durante casi ocho meses. Carrió, que junto al diputado liberal mendocino Gustavo Gutiérrez investiga los negocios de quien fuera el rostro financiero del menemismo, denunció la existencia de una “organización de lavado de dinero” amparada por “una red de impunidad enquistada en el establishment político y económico” y de la que Moneta formaba parte. Sostuvo también que en esa estructura el ex dueño de los bancos Mendoza y República y socio del Citibank era “un personaje menor”. Precisó además la relación entre el Banco República y el Federal Bank, dos entidades que transferían al exterior alrededor de 400 millones de dólares mensuales que luego reingresaban al país en forma de “inversiones”. La mayor responsabilidad “institucional” de esa situación, aseguró Elisa Carrió, corresponde al Banco Central y a su titular aunque, vaticinó, es más fácil “que yo termine en Ezeiza” que “Pou se vaya del Banco Central”. Luego expresó que este caso no debe ser analizado de manera segmentada y es en este contexto que hay que investigar el enriquecimiento ilícito del juez federal Carlos Liporaci, quien con la rapidez de un rayo y actuando como subrogante levantó la orden de captura que pesaba sobre el banquero.
A esas alturas, Claudia Arroyo Benegas de Moneta, su madre, su hermana y sus tres hijas, como concertadas para perder la compostura, comenzaron a proferir gritos e insultos contra la diputada. “¡Gorda corrupta!”, “¡Vendida!, “¡Vino a atacar a Moneta, no a defender a Leiva!”, vociferaban las elegantes damas mientras Carrió permanecía inmutable. Visto el alboroto organizado a conciencia por la rama femenina de la familia del financista, el titular de la comisión, el frepasista pampeano Pablo Fernández, ordenó el desalojo de la sala. Un hombre que se identificó como “un ciudadano” y se negó a dar más señas pese al pedido de un comisario encargado de la seguridad del recinto, increpó a Fernández: “Usted es un corrupto y Carrió es la peor de todos”. Claudia Arroyo Benegas de Moneta se dirigió al consejero Juan Gersenobitz gritando: “¿Cómo permiten que esa atorranta ensucie a mi marido?”. Gersenobitz, amigo del abogado de Moneta, Alfredo Iribarren –presente en la sala–, e impulsor junto a los diputados menemistas Leila Chaya y Miguel Angel Piccheto de las acciones punitivas contra Leiva, sostendría poco más tarde que los exabruptos eran la comprensible “reacción de dolor de los familiares de Moneta” frente a las palabras de la diputada. Carrió se retiró del cuarto piso del Palacio de Tribunales con custodia policial. Ese tramo de la sesión había concluido con un episodio similar a la batahola montada por Moneta en ocasión de la declaración del magistrado Julio Petra quien, como Carrió, testificaba en favor de Leiva.
A continuación la comisión trató el planteo de nulidad hecho por Leiva respecto de su citación. El magistrado había afirmado el miércoles que los plazos eran demasiado breves para compulsar las miles de fojas que acumula la tramitación de su pedido de juicio político. Por otro lado, puntualizó que la citación no informaba siquiera a qué cargos debía responder. Gersenobitz fue una vez más el vocero de quienes se oponían a conceder más tiempo al magistrado, quien había adjuntado un certificado médico condiagnóstico de “stress”. En consecuencia, la comisión decidió mantener la convocatoria, que quedó programada para el 5 de diciembre a las 10 de la mañana.
La conducta respecto de los más resonantes casos sometidos a consideración del Consejo de la Magistratura ha tensado las relaciones entre sus integrantes. Los casos del juez federal de San Isidro Roberto Marquevich, del federal porteño Carlos Liporaci y del federal mendocino Luis Leiva comienzan a evidenciar que en el interior del organismo amenazan con reproducirse las problemáticas y las marañas de protecciones que caracterizaron la historia de la antigua “comisión de juicio político” del Congreso nacional.

 


 

NUEVA POSTERGACION DE LA AUDIENCIA EN EL CONSEJO
Liporaci sigue ganando tiempo

Por I.H.

La Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura sigue dando vueltas para citar al juez Carlos Liporaci –el mismo que investiga los supuestos sobornos en el Senado– para que dé explicaciones sobre el incremento de su patrimonio. En una alborotada reunión extraordinaria los consejeros decidieron posponer por tercera vez para el martes próximo la votación sobre el tema. De todos modos, ya reservaron el 12 de diciembre para que entonces el magistrado bajo sospecha haga su descargo.
Ayer el clima en la comisión quedó caldeado después de la declaración de Elisa Carrió sobre el banquero Raúl Moneta (ver nota aparte). En esa tónica, los consejeros rechazaron un pedido de recusación presentado por Liporaci contra el titular de Acusación, Pablo Fernández, y el consejero Fermín Garrote, quienes elaboraron el dictamen que podría poner al juez al borde de su destitución. Pero no fueron los únicos a los que “invitó” a apartarse: Su Señoría recusó también a Mario Gersenobitz y a Eduardo Orio, quienes presentaron la denuncia original sobre su posible enriquecimiento ilícito. El representante del Poder Ejecutivo en el Consejo, Alfredo Vitolo, opinó habría que rechazar in limine todas las recusaciones, de lo contrario Liporaci o cualquier juez cuestionado pueden pasarse meses presentando planteos de ese tipo.
La razón que ayer llevó a postergar la votación de la citación del juez fue el pedido de más tiempo por parte de Carlos Maestro, quien asumió esta semana en el Consejo. Maestro dijo que no quería abstenerse de dar su opinión y para eso necesitaba estudiar el expediente. Los menemistas Miguel Pichetto y Lelia Chaya, cuya ausencia el último martes obligó a suspender por falta de quórum la decisión sobre la suerte de Liporaci, no votaron la nueva postergación en señal de reivindicación de su supuesta independencia de criterio.
Pero, al parecer, la suerte ya está echada ya que los consejeros reservaron la fecha del 12 de diciembre para que el juez que investiga las supuestas coimas pagadas a Senadores explique, entre otras cosas, cómo hizo para pagar una casa valuada en alrededor de un millón de dólares (y que él dijo haber pagado 610 mil). Todo indica que la mayoría de los integrantes de Acusación votarán por citarlo, un paso clave rumbo al juicio político que podría removerlo de su cargo.

 

 

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