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UN FISCAL INVESTIGA LA DENUNCIA DE UNA EX SOCIA DE DICK MORRIS
Otra más con fondos de la SIDE

Mattie Lolavar dijo que junto a Morris había cobrado de fondos de la SIDE. El fiscal Amirante investiga. Pedidos de informe.

Fernando de Santibañes deberá dar más explicaciones. Ahora está en duda quién le pagó a Morris.

Por Adriana Meyer

Los dichos de una especialista en marketing político empezaron a causar dolor de cabeza al Gobierno. El presidente Fernando de la Rúa y su amigo, el ex jefe de la SIDE Fernando de Santibañes, fueron acusados de presunta malversación de caudales públicos en la contratación de una consultora de comunicación política vinculada con el asesor de imagen Dick Morris. El fiscal federal Oscar Amirante impulsó una denuncia que se basa en las declaraciones de una ex socia de Morris, que asegura que cobró 25 mil dólares mensuales de las cajas de la SIDE y que su ex jefe recibió un millón 600 mil por ocho meses de trabajo. Amirante pidió una serie de medidas al juez Jorge Urso.
Mattie Lolavar es experta en comunicación política e imagen. En una entrevista publicada el 4 de noviembre afirmó que quien fuera el asesor preferido del presidente Fernando de la Rúa la convocó para que “destacara los logros de la administración aliancista”. Lolavar relató que aceptó la propuesta y trabajó durante tres semanas con un contrato firmado entre la consultora norteamericana de lobby Ikon y la SIDE. “Me explicaron que lo hacían de ese modo por la resistencia que podía generar nuestro trabajo”, comentó la mujer. Y agregó que le explicaron que su tarea constituía una “operación encubierta”. La revista Noticias publicó un facsímil del contrato –firmado el 7 de junio–, en donde puede verse la firma de De Santibañes, y asevera que hay una copia en el Departamento de Estado porque así lo establecen las normas estadounidenses.
Sin embargo, la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia le comunicó a la Justicia que no tiene ninguna información respecto de esa contratación. La denuncia fue presentada por el abogado Juan Carlos Iglesias –el mismo radical que formuló una de las seis acusaciones del caso de los sobornos en el Senado– y recayó en el juzgado de Urso. Amirante determinó que el ex jefe de la SIDE y el Presidente de la Nación habrían malversado fondos públicos al autorizar esa contratación. “De la Rúa tenía claro que mi trabajo era pagado por la SIDE”, enfatizó Lolavar desde su casa de Virginia. La ex socia de Morris sostuvo que renunció porque se sentía “mal moralmente”, y porque “después de ver tanta pobreza sentí que le tomábamos la leche al gato”.
Una semana después de la publicación, Morris desmintió a Lolavar al declarar que no había cobrado “ni un peso”. Sin embargo, admitió que fue gestor de un contrato millonario entre una consultora “amiga” y la SIDE.
Mientras tanto, en el Parlamento empezaron a pedir explicaciones. El diputado justicialista Teodoro Funes ingresó a la Cámara un pedido al Poder Ejecutivo “para que informe acerca de las causales que originaron la desviación de fondos provenientes de la SIDE a actividades publicitarias propias de otra secretaría de Estado”. Por su parte, los senadores justicialistas Carlos Corach, Héctor Maya, Antonio Cafiero y Eduardo Arnold le pidieron al Ejecutivo que informe “sobre la veracidad de las afirmaciones” de Lolavar.
Esta es otra de las causas derivadas del escándalo de los sobornos en el Senado. Los fiscales que investigan ese caso, Eduardo Freiler y Federico Delgado, le solicitaron a la SIDE que envíe una copia del polémico contrato. Ellos también tienen en la mira los fondos de la SIDE y ya pidieron que vuelva a declarar –por cuarta vez– el secretario de finanzas de ese organismo, Juan Gallea. “Acá lo que subyace es el manejo discrecional de los fondos secretos de la SIDE, que evidentemente no se usan sólo para tareas de inteligencia, y eso es más un tema político que judicial”, especuló uno de los investigadores.

 


 

CAMPAÑA CONTRA MEMORIA ACTIVA
La Cancillería desmiente

Por R.K.

La Cancillería desmintió ayer oficialmente que Memoria Activa hubiera planteado algún tipo de reivindicación económica en sus presentaciones ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En todos los casos, lo que hizo la agrupación de familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA es reclamar contra el Estado argentino porque no investigó como correspondía el ataque ni protegió la vida de sus seres queridos. Hace tres semanas, se intentó poner en marcha una campaña contra Memoria Activa acusando a sus miembros de haber planteado en Estados Unidos un reclamo por 50 millones de pesos.
El comunicado emitido ayer está firmado por el Representante Especial para Derechos Humanos, embajador Leandro Depouy, y deja en claro que el contencioso entre Memoria Activa y el Estado se concentra pura y exclusivamente en la violación de los derechos de los familiares de las víctimas y no en cuestiones patrimoniales. “Los peticionarios han recurrido al orden internacional desprendidos de cualquier móvil de índole económico”.
Las relaciones entre Memoria Activa y el actual gobierno han sido más bien tensas, sobre todo porque los familiares no ven avances en la pesquisa ni perciben que la administración De la Rúa haya puesto más énfasis en encontrar a los culpables. Pese a ello, en el terreno internacional, hay diferencias en el tratamiento de la cuestión que hizo el gobierno de Carlos Menem y el actual.
En la campaña contra Memoria Activa no hubo ningún funcionario público ni dirigente político que diera la cara, pero se acusó a Memoria de realizar las presentaciones en Estados Unidos para lograr un rédito económico. Los familiares desmintieron con indignación esa versión -publicada por un matutino porteño–, pero ahora también la Cancillería ratificó que en Estados Unidos el litigio ante la CIDH está relacionado pura y exclusivamente con un tema: si el Estado argentino cumplió o no con su deber de investigar el atentado.

 

 

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