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River dijo adiós al 2000 yéndose de la Mercosur

Javier Saviola quiere la gambeta bajo la lluvia y la marca. River no pudo ganarle al Vasco en Río.

Fueron demasiados rivales para River: el Vasco, la torrencial lluvia carioca, el árbitro Larrionda que no cobró un penal grande como una casa cuando iban 0-0, el 1-4 de la semana pasada, la Copa Intercontinental ganada por Boca, las cargadas irónicas de los hinchas que desbordaban el Sao Januario. Demasiada oposición para un presente sin convicción excesiva y con jaques perpetuos. La derrota 0-1 clasificó al Vasco para la final de la Copa Mercosur contra el Palmeiras.
El patrón de la noche pudo adivinarse cuando a los 3 minutos, apenas iniciado el partido, Saviola se perdió la apertura entrando por izquierda y pateando desviado. La dinámica riverplatense –perderse todos los goles posibles– puesta en evidencia en el partido de ida se mantuvo anoche, y una a una, las situaciones se fueron sucediendo sin grito de gol. Primero fue Angel, que lo tuvo de cabeza y la tiró por arriba del travesaño. Luego fue el turno de Ortega, que remató un tiro libre desde la izquierda al ángulo alto de Helton, que voló y la sacó al corner.
El arquero volvió a convertirse en figura, como en el partido anterior, sugiriendo que quizás hay un cambio en la genética del fútbol vecino, que siempre adoleció de guardametas regulares para abajo (una mutación que estaría dándose a la inversa en el fútbol argentino).
Primero le tapó una media vuelta a Angel, que parado en la boca del área fue más rápido que sus marcadores; el arquero la mandó al corner, e hizo lo mismo un minuto después, con un remate de 40 metros de Berizzo.
No fue lo único que produjo River durante la primera mitad, pese a que la lluvia dificultaba el tránsito de la pelota, y después de la primera hora los pases a ras del suelo se hacían llamativamente lentos a causa del agua. Ortega pateó un tiro libre recto por arriba del travesaño y el mismo Burrito (que anoche fue suspendido provisionalmente por el Tribunal de Disciplina de la AFA, a raíz de su expulsión contra Belgrano) lanzó un remate tras una subida de Coudet que dio en un zaguero y se fue al corner.
Quizás la situación más clara que tuvo River fue a los 42’, cuando Odvan levantó la mano en el área ante un centro de Ortega, y alejó la pelota ante el acecho de Angel: un penal clarito que no vio Larrionda, acaso perjudicado por la densa cortina líquida que era, a esa altura, la tormenta. Para entonces, Vasco sólo había estrellado una pelota en un palo, y Bonano le sacó un mano a mano a Romario. El equipo local jugaba con un ojo en el rival y otro en el reloj, retrasado y al tranquito.
Disponer de 45 minutos para hacerle tres goles al Vasco, cuando el equipo carioca recibió esa cantidad de goles sólo a lo largo de los diez partidos que jugó como local en esta Mercosur, sin perder ninguno, sonaba a más que una utopía. Ni hablar cuando, al minuto de empezado el segundo período, Juninho Paulista recibió, entrando solo al área de River, un pase desde la izquierda y, ante la marca de Yepes, fusiló a Bonano con un tiro esquinado bajo, abriendo el marcador.
River se entregó. Se fue expulsado Coudet por manosearse con Juninho Paulista, y se fue Trotta por pegar a mansalva en un falso alarde de guapeza, que fue el momento más bajo del partido.

 

Gerenciamiento y violencia

Mientras el presidente de San Lorenzo, Fernando Miele, aseguró que el proyecto de gerenciamiento del club fue aprobado por la Asamblea de Representantes por 41 votos a 16, la oposición denunció que no hubo votación, que se cambiaron ilegalmente dos asambleístas y que el anuncio del máximo dirigente fue “un fraude”, según dijo a Página/12, Jorge Aldrey, integrante de la oposición.
La asamblea generó enfrentamientos entre hinchas y la Policía, que primero reprimió con agua, gases lacrimógenos y balas de goma, y luego enfrentó a los hinchas que se oponían al acto a bastonazos en la misma vereda del estadio. Dos hinchas fueron heridos por balas de goma.
Según Miele, los votos del oficialismo bastaron para aprobar el contrato de gerenciamiento con la empresa suiza ISL. Pero, de acuerdo con la oposición, la votación no tuvo lugar. “En la Asamblea no se podían pronunciar dos frases seguidas por los problemas que había afuera –dijo Aldrey a este diario–. Además, sustituyeron a dos asambleístas que no vinieron para no aprobar el proyecto con dos adictos.”

 

 

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