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PROCESARON Y ORDENARON EL ARRESTO DE PINOCHET EN CHILE
Preso con nombre, celda con número

El juez Juan Guzmán Tapia procesó y ordenó el arresto domiciliario del ex dictador chileno por los crímenes de la Caravana de la Muerte. Es la primera vez que la Justicia chilena da un paso de tanta magnitud contra el ex señor de la vida y de la muerte en su país.

El nuevo “título” de Pinochet en la sorprendida prensa de Santiago de Chile.

“Reo.” De general, dictador, ex dictador, senador vitalicio y genocida, ayer el nombre de Augusto Pinochet quedó fijado a este histórico título luego de que el juez chileno Juan Guzmán ordenara su procesamiento y arresto domiciliario. Pinochet era declarado así el “coautor intelectual” de las 75 desapariciones cometidas durante la “Caravana de la Muerte” que siguió a su golpe de Estado en 1973. El aludido no se encontraba en su residencia de Santiago sino en su quinta de Bucalemú, por lo que no se sabe exactamente cuándo se efectivizará la orden de arresto. El gobierno chileno se manifestó francamente sorprendido, como todos, por la decisión del juez, pero el presidente Ricardo Lagos enfatizó desde México que “esto fortalece la democracia y el poder del Estado”. Ayer los comandantes de las fuerzas armadas celebraron una reunión de urgencia, y el jefe de la armada, Jorge Arancibia, advirtió que “esta situación está tensionando a nuestra sociedad a un punto bastante crítico”.
Su alarma respondía en parte a la sorpresa total frente a una decisión completamente inesperada. Luego de que en agosto Pinochet fuera desaforado como senador vitalicio por la Corte Suprema, el caso parecía haberse estancado en una discusión sobre los exámenes médicos. Estos fueron ordenados por el juez Guzmán para decidir si Pinochet estaba en condiciones mentales de someterse a juicio. De hecho, la Corte de Apelaciones de Santiago tenía planeado decidir este lunes el lugar y la fecha en la que se realizarán las pruebas al ex dictador. Se pensaba que Guzmán esperaría hasta que esto estuviese resuelto antes de proceder en la causa. Pero el abogado querellante José Galiano ya había presentado una petición para procesar directamente a Pinochet, argumentando que sólo entonces correspondería realizar los exámenes médicos. Ayer Guzmán, quizá por motivos tácticos (ver nota aparte), aceptó la validez de esa tesis.
Quiso, sin embargo, minimizar el dramatismo. Su decisión fue comunicada al cierre del Palacio de los Tribunales, y no hubo ningún indicio previo sobre lo que se venía. Fue apropiado que el primero en dar la noticia fuera el mismo Galiano, quien comunicó a los periodistas que Pinochet “es coautor intelectual de secuestro calificado seguido de homicidio en la Caravana de la Muerte”. En este operativo, realizado un mes después del derrocamiento del presidente Salvador Allende, se fusiló y desapareció a 75 personas. Poco después del anuncio de Galiano, el procurador Sergio Castro confirmó que “el juez ordenó el arresto domiciliario de Pinochet”.
Nadie estuvo más sorprendido que la defensa del ex dictador. “Pareciera ser un ‘harakiri’ del señor Guzmán, porque no sólo ha transgredido el debido proceso, sino sus propias resoluciones: es una aberración jurídica y me decepciona enormemente que el juez Guzmán se haya sumado a la orgía judicial de quienes quieren ocupar los tribunales para imponer su visión de nuestro pasado histórico”, fustigó el abogado Fernando Barros. Ayer Guzmán no se preocupó demasiado por estos ataques: “Pueden apelar, pueden recurrir de queja, pueden recurrir de amparo. Ellos son abogados y saben muy bien lo que pueden hacer”. En efecto, hoy mismo la defensa de Pinochet presentará un recurso de amparo contra la orden de Guzmán. Si se le da lugar, la orden de arresto que dictó Guzmán quedaría congelada.
Ayer los antipinochetistas no dejaron que esta preocupación empañara su alegría. “Sentencias como ésta elevan el prestigio de los tribunales: a los chilenos no nos falta valor para juzgar a un dictador”, exclamó el abogado querellante Eduardo Contreras. La titular de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Viviana Díaz, afirmó simplemente que la decisión de Guzmán era “excelente, extraordinaria: Lo que queremos es que la Justicia haga lo que no hizo en el pasado”.
El gobierno intentó mantener una actitud neutral, pero no pudo ocultar su satisfacción. “Es una noticia bastante sorpresiva”, admitió el
secretario general de Gobierno, Claudio Huepe “(pero) lo importante es que todos los chilenos somos iguales ante la ley”. Desde México, donde asistió a la toma de mando de Vicente Fox, Ricardo Lagos fue menos ambiguo: “Esto expresa el fortalecimiento de nuestro sistema democrático y latranquilidad con que debemos acostumbrarnos a este tipo de decisiones judiciales”. Dando una muestra personal de esa tranquilidad, Lagos anunció que no acortaría su visita a México por el procesamiento de Pinochet.

 

Claves

A dos semanas de ordenar exámenes médicos neurológicos para Augusto Pinochet, el juez Juan Guzmán dictó un auto de procesamiento provisional contra el ex dictador por los crímenes cometidos en la Caravana de la Muerte, en octubre de 1973. También ordenó su arresto domiciliario.
Se esperaba que Guzmán dictara el procesamiento recién luego de que se conocieran los resultados de los exámenes médicos.
La decisión del juez llegó luego de que la Corte Suprema lo conminara a explicar, “en un plazo de 48 horas”, las razones de la carta que Guzmán escribió a Clara Szczaransky, presidenta del Consejo de Defensa del Estado (CDE, Fiscalía General).
El CDE era parte querellante en el caso Pinochet y su titular estaba acusada por los abogados del ex dictador de “tráfico de influencias”. El juez Guzmán escribió su misiva en apoyo a la gestión de Szczaransky.

 

DETRAS DE LA INESPERADA DECISION DEL JUEZ
Una carta que quizá pudo todo

Por Pablo Rodríguez

Hubo una carta que quizás precipitó la decisión del juez Juan Guzmán Tapia de procesar al ex dictador chileno Augusto Pinochet. Resulta que la derecha política y los abogados de Pinochet vienen cargando las tintas desde hace tiempo contra la presidenta del Consejo de Defensa del Estado, Clara Szczaransky, desde que ella decidiera incluir al organismo, suerte de fiscalía general del Estado, dentro de los querellantes en el proceso a Pinochet. El miércoles, trascendió que el juez Guzmán le envió una carta de apoyo a Szczaransky y los abogados de Pinochet pusieron el grito en el cielo. La Corte Suprema resolvió ayer mismo pedirle las explicaciones del caso “en un plazo de 48 horas”. Quizás Guzmán haya decidido procesar a Pinochet antes de que se inicie algún proceso en su contra con peligro de destitución.
El 7 de marzo, el Consejo de Defensa del Estado (CDE, formado por 12 juristas designado por el presidente de la República) estimó “conveniente a los intereses de la sociedad y el Estado (...) coadyuvar en el establecimiento procesal de la verdad y en la sanción de quienes jurídicamente resulten responsables”. A los dos días, Szczaransky anunciaba que el CDE también iba a apoyar el proceso de desafuero. Desde ese entonces, la defensa de Pinochet carga las tintas contra Szczaransky, a quien acusa de tráfico de influencias, entre otras cosas. “Considero que es deber mío, como juez y como hombre de derecho, solidarizar en estos momentos ingratos con usted”, escribió Guzmán Tapia en su nota a la funcionaria, que trascendió el miércoles.
“Es una especie de harakiri del señor Guzmán Tapia, porque ha transgredido las normas del debido proceso”, advirtió el abogado Fernando Barros, que fue el vocero de Pinochet durante su detención en Londres. “El señor Guzmán se sumó a la orgía jurídica que estamos viendo, por parte de algunas personas que pretenden utilizar ahora los tribunales de justicia para imponer una visión de nuestro pasado histórico”, siguió Barros. “La defensa va a hacer una presentación la próxima semana a la Corte Suprema, donde va a enumerar las extraordinariamente graves faltas que ha cometido el señor Guzmán en la sustentación de este juicio”, anunció el abogado Pablo Rodríguez Grez, del equipo jurídico de Pinochet.
El juez Guzmán deberá comparecer ante la Corte Suprema entre el lunes y el martes próximo para explicar el contenido de la carta a la presidenta del CDE. Además de la carta, los abogados de Pinochet argumentarán que Guzmán debería haber esperado hasta los resultados del examen médico para dictar el auto de procesamiento. Así las cosas, es posible que el juez Guzmán haya abierto el paraguas antes de que llueva. En ese caso, habrá quedado clara su voluntad de juzgar a Pinochet.

 


 

JUAN BUSTOS, POLITICO SOCIALISTA Y ABOGADO
“Fue lo que había que hacer”

Por P.R.

Juan Bustos es diputado por el Partido Socialista chileno y además es abogado penalista. Página/12 lo entrevistó en su doble condición de político y especialista legal.
–El juez Guzmán dictó el procesamiento de Pinochet a poco tiempo de haber ordenado exámenes médicos para él y sin esperar el resultado de éstos. ¿Guzmán siguió el procedimiento correcto, legalmente hablando?
–Sí, por supuesto. El juez no tiene ninguna obligación de esperar los resultados de un examen médico para cambiar la condición de quien está sometido a juicio de imputado a procesado, como ocurrió con Pinochet. Lo que hizo el juez Guzmán es dictar un auto de procesamiento contra Pinochet por las pruebas que dispone sobre su relación con los crímenes por el que se lo juzga. Una cosa son las pruebas y otra cosa es la salud del procesado. Por otro lado, este auto de procesamiento es provisorio.
–¿Qué es lo que ocurre de aquí en más?
–Bueno, la defensa de Pinochet puede presentar varios recursos. Primero, puede apelar la decisión del juez Guzmán. También puede presentar un recurso de amparo.
–¿Lo sorprendió la decisión del juez Guzmán? Según diversas reacciones de políticos y analistas, no parecía un escenario probable.
–A mí no me sorprende para nada. Es más, hasta es deseable, desde el punto de vista procesal, que el auto de procesamiento llegue antes de que se resuelva algo sobre la salud del detenido, porque reafirma que la posibilidad de inculpar a alguien no depende para nada de su estado de salud. Que este estado de salud lo exima de un juicio, es otra cosa. Si en verdad Pinochet está loco o no, ninguna de las opciones debe significar la detención del proceso.
–O sea que para usted la decisión de Guzmán era previsible.
–En todo caso, es oportuna. Viene a reafirmar que en Chile no hay ninguna persona privilegiada. Pinochet puede haber sido el dueño del país durante 17 años, pero eso no lo convierte en intocable para la Justicia chilena.
–¿Qué va a ocurrir de aquí en más?
–Bueno, vendrán los recursos de la defensa, luego vendrán los alegatos y más tarde los resultados de los exámenes médicos.
–O sea, un largo camino.
–No tanto. Creo que en enero ya podemos tener un auto de procesamiento definitivo. Y eso será antes de que se conozcan los resultados de los exámenes médicos.
–El juez Guzmán envió hace poco una carta a Clara Szczaransky, titular del Consejo General del Estado, para apoyarla por las presiones de la derecha para destituirla por su condición de querellante en el caso Pinochet. ¿Puede ser que las presiones hayan caído sobre el propio juez por lo que hizo y haya decidido, entonces, una fuga hacia adelante?
–No. Lo del juez Guzmán fue una carta de cortesía y la Corte Suprema ya le pidió informes sobre el asunto. Pero el auto de procesamiento de Pinochet es algo que estaba presupuestado tanto para Guzmán como para la Corte Suprema. Esta decisión no dependió del episodio de la carta a Szczaransky.
–¿Puede haber alguna reacción política de la derecha por esta decisión?
–No, en absoluto.

 

 

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