Por Claudio Scaletta
Es el jefe de prensa
de la campaña de Domingo Cavallo para que sea ministro de Economía,
lanzó José Luis Machinea, ocupante del supuestamente codiciado
cargo, refiriéndose al periodista Mariano Grondona. La publicidad
gráfica de su programa del pasado jueves se encabezaba con la frase
Hicimos todo lo que nos pidieron pero siguen hablando como si no
hubiésemos hecho nada, atribuida al ministro. Enseguida,
se invitaba al televidente a participar con su televoto. ¿Quién
debería ser ministro de Economía preguntaba,
Machinea, Cavallo o López Murphy?. La propuesta enojó
al actual ministro, quien en el programa de Marcelo Longobardi, que se
emite por el canal estatal una hora antes que el de Grondona, le imputó
a éste estar trabajando para Cavallo. Consultado por Página/12,
Grondona se mostró condescendiente. No quiero ofenderme,
dijo. Machinea es una buena persona. Creo que todo se debe al clima
anímico por el que atraviesa el ministro, reflexionó.
Lo de Grondona es una cosa extraordinaria, consideró
Machinea. Ha funcionado como jefe de prensa en la campaña
presidencial de Cavallo, funcionó como jefe de prensa en su campaña
por la ciudad de Buenos Aires, y ahora es jefe de prensa para que sea
ministro de Economía, agregó. Me parece fantástico
que lo sea, pero sería bueno que lo diga. Cada uno tiene sus amores,
pero sería bueno decirlo para que todos nos enteremos, concluyó.
Sobre estas afirmaciones del ministro, Grondona se mostró comprensivo.
Si yo no supiera el difícil momento que vive, tendría
motivos para ofenderme gravemente. ¿Qué quiere decir que
soy un jefe de prensa? ¿Qué tengo un contrato, que recibo
dinero? No quiero ofenderme, siempre tuve un gran respeto por Machinea.
¿A qué atribuye la reacción del ministro? preguntó
este diario.
Creo, ante todo, que se produjo en el marco de un clima anímico
de alta intensidad y fue un desahogo ante una pregunta circunstancial.
El equipo económico está haciendo un gran esfuerzo y, bueno,
las cosas no le salen. Desde mi lugar de periodista con muchos años
de profesión puedo comprender la situación, no es la primera
vez que estoy frente a funcionarios en problemas. Quiero suponer que esto
es lo que ha pasado.
El resultado del televoto, que Machinea no conocía al momento de
sus declaraciones, fue contundente. Cavallo recibió el apoyo del
70 por ciento los llamados, Machinea el 21 y López Murphy sólo
el 9. Grondona dijo que la selección de los candidatos fue porque
son los que están en danza. Son los que surgen de la opinión
de la gente y de los empresarios con los que hablo. El dato que
sí conocía Machinea y que debe haber influido en su ánimo
eran los avances publicitarios de Hora Clave. Esta será
la tercera Navidad que los argentinos pasarán con recesión,
sostenía el conductor. ¿El 2001 será la odisea
argentina o el año de la recuperación?, se preguntaba.
¿Por qué cree que a pesar de que el ministro realizó
muchas de las reformas que demandaba el poder económico la situación
no mejora?
Hay un problema de liderazgo. El Presidente y el ministro de Economía
deben funcionar en tándem. Machinea no tiene el mismo apoyo del
presidente que Cavallo tenía de Menem. Pero el caso es que a De
la Rúa no lo podemos cambiar, al ministro sí.
En la transmisión del jueves, Grondona interpretó que, de
acuerdo al resultado del televoto, por imagen pública López
Murphy no es un enemigo político. Lo de Cavallo es distinto, consideró
el conductor. La gente está asustada, Cavallo es la gran
inyección, es algo que va a doler pero que la gente cree que la
va a sanar, interpretó.
¿Qué posibilidades ve de que Cavallo ingrese al gabinete?
Creo que el problema actual es cómo renovar el crecimiento.
Esta es la condición previa para todo lo demás: para el
empleo, para tener más fondos para gastos sociales. Machinea, a
pesar de su esfuerzo, no logró elobjetivo del crecimiento. Lo lógico
sería que el presidente empiece por López Murphy. De la
Rúa no puede ser arrastrado por el fracaso de la economía.
Me parece que por ahora no hay posibilidades de que el elegido sea Cavallo.
Esto supondría un gran costo político para el presidente,
sobre todo al interior de sus filas.
¿Usted por quién se hubiera decidido en el televoto?
Yo soy periodista. No corresponde que utilice mi influencia para
favorecer a uno u otro candidato. Sería ilegítimo. Eso no
quiere decir que no tenga mi corazoncito, pero lo reservo para el ámbito
privado.
OPINION
Por Martin Granovsky
|
¿Hay una Operación
Cavallo Salvador?
José Luis Machinea se enojó con Mariano Grondona
a falta de otros blancos con nombre y apellido: el nombre de Domingo
Cavallo como posible reemplazante del ministro de Economía
volvió a circular ayer en medios empresarios. La conmoción
fue sorda, y estuvo restringida a un grupo de funcionarios del Gobierno,
dirigentes del Frepaso y operadores económicos. Pero el dato
es que regresó después de un mes y medio de quietud
solo aparente. Y que estuvo acompañado de una especulación
más increíble aún: que Carlos Chacho
Alvarez volvería al Gobierno, quizás como jefe de
Gabinete.
¿El Presidente quiere a Cavallo en el Ministerio? ¿Se
lo imponen los mercados? Si es así, ¿imagina a Daniel
Marx en el Banco Central? Y Chacho, ¿votará por Cavallo
y por su propio regreso?
Anoche, después de consultas con varios protagonistas de
primer nivel, podía llegarse a una triple conclusión:
Varios empresarios han
vuelto a la carga para imponer al ex ministro de Carlos Menem como
superministro de Fernando de la Rúa.
De la Rúa no adoptó
ninguna decisión y, al menos hasta ahora, sigue apoyando
la continuidad de José Luis Machinea.
Alvarez no quiere tomar
la iniciativa por Cavallo, y menos por una vuelta suya que, según
sus allegados, ni siquiera baraja.
Igual que ahora, cuando estuvo en discusión hace un mes y
medio la ofensiva Cavallo Salvador también era impulsada
por grandes empresarios sensibles, al mismo tiempo, al ingreso de
capitales externos y a la reactivación en la Argentina.
Todavía estaba en circulación Fernando de Santibañes
como padrino de la operación dentro del Gobierno y como principal
consejero del Presidente. Ahora De Santibañes no figura más
en la planta permanente del Ejecutivo, pero nadie puede asegurar
que no haya pasado a planta transitoria como free lance.
Aquella vez, al menos según confiaban empresarios de primer
nivel con pedido de mantener su identidad en reserva, Cavallo dijo
que estaba dispuesto a integrarse al gobierno aliancista con dos
condiciones.
La primera, que Alvarez volviera al Gobierno, en principio como
jefe de Gabinete o vicepresidente nuevamente electo por el voto
popular. El retorno de Alvarez tendría, en ese caso, varios
efectos a la vez:
Fortalecería al
Gobierno.
Ensancharía la
base política de Cavallo Salvador.
Compensaría la
relación de Cavallo con el radicalismo, tradicionalmente
mala sobre todo en el caso de los alfonsinistas y del propio Raúl
Alfonsín.
Pondría a Cavallo
como la locomotora no solo económica sino también
política de una eventual recuperación de la economía
argentina.
La segunda condición, siempre según los empresarios,
era que el Gobierno se empeñara activamente en desmontar
la demanda contra Cavallo entablada por el ministro de la Corte
Suprema Augusto Belluscio. La querella nació en 1993, cuando
antes de las elecciones legislativas Cavallo acusó a Belluscio
y a otro ministro, Enrique Petracchi, de corruptos y
de haber imaginado una estrategia electoral para perjudicar al menemismo.
Página/12 pudo comprobar que la serie de querellas contra
él, que fueron activadas en la época en que emprendió
la guerra santa contra Alfredo Yabrán, preocupa al ex ministro.
Mientras garantizaba en público la continuidad de José
Luis Machinea, De la Rúa no obstruía en privado ninguna
operación para acercar a Cavallo. Nunca dejó de ser
una carta guardada en la manga del Presidente.
De la Rúa temía, eso sí, que se le hiciera
ingobernable el Congreso.
Una parte de su miedo apuntaba a que se descontrolaran los diputados
radicales.
La otra parte era el pánico frente a un posible estallido
del sub-bloque de diputados del Frepaso. Una porción suele
desgajarse por temas. La integran los legisladores de extracción
sindical y los socialistasdirigidos por Alfredo Bravo. El temor
era que el desgajamiento se hiciera permanente y que arrastrara
a más diputados, hasta ahora disciplinados con la conducción
del bloque.
Hace un mes y medio Alvarez no quiso tomar ninguna decisión.
¿Por qué debería haberlo hecho, si el
Presidente no arrancaba poniendo la cara? se preguntaba ayer
un empresario recordando aquel momento.
Anoche, este diario consultó a importantes dirigentes del
Frepaso.
Dijeron que ni siquiera estaban analizando la vuelta de Cavallo.
Tampoco el regreso de Chacho al Gobierno.
¿Alvarez mantuvo algún contacto con Cavallo?
preguntó Página/12.
Ninguno fue la respuesta. Y no quiere hacerlo
para no generar falsas interpretaciones.
Chacho y Cavallo tienen buena relación desde cuando los dos
apuntaron contra Yabrán una forma combinada, en realidad,
de atacar a Menem por interpósita persona pero hasta
ahora son asimétricos. El segundo quiere empujar al primero
hacia el Gobierno. Hacia un puesto concreto, o al menos en el sentido
de un endoso de Cavallo ministro. El primero está remolón,
y además no hace ningún gesto para arrastrar al segundo.
Las cosas, claro, podrían cambiar si se dieran dos condiciones.
Una, que la presión de los operadores financieros y los grupos
económicos poderosos se haga intolerable.
Otra, que la crisis se profundice, o por la presión del punto
anterior o por el empeoramiento de la realidad misma.
No es lo mismo tomar decisiones abruptas cuando parece que el margen
es amplio y permite opciones, que cuando la percepción de
la crisis es tan profunda que una solución drástica
puede ser bien recibida por la gente, incluidos muchos votantes
de la Alianza hoy desesperados por la recesión. En ese caso,
hasta la Operación Cavallo Salvador podría funcionar.
Y si alguien le recrimina su apoyo, Chacho podría preguntar,
como Alberto Olmedo: ¿Eu?
|
|