Damián tiene 11 años,
una cintita roja en el guardapolvo blanco y siete envases de cartón
de jugo de frutas haciendo equilibrio entre sus manos. Está de
pie sobre el césped de la Plaza de la República, en el Obelisco.
Lo rodea una decena de chicos y chicas, también vestidos de blanco,
con cintitas rojas en su pecho y cantidades suculentas de cartones frutales.
Los guardapolvos los tienen porque son escolares. Las cintitas, porque
es el Día Internacional de Lucha contra el Sida. Los cartones de
jugos, una diversión por la que optaron Damián y sus compañeros:
formar una y otra vez la fila, frente a una de las dos casillas donde
se reparten jugos gratuitamente. En realidad, el motivo que congregó
a los cerca de 700 escolares, durante la mañana de ayer, no fue
juntar jugos frutales sino escuchar a 220 adolescentes y niños
del Coro Kennedy, cantando en el Obelisco. Fue el primer jalón.
Ayer, la ciudad estuvo cubierta de actos en torno al sida: reparto de
preservativos, árboles con cintas rojas, muestra de mantas de familiares
de fallecidos por el virus, misas, plegarias y rock and roll.
A las 11, la Plaza de la República era lo más parecido a
un patio escolar en hora de recreo. Los docentes apenas si daban abasto
para mantener en orden el bullicio. En el centro de la media plaza que
da hacia el lado sur, los integrantes del Coro Kennedy daban la nota organizativa,
puntillosamente formados y vestidos de pantalón negro y chaleco
mitad negro, mitad colorinche. Sobre Diagonal Norte, entre Lavalle y Cerrito,
sonidistas y plomos preparaban los últimos detalles del escenario,
donde por la noche cantarían Los Caballeros de la Quema y el sugestivo
grupo Virus, en el cierre de la jornada organizada por el Gobierno de
la Ciudad.
Quince minutos después, la llegada de Aníbal Ibarra y Cecilia
Felgueras, jefe y vice del Gobierno porteño, puso orden en la plaza
y dio la puntada formal de iniciación del acto. Ambos llegaban
de una recorrida por el Hospital Muñiz, donde visitaron a los enfermos
de sida. A la orden del director del coro, Raúl Fritzsche, los
chicos de negro y colorinche comenzaron a entonar la letra de Una
canción de amor, de Alejandro Lerner, y El día
después, himno internacional contra el sida. El acto duró
no más de diez minutos y tuvo su segunda función media hora
después.
La ciudad ya había amanecido con cintas rojas colocadas por la
Dirección Nacional de Juventud en la Casa Rosada, el Ministerio
de Salud, el Canal 7 y otros edificios públicos, además
de algunas iglesias.
Tome, don le dijo una de las voluntarias de la Dirección
General de Juventud porteña a un taxista que pasaba por 9 de Julio
y Moreno, y le extendió un volante y un preservativo. La joven
formaba parte del grupo que efectivizaba el operativo Prendete, organizado
por las secretarías de Medio Ambiente y de Promoción Social,
y las direcciones de Juventud y Auxiliares Vecinales: a partir de las
16, a lo largo de la 9 de Julio, desde San Juan y hasta Libertador, jóvenes
voluntarios fueron rodeando los árboles con una cinta roja, como
modo de adhesión a la campaña contra el sida. La idea inicial
fue invitar a la gente a que se sumara atando cintas, pero no cuajó.
No se sabe si por el calor, el desinterés, o el apuro de los microcentristas.
Pero las miradas se detenían cuando se entregaba el adminículo
de látex.
¿Y esto para qué es? preguntó el taxista,
asombrado por la oferta.
Hoy es el Día Mundial de Lucha... empezó a explicar
la voluntaria.
Ahhh... consideró el chofer, mientras ocultaba rápidamente
el presente en uno de sus bolsillos.
Los grupos avanzaron desde cada uno de los extremos de la avenida, hasta
coincidir en el Obelisco. Al llegar a ese punto, habían desenrollado
más de un kilómetro y medio de cintas. Comenzó entonces
la entrega masiva de preservativos, que se transformó casi en un
acto masivo: fueron 7 mil unidades que se esfumaron de sus manos. No faltó,
de parte del público, algún susurro proponiendo instancias
prácticas ulteriores.
Entretanto, a las 14, en otro sector de la ciudad Plaza Las Heras,
sobre Las Heras y Coronel Díaz, comenzaban a desplegarse
las mantas delProyecto Nombres Argentina Mantas Conmemorativas, organizado
por Fundeso (Fundación por los Detenidos Sociales) y Soldar (Solidaridad
entre Argentinos). Desde hace 10 años, los nombres de los fallecidos
víctimas del sida son desplegados en mantas confeccionadas por
sus familiares. En esas mantas figuran sus nombres. Acá no
hacemos discursos. Hablan los 600 nombres. Ellos son los protagonistas,
dijo Patricia Pérez, de Fundeso, a Página/12. Queremos
conectar a la gente que hizo las mantas con cualquiera que se acerque.
Cerca de ella, junto a una de las mantas tendidas sobre el césped,
una joven conversa con una mujer que parece interesada. Las dos mujeres
se ponen a conversar.
Mi hijo es un adicto le dice la recién llegada.
Nunca le dije nada de cómo cuidarse.
Y la joven comenzó entonces a explicarle procedimientos preventivos.
Nosotros no pedimos demasiado, agregó Pérez.
Estamos tomando medicamentos, pero desconocemos qué van a
producir en nuestro cuerpo dentro de diez años. Lo básico
que estamos pidiendo es saber si los medicamentos son lo mejor que podemos
tomar en este momento.
A las 18.30 comenzó la lectura de los 600 nombres. Después,
sin discursos, se fueron plegando las mantas. A esa hora, sobre el Obelisco
comenzaba la concentración para la velada de rock nocturno y cierre
del primer día de campaña: Los Caballeros de la Quema y
el grupo Virus. Hoy continuará con sueltas de preservativos y la
inauguración de la primera máquina expendedora gratuita
de los imprescindibles adminículos de látex.
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