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TIENE MEDIA SANCION UN PROYECTO DE EDUCACION SEXUAL EN LOS COLEGIOS
La sexualidad, más cerca de la escuela

La Cámara de Diputados aprobó un proyecto que introduce como materia obligatoria en todos los niveles la formación sobre sexualidad y reproducción humana. El tema había quedado afuera de la Ley Federal de Educación.

La ley introduce los aspectos biológicos, psicológicos, éticos y sociales de la reproducción humana.

Por Alejandra Dandan

Las escuelas deberán prepararse para hablar de sexo en serio. La Cámara baja otorgó, en el apuro del cierre de las sesiones ordinarias, media sanción para la ley que obliga a escuelas públicas y privadas a incluir como materia obligatoria la información y formación sobre sexualidad y reproducción humana. Formalmente, la norma promueve en escuelas básicas, medias y terciarias la inclusión de una disciplina que había sido desplazada del proyecto que derivó en la Ley Federal de Educación. La ley apunta, centralmente, a equiparar la falta de acceso a la información por parte de los sectores más marginados y garantizar esa función desde el Estado.
“Existieron presiones de los sectores más conservadores para evitar que el Estado se pronunciara para legislar en esa materia”, explica la diputada Adriana Puiggrós sobre el agujero que dejó la Ley Federal en este campo cuando fue sancionada. Para los legisladores, esa ausencia que ahora busca corregirse implicaba un problema gravísimo de fondo: “Se había cercenado la obligación y responsabilidad pública –insiste Puiggrós– sobre lo privado”. Y esa falta perjudicó en particular a los sectores más marginados porque son las escuelas privadas, incluso las confesionales, las únicas que tienen desarrollados estos aspectos, explicó. En la vida de los “colegios públicos, la educación sexual llega en forma azarosa, normalmente son módulos incluidos en alguna materias donde las docentes están poco capacitadas”, explicó Cristina Zuccardi, una de las autoras del proyecto.
Sobre esta base se incorpora ahora la ley votada en Diputados que deberá todavía aprobarse en el Senado. La ley obliga a incorporar en los contenidos curriculares básicos comunes, información y formación relativa a los aspectos biológicos, psicológicos, éticos y sociales de la sexualidad y reproducción humana. Esos contenidos deberán dictarse en forma sistemática y continua, con un mínimo de una hora-aula quincenal, desde el tercer ciclo de la EGB (es decir, a partir de séptimo año), aunque la ley plantea una excepción: los chicos no deberán participar en la clase si hay expresa oposición de los padres o responsables legales.
La salvedad quedó incorporada a pedido del PJ. De acuerdo con José Manuel Corchuelo Blasco, del PJ, las escuelas deberían poner a disposición de los padres el programa, materiales y nombres de los docentes que estarán a cargo del curso. “Y si lo deciden pueden negarse a que sus hijos participen”, explicó el diputado. Estas aclaraciones no fueron sumadas a la ley aunque sí la cláusula que garantiza tal facultad. Para Cristina Zuccardi, que estuvo en contra de ese principio durante las discusiones, era necesario privilegiar la elección de los adolescentes. “Para nosotros era importante respetar el discernimiento de los chicos –precisa– porque tiene que ver con su mismo proceso de evolución.” El resultado finalmente consensuado obliga a los establecimientos a generar una oferta que también pueden rechazar los padres.
Para conseguir la aprobación, una vez zanjado ese tema, existieron consultas con representantes de la Iglesia Católica. “El tema a esta altura no es más tabú –aclaran desde el despacho de Zuccardi– y con ellos simplemente terminaron negociándose algunos aspectos.” Esos aspectos fueron cuestiones semánticas: “Pidieron que pongamos Educación sexual como expresión general y amplia que evita precisar otras cuestiones”.
Las clases serán coordinadas por equipos interdisciplinarios de profesionales y docentes capacitados en las distintas disciplinas. Los chicos deberán empezar con estos cursos a partir del tercer ciclo de la Educación General Básica. A partir de allí será obligatoria también en los niveles polimodal, superior de grado no universitario, especial de adultos y de formación o perfeccionamiento docente. El alcance es nacional, provincial y municipal aunque para que la ley entre en vigencia –una vez sancionada por el Senado– deberá contar con la aprobación de las legislaturas provinciales. Entre los antecedentes del dictamen final existe un proyecto de Cristina Fernández Kirchner, para quien la sanción de esta norma tiene un trasfondo claro: “Está destinado a prevenir conductas de alto riesgo como sexualidad, enfermedades de trasmisión sexual, sida, droga y violencia incorporándola como materia curricular al plan actual de educación”.

 


 

QUEDO POSTERGADO DE NUEVO EL PROYECTO DE PROCREACION RESPONSABLE
Con la Iglesia haciendo lobby en contra

Por Mariana Carbajal

El bloque justicialista le bajó el pulgar a la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable en la última sesión ordinaria de la Cámara de Diputados. El intenso lobby que ejercieron en las últimas semanas emisarios de la Conferencia Episcopal Argentina sobre los legisladores dio sus frutos poco antes de la medianoche del jueves y el tratamiento del proyecto que permitirá el acceso a la anticoncepción a toda la población, incluidos los adolescentes, quedó una vez más postergado. La actitud del justicialismo desató la ira de las legisladoras de la Alianza. Muchas de ellas rompieron en llanto ante la impotencia por no poder –a pesar de ser mayoría y ser oficialismo– votar una iniciativa que beneficiará a las mujeres más pobres. La voz cantante de la Iglesia Católica estuvo encarnada en los peronistas Jorge Busti (Entre Ríos), Jorge Obeid (Santa Fe), Guillermo De Sanctis (San Juan) y María Drisaldi (Santa Cruz), quienes cuestionaron el dictamen acordado por unanimidad entre las fuerzas mayoritarias en tres comisiones y desataron un debate interno dentro de la bancada, que derivó en un virtual cajoneo del proyecto.
Hace dos semanas, Estanislao Karlic, presidente de la Conferencia Episcopal, envió al sacerdote Roselli a entrevistarse con integrantes de la comisión de Salud, para explicitar las objeciones de la cúpula eclesiástica sobre el proyecto. Del encuentro quisieron participar otros legisladores, entre ellos, Busti, quien en los últimos días mantuvo un contacto asiduo con emisarios de la jerarquía católica, del mismo modo que De Sanctis, Drisaldi y Obeid. Aunque, en principio, una mayoría del PJ apoyaba la ley, el bloque no quiso llevar las disidencias planteadas por estos cuatro diputados al recinto y se impuso la posición más conservadora. La Iglesia rechaza que los adolescentes puedan acceder a información sobre anticoncepción y a los métodos en los hospitales públicos sin autorización expresa de sus padres, pretende que se excluya el DIU entre los contraceptivos que se entreguen y que se incluya la objeción de conciencia para los profesionales.
El proyecto tenía preferencia para ser puesto a consideración en la última jornada del período ordinario que expiró a las 24 del jueves. Pero debido a que la discusión del presupuesto 2001 recién finalizó minutos después de 23.30 de ese día, quedó menos de media hora de sesión. Los presidentes de bloque acordaron que sólo tratarían los temas que no tenían observaciones, porque no había tiempo para debates. Y aunque en la práctica la ley de Salud Reproductiva no presentaba disidencias, el PJ presionó para que se eliminara del temario.
Cuando comenzó la sesión, alrededor de las 23.45, el frepasista Federico Soñez pidió que se incluyera en el listado. Para ello había que apartarse del reglamento, para lo cual se necesitaban dos tercios de los votos. Aunque también existían algunos detractores del proyecto dentro de la Alianza, el oficialismo apoyó la moción por amplia mayoría, pero no ganó. El justicialismo y algunos legisladores de Acción por la República votaron en contra. Faltaban apenas unos minutos para la medianoche. Con una bronca indisimulable, las mujeres de la Alianza fueron poniéndose de pie. Cristina Guevara, presidenta de la comisión de Salud, pidió la palabra y, a los gritos, cuestionó en duros términos la actitud del PJ por trabar una vez más una ley que beneficiará a las mujeres más pobres, al permitirles acceder a métodos anticonceptivos en forma gratuita y así decidir cuándo y cuántos hijos tener. Hace tres años, un proyecto similar que tenía media sanción murió en el Senado, cajoneado por el justicialismo.
El proyecto podría tratarse en el período de sesiones extraordinarias, que comenzó ayer, si De la Rúa lo incluye en el listado de temas a debatir. Sin embargo, los propios legisladores de la Alianza descartan esa posibilidad.

 

Como llevar el proyecto a la práctica

Por Virginia Martínez Verdier *.
“Formar desde el jardín”

“Considero que como iniciativa es importante que se esté tratando este tema. Debería corregirse el hecho de que se aplique desde el tercer ciclo, ya que los chicos tienen inquietudes sobre su sexualidad desde mucho antes. Lo ideal sería un proyecto que se pueda implementar desde el jardín de infantes, obviamente con especificidades propias de cada etapa. El ‘mapa del amor’, que es el que define los afectos y las relaciones del ser humano, se configura durante los primeros ocho años de vida, por eso es fundamental que los chicos puedan evacuar todas sus curiosidades. Lo que es básico para el éxito del proyecto es que todos participen del proceso educativo, en especial los docentes y los padres, porque son quienes van a informar, y deben hacerlo sin miedos, sin prejuicios y sin vergüenza. En cuanto a la puesta en funcionamiento, se necesita de respaldo económico, pero sobre todo de decisiones políticas: hay que convencer a la comunidad de la importancia de la educación sexual, que determina la forma en que una persona se para frente a sus afectos y frente a la vida”.

* Psicóloga. Sexóloga. Miembro de la Asociación de Psicología de Buenos Aires.


Por Mariano Narodowski *.
“El plan, en cada escuela”

“En principio me parece adecuado que el Estado se preocupe por la educación en general y la educación sexual en particular, porque la falta de información tiene consecuencias de todo tipo: desde embarazos no deseados hasta enfermedades de transmisión sexual. Lo que puede desembocar en la ineficacia de la ley es que las medidas de aplicación sean tan estrictas, porque generan demasiadas mediaciones. Lo ideal sería que los diputados tracen los lineamientos generales y que los planes sean elaborados por la comunidad educativa en general. Cuando las leyes son tan específicas, no se adecuan a la heterogeneidad del país. La clave sería que cada escuela, según sus propias realidades, elabore el plan que le resulte más eficaz para enseñar educación sexual y que el Estado adopte una función de apoyo y de control de aplicación. Porque con esta ley, si los papás de toda una escuela deciden que sus hijos no reciban educación sexual, no la van a recibir... ¿no sería más adecuado que en conjunto decidan cómo educar a sus hijos sobre el tema?”

* Doctor en Pedagogía, investigador de la Universidad de Quilmes.

 

 

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