El primer tiempo fue de ida
y vuelta. Desde un principio, Racing y Colón se mandaron con todo,
hacia el arco rival, hacia las piernas rivales, hacia cada pelota en disputa.
Así, como suele suceder, el partido fue desprolijo, apresuradamente
disputado y con más roces que jugadas fluidas. En medio del vértigo,
Colón sacó ventaja en una jugada confusa por el trámite
y la resolución. Tras la salida apurada de Sessa, que devolvió
la pelota fuera de la zona peligrosa, un nuevo cabezazo la devolvió
al área chica y allí Medero, que volvía hacia adentro,
cabeceó por encima de Sessa que regresaba tarde al arco...
y convirtió. En fin... Pareció clarísimo offside
del zaguero de Colón pues sólo había un jugador (que
no era Sessa) entre él y la línea de gol. Pero Sequeira
convalidó.
Racing atacó mucho y pudo convertir por Chatruc, que se lo perdió
solo; pero también Gorostidi regaló una oportunidad clarísima
y así siguieron yendo y viniendo hasta el final, que llegó
inmediatamente después de la discutible expulsión de Chatruc.
Así Racing se fue uno abajo en goles y uno menos en jugadores.
El segundo tuvo un desarrollo a lo Racing: cuando pudo empatar
de salida, pero a Ubeda le atajaron un penal y todo siguió igual.
Después, la historia conocida del ataque desaforado y la exposición
a la contra. Porque Racing, con cambios y todo, sólo llegó
con zapatazos de lejos. Pese a que Sequeira siguió confundiéndose
y expulsó a Biaggio, y que Gorostidi terminó todas mal,
Colón llegó sobre la media hora otra vez al gol y otra vez
fue Medero, increíblemente solo (¡en un corner!) quien la
puso adentro. Al final, cuando todo era regalo, el mejor de la cancha,
Castagno Suárez la empezó y la terminó en la red.
Tres goles, tres de cabeza, y el broche final con el toque de Morales
Santos, sutil, cuando nadie marcaba. Cuatro. Sin comentarios.
El
escrutinio de Miele
Luego de la escandalosa asamblea
del jueves, la minoría de la Comisión Directiva de San Lorenzo
solicitó ayer oficialmente a la Inspección General de Justicia
la impugnación del acto en que el presidente Fernando Miele logró
la aprobación del gerenciamiento del club con la empresa ISL. El
argumento que esgrimen los dirigentes es que Miele decidió cambiar
a dos asambleístas para lograr los 41 votos necesarios para aceptar
el contrato, y además hay una versión que indica que los
oficiales de Justicia ni siquiera pudieron certificar el resultado que
pregonó Miele. Mientras tanto, la diputada Vilma Ripoll, integrante
de la Comisión de Deportes de la Legislatura porteña, repudió
mediante un comunicado la represión policial contra los hinchas
que reclamaban contra el gerenciamiento en la noche del jueves. Para Ripoll,
reprimen a las hinchadas para privatizar el club.
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