Por F.M.
El curioso elogio que el presidente
de Boca, Mauricio Macri, brindó ayer a Román Riquelme a
raíz de su actuación frente al Real Madrid en Tokio -Es
el Beethoven del fútbol, dijo el empresario pone de
manifiesto la cara oscura de la relación del jugador con la dirigencia,
cada vez más distante, producto de las diferencias económicas
que surgieron cuando el volante exigió un aumento considerable
de su prima y, luego de varios tira y afloje, decidió desechar
la oferta de ser el mejor pago del plantel y se abandonó a seguir
cobrando el monto del contrato tipo que firman todos los juveniles, pese
a ser, sin dudas, la máxima estrella del equipo. Según pudo
averiguar Página/12, esta actitud sembró incertidumbre entre
los integrantes del cuerpo técnico sobre el futuro del jugador
en el club.
Riquelme es el Beethoven del fútbol, con un estilo muy propio
y algo de mal humor. No habla demasiado y menos conmigo, ya que está
enojado, afirmó ayer Macri, todavía eufórico
por el triunfo Intercontinental. El dirigente, quien se declaró
gran admirador del enganche, manifestó su deseo de tener una mejor
relación con él, aunque recalcó que su deber es defender
los intereses del club y, por tanto, no se puede permitir ser concesivo.
El se adaptó rápido al vértigo de la popularidad
que te da Boca, encontró un entrenador como Bianchi que lo hizo
crecer, tuvo una hija y formó una familia, algo que le dio personalidad
e identidad propia. Lógicamente, me gustaría tener una relación
mejor con él, pero lo importante es que cumple perfectamente con
el club, más allá de que estamos distanciados, agregó
Macri.
El distanciamiento al que hace referencia el presidente surgió
hace unos meses cuando Riquelme y su representante, el empresario Marcos
Franchi, tras varios intentos por ponerse de acuerdo sobre las cifras
que el jugador exigía para continuar en Boca, decidieron cortar
el diálogo con la dirigencia boquense y alargar por un año
más su contrato con el club, que ahora vence en julio del 2001.
Así quedaron las cosas.
La situación es muy rara, porque después de tantas
negociaciones Román decidió no aceptar lo que le ofrecía
el club y no pedir nada más. Esa actitud es desconcertante. Si
no se ponen de acuerdo, va a ser difícil que se quede en Boca,
le dijo a este cronista un integrante del cuerpo técnico.
Está claro que el monto de la prima al que se resignó Riquelme,
unos 200 mil dólares anuales, menos de la mitad de la prima de
Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, y hasta de Cristian
Traverso, no está a la altura de la jerarquía del volante,
pretendido en su momento por varios clubes europeos Barcelona, Parma,
Ajax, Inter, Real Madrid, entre otros-, para los cuales esta cifra es
algo más que irrisoria.
Con su elogio, Macri, quizás esté intentado acercarse a
Riquelme, el Beethoven del fútbol, para evitar perderlo.
Al volante le lloverán ofertas europeas, aunque siempre dijo que
él quiere quedarse en Boca. Por eso, ambas partes se deben nuevos
diálogos. Eso sí, esta vez las charlas no tendrán
que ser entre sordos.
OPINION
Por Diego Bonadeo
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Ni Macri ni Miele
juegan
Empilcharse con ropas ajenas no es demasiado nuevo, pero debe
admitirse que la cultura light de estos tiempos ha exacerbado esta
práctica. Casi simultáneamente con el diploma de república
bananera que Estados Unidos de América obtenía con
el recuento de votos y mientras Japón otro de los puntales
de los supuestos representantes del Primer Mundo se ganaba
el suyo prohibiéndole la entrada a Maradona, pero permitiendo
que los hinchas caracterizados de La 12 patotearan en
espacios públicos de Tokio a futbolistas del Real Madrid,
Boca ganaba la Copa Intercontinental y San Lorenzo se privatizaba
desde la hipócrita figura del gerenciamiento.
No es propio de un país que se presume líder no saber
resolver el conteo de sufragios en una elección presidencial.
Tampoco lo es que otro país prolijamente estructurado desde
los microchips hasta el tren bala maneje tan mal sus servicios de
inteligencia como para no prever la posibilidad de que barrabravas
viajen desde la Argentina para escupirles el sushi jugando de visitantes.
Si de fútbol-juego se trata, tampoco parece razonable que
si fueron los jugadores de Boca quienes vencieron por 2 a 1 a los
del Real Madrid en la final, para el regreso a Buenos Aires en la
caravana de festejos que arrancó en Ezeiza y terminó
en el centro de Buenos Aires, quienes ocupaban los lugares más
notorios del micro los asientos delanteros hayan sido
Macri y Bianchi.
Más allá de la creencia en los mesianismos, un triunfo
deportivo no tiene nada que ver con el presidente de un club, en
tanto la competencia sea transparente y, en fútbol, el aporte
del técnico es archisabidamente menos que relativo, por más
que la enfermedad mediática mensajera de ese mesianismo
y del pensamiento único insistan en el
protagonismo de los que no juegan.
Pocas horas después de la llegada de Boca, Francisco Miele
(el peculiar presidente de San Lorenzo que se queda con Fernando
por considerarlo más cajetilla) anunciaba el gerenciamiento
del club que preside, mientras los verdaderos protagonistas esto
es, los socios y los hinchas eran corridos por la policía.
Los norteamericanos no saben contar sus votos. Los japoneses no
saben controlar sus migraciones. Macri no juega. Bianchi, ya, tampoco.
Miele, mucho menos. Pero son los que mandan.
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LOS
DOS PERSEGUIDORES DE BOCA PICAN PRIMERO
Adelantan Talleres y el Lobo
Con tres partidos,
dos de ellos fundamentales para la lucha por el Apertura, proseguirá
esta noche la decimoséptima fecha del torneo. Talleres y Gimnasia,
dos de los perseguidores de Boca, jugarán una de sus últimas
chances de acercarse a la punta cuando enfrenten a Unión y a Independiente,
respectivamente. En el restante encuentro adelantado, Belgrano recibirá
a Vélez en la cancha de Instituto.
Con la chance de quedar puntero aunque sea por unas horas, Talleres buscará
en Santa Fe un triunfo que le permita recuperar el terreno que perdió
hace dos fechas en la Bombonera. La importancia del juego está
centrada en que, en caso de ganar, el conjunto cordobés superará
por un punto a Boca, aunque tendrá dos partidos más disputados.
Así, Talleres llegaría a 36 puntos, con la posibilidad de
sumar 6 más como máximo, mientras que el actual puntero
tiene 35 y la chance de cosechar 12. Claro que el equipo de Carlos Bianchi
es consciente de que si obtiene 8 unidades (dos triunfos y dos empates)
será campeón sin depender de ningún otro resultado.
Más allá de los tres puntos en juego, la necesidad de Talleres
pasa por mejorar el rendimiento que exhibió como visitante, muy
lejos de lo que mostró en el Chateau Carreras. Como local, el equipo
de Juan José López ganó los 9 partidos que disputó.
En cambio, fuera de Córdoba apenas consiguió una victoria
y tres empates. El dato no es menor, teniendo en cuenta que dos de los
tres compromisos que le restan son fuera de su provincia.
Para Gimnasia, el partido ante Independiente puede tener un significado
especial. Además de la obligación de triunfar para quedar
a un punto de Boca (también con dos partidos más), el condimento
será la recepción que le brinde la hinchada a Carlos Griguol,
ya que será el primer partido como local, luego de que el entrenador
dijera que no quería hinchas cagones. En Rosario, el
pequeño grupo que viajó insultó al equipo, aunque
habrá que ver cuál será la reacción del grueso
de la gente. Por último, Belgrano intentará mejorar su magro
promedio ante Vélez, que sólo juega por cumplir.
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