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MAURICIO MACRI-RIQUELME, UN AMOR QUE NO ES TAL
“Es el Beethoven del fútbol”

El presidente de Boca elogió al jugador y habló de la mala relación que tiene con él. ¿Un intento para aflojar tensiones?

Román Riquelme. Director artístico del Boca Campeón.
“Un estilo propio y algo de mal humor”, según el dirigente.

Por F.M.

El curioso elogio que el presidente de Boca, Mauricio Macri, brindó ayer a Román Riquelme a raíz de su actuación frente al Real Madrid en Tokio -”Es el Beethoven del fútbol”, dijo el empresario– pone de manifiesto la cara oscura de la relación del jugador con la dirigencia, cada vez más distante, producto de las diferencias económicas que surgieron cuando el volante exigió un aumento considerable de su prima y, luego de varios tira y afloje, decidió desechar la oferta de ser el mejor pago del plantel y se abandonó a seguir cobrando el monto del contrato tipo que firman todos los juveniles, pese a ser, sin dudas, la máxima estrella del equipo. Según pudo averiguar Página/12, esta actitud sembró incertidumbre entre los integrantes del cuerpo técnico sobre el futuro del jugador en el club.
“Riquelme es el Beethoven del fútbol, con un estilo muy propio y algo de mal humor. No habla demasiado y menos conmigo, ya que está enojado”, afirmó ayer Macri, todavía eufórico por el triunfo Intercontinental. El dirigente, quien se declaró gran admirador del enganche, manifestó su deseo de tener una mejor relación con él, aunque recalcó que su deber es defender los intereses del club y, por tanto, no se puede permitir ser concesivo.
“El se adaptó rápido al vértigo de la popularidad que te da Boca, encontró un entrenador como Bianchi que lo hizo crecer, tuvo una hija y formó una familia, algo que le dio personalidad e identidad propia. Lógicamente, me gustaría tener una relación mejor con él, pero lo importante es que cumple perfectamente con el club, más allá de que estamos distanciados”, agregó Macri.
El distanciamiento al que hace referencia el presidente surgió hace unos meses cuando Riquelme y su representante, el empresario Marcos Franchi, tras varios intentos por ponerse de acuerdo sobre las cifras que el jugador exigía para continuar en Boca, decidieron cortar el diálogo con la dirigencia boquense y alargar por un año más su contrato con el club, que ahora vence en julio del 2001. Así quedaron las cosas.
“La situación es muy rara, porque después de tantas negociaciones Román decidió no aceptar lo que le ofrecía el club y no pedir nada más. Esa actitud es desconcertante. Si no se ponen de acuerdo, va a ser difícil que se quede en Boca”, le dijo a este cronista un integrante del cuerpo técnico.
Está claro que el monto de la prima al que se resignó Riquelme, unos 200 mil dólares anuales, menos de la mitad de la prima de Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, y hasta de Cristian Traverso, no está a la altura de la jerarquía del volante, pretendido en su momento por varios clubes europeos –Barcelona, Parma, Ajax, Inter, Real Madrid, entre otros-, para los cuales esta cifra es algo más que irrisoria.
Con su elogio, Macri, quizás esté intentado acercarse a Riquelme, “el Beethoven del fútbol”, para evitar perderlo. Al volante le lloverán ofertas europeas, aunque siempre dijo que él quiere quedarse en Boca. Por eso, ambas partes se deben nuevos diálogos. Eso sí, esta vez las charlas no tendrán que ser entre sordos.

 

OPINION
Por Diego Bonadeo

Ni Macri ni Miele juegan

Empilcharse con ropas ajenas no es demasiado nuevo, pero debe admitirse que la cultura light de estos tiempos ha exacerbado esta práctica. Casi simultáneamente con el diploma de república bananera que Estados Unidos de América obtenía con el recuento de votos y mientras Japón –otro de los puntales de los supuestos representantes del Primer Mundo– se ganaba el suyo prohibiéndole la entrada a Maradona, pero permitiendo que los “hinchas caracterizados” de La 12 patotearan en espacios públicos de Tokio a futbolistas del Real Madrid, Boca ganaba la Copa Intercontinental y San Lorenzo se privatizaba desde la hipócrita figura del gerenciamiento.
No es propio de un país que se presume líder no saber resolver el conteo de sufragios en una elección presidencial. Tampoco lo es que otro país prolijamente estructurado desde los microchips hasta el tren bala maneje tan mal sus servicios de inteligencia como para no prever la posibilidad de que barrabravas viajen desde la Argentina para escupirles el sushi jugando de visitantes.
Si de fútbol-juego se trata, tampoco parece razonable que si fueron los jugadores de Boca quienes vencieron por 2 a 1 a los del Real Madrid en la final, para el regreso a Buenos Aires en la caravana de festejos que arrancó en Ezeiza y terminó en el centro de Buenos Aires, quienes ocupaban los lugares más notorios del micro –los asientos delanteros– hayan sido Macri y Bianchi.
Más allá de la creencia en los mesianismos, un triunfo deportivo no tiene nada que ver con el presidente de un club, en tanto la competencia sea transparente y, en fútbol, el aporte del técnico es archisabidamente menos que relativo, por más que la enfermedad mediática –mensajera de ese mesianismo y del “pensamiento único”– insistan en el protagonismo de los que no juegan.
Pocas horas después de la llegada de Boca, Francisco Miele (el peculiar presidente de San Lorenzo que se queda con “Fernando” por considerarlo más cajetilla) anunciaba el gerenciamiento del club que preside, mientras los verdaderos protagonistas –esto es, los socios y los hinchas– eran corridos por la policía.
Los norteamericanos no saben contar sus votos. Los japoneses no saben controlar sus migraciones. Macri no juega. Bianchi, ya, tampoco. Miele, mucho menos. Pero son los que mandan.

 

LOS DOS PERSEGUIDORES DE BOCA PICAN PRIMERO
Adelantan Talleres y el Lobo

Con tres partidos, dos de ellos fundamentales para la lucha por el Apertura, proseguirá esta noche la decimoséptima fecha del torneo. Talleres y Gimnasia, dos de los perseguidores de Boca, jugarán una de sus últimas chances de acercarse a la punta cuando enfrenten a Unión y a Independiente, respectivamente. En el restante encuentro adelantado, Belgrano recibirá a Vélez en la cancha de Instituto.
Con la chance de quedar puntero aunque sea por unas horas, Talleres buscará en Santa Fe un triunfo que le permita recuperar el terreno que perdió hace dos fechas en la Bombonera. La importancia del juego está centrada en que, en caso de ganar, el conjunto cordobés superará por un punto a Boca, aunque tendrá dos partidos más disputados. Así, Talleres llegaría a 36 puntos, con la posibilidad de sumar 6 más como máximo, mientras que el actual puntero tiene 35 y la chance de cosechar 12. Claro que el equipo de Carlos Bianchi es consciente de que si obtiene 8 unidades (dos triunfos y dos empates) será campeón sin depender de ningún otro resultado.
Más allá de los tres puntos en juego, la necesidad de Talleres pasa por mejorar el rendimiento que exhibió como visitante, muy lejos de lo que mostró en el Chateau Carreras. Como local, el equipo de Juan José López ganó los 9 partidos que disputó. En cambio, fuera de Córdoba apenas consiguió una victoria y tres empates. El dato no es menor, teniendo en cuenta que dos de los tres compromisos que le restan son fuera de su provincia.
Para Gimnasia, el partido ante Independiente puede tener un significado especial. Además de la obligación de triunfar para quedar a un punto de Boca (también con dos partidos más), el condimento será la recepción que le brinde la hinchada a Carlos Griguol, ya que será el primer partido como local, luego de que el entrenador dijera que no quería hinchas “cagones”. En Rosario, el pequeño grupo que viajó insultó al equipo, aunque habrá que ver cuál será la reacción del grueso de la gente. Por último, Belgrano intentará mejorar su magro promedio ante Vélez, que sólo juega por cumplir.

 

 

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