Por Raúl
Kollmann
La revelación estalló
el 28 de octubre pasado: La defensa del ex policía Gustavo
Prellezo el principal organizador del crimen de José Luis
Cabezas fue pagada por un senador que ahora aparece involucrado
en el caso de las coimas en la Cámara alta. La asombrosa
afirmación fue hecha a Página/12 por quien fuera el abogado
de Prellezo, Hernán Mestre. El letrado se negó a revelar
la identidad del senador, aduciendo secreto profesional. Se trata de un
caso que reviste la mayor gravedad: un integrante de la Cámara
alta aportó dinero para defender al asesino del periodista o para
manipular la causa Cabezas, a favor de un sector del poder. En la investigación
realizada por este diario, el nombre de Ramón Palito
Ortega empezó a rondar el caso. Un hombre que habitualmente
trabaja para la SIDE y dijo representarla se conectó con
este periodista y lo convocó para un encuentro urgente en un bar.
Ortega se presentó ante el gobierno nacional dijo el
agente para denunciar que estaba siendo víctima de una extorsión.
Le quieren sacar dinero, amenazándolo con esa versión de
que él pagó la defensa de Prellezo.
¿Por qué no hace la denuncia penal?, preguntó
este diario.
A mí me encargaron la investigación argumentó
el hombre de la SIDE-, pero eso es lo que le vamos a recomendar.
Lo que usted me está sugiriendo es que no publique nada.
Nosotros le estamos diciendo lo que pasa.
Ese mismo día, el abogado de Prellezo, Hernán Mestre, hizo
público lo que ya le había dicho a este diario, que efectivamente
un senador pagó la defensa de Prellezo. En diálogo radial
con el periodista Santo Biasatti, Mestre reconoció que cobró
180.000 pesos de un senador, pero insistió en no revelar su nombre.
Como le había dicho a Página/12, Mestre sostuvo que vio
al senador en dos oportunidades y que los pagos se hacían a través
de un secretario del legislador. El objetivo siempre según
Mestre no era controlar la defensa de Prellezo sino tener información
de la causa Cabezas que podía afectar a alguien relacionado con
el senador.
Como se sabe, el fotógrafo fue asesinado en la madrugada del 25
de enero de 1997. El entonces jefe del Departamento policial de Mar de
Ajó, Gustavo Prellezo, contrató a cuatro delincuentes del
barrio de Los Hornos, supuestamente para que le peguen una paliza a Cabezas.
De acuerdo con el fallo del juicio oral, Alfredo Yabrán estaba
molesto porque el reportero gráfico quería sacarle fotos
durante el verano, le manifestó esa incomodidad a su jefe de custodia,
Gregorio Ríos, y éste se la transmitió a Prellezo.
El policía urdió el plan que llevó al secuestro de
Cabezas, su traslado esposado hasta una cava cercana, el asesinato con
dos tiros en la nuca y, finalmente, el quemado del cuerpo.
Todo el caso se desarrolló en plena guerra política entre
el ex presidente Carlos Menem y el ex gobernador Eduardo Duhalde, entre
otras cosas porque en el trasfondo aparecía la figura del supercartero
Alfredo Yabrán, hombre cercano al primer mandatario. Por entonces,
la causa judicial se desarrollaba en terreno favorable a Duhalde: la investigación
estaba en manos de la Policía Bonaerense, el juzgado era provincial,
los fiscales respondían al ejecutivo de La Plata y los propios
protagonistas del asesinato eran tres policías bonaerenses y los
cuatro ladrones de Los Hornos, a los que defendía el abogado Fernando
Burlando, un letrado de La Plata con relaciones más que buenas
con el gobierno provincial. En esa época, Ortega estaba íntimamente
ligado a Carlos Menem y esto es lo que da pie a la hipótesis de
que el pago de la defensa de Prellezo permitía meter un pie en
una causa controlada por Duhalde..
Un día antes de la aparición del hombre de la SIDE, Página/12
se contactó con el actual abogado de Prellezo, Jorge Freire. El
diálogo fue el siguiente:
Doctor Freire, quisiera hablar personalmente o por teléfono
con Prellezo.
¿Es por lo de Palito Ortega? ¿Por lo del pago de la
defensa? Sí, ya hay otro periodista que me pidió una entrevista.
¿Cómo sabe que hablamos de Palito Ortega?
Bueno, usted sabe, uno se entera.
¿Quién le pidió entrar a la cárcel para
ver a Prellezo por este tema?
A ver, no sé.... Aquí tengo el papel. Dice Chango
Producciones.
Esa es la productora de Palito Ortega.
Ah, mire, yo no sé nada.
Dos días más tarde, este periodista logró dialogar
por teléfono con Gustavo Prellezo, detenido en la Unidad número
9 de La Plata.
¿Sabía usted que un senador pagó su defensa?
No, de ninguna manera. Me enteré después de lo que
usted escribió. Hablé con el que era mi codefensor (el abogado
David Lettieri), es decir la persona que trabajaba con Mestre en esa época,
desde abril de 1997 a setiembre de 1998. El me confirmó lo que
usted escribió. Esto demuestra que a mí me infiltraron la
defensa.
¿Qué significa eso?
Mire, yo nunca tuve conocimiento de que ese senador estaba pagándole
a mi abogado y por supuesto no recibí un peso de ese dinero. Pero,
además, le advierto que fue en ese momento que me convencieron
para que yo haga una declaración autoincriminatoria. Esa la hice
el 27 de junio de 1998. Me dijeron que, si yo aceptaba que tuve relación
con el operativo de aquella noche, el operativo que terminó con
la muerte de Cabezas, dejarían en libertad a mi ex mujer, Silvia
Belawsky, la madre de mi hija. Creo que muy poco después de aquella
declaración, Mestre renunció como abogado mío. O
sea que pagaron para que me convenza de hacer casi una confesión.
¿El senador es Palito Ortega?
No le voy a decir nada. Mi familia afuera vive asustada y no quiere
más líos. Por lo tanto no voy a hablar. Yo estoy acá
adentro solo y dependo de los que están afuera.
La gente de Palito Ortega gestionó una entrada a la cárcel
para hablar con usted. ¿Para qué es el diálogo?
Sí, sé que hablaron con Freire, mi abogado. No sé
más nada.
Echándole una mirada a la causa Cabezas, efectivamente el 27 de
junio del 98, con el patrocinio de Mestre, por primera vez Prellezo
se autoincriminó en el secuestro del fotógrafo. Ese día,
el ex oficial de la Bonaerense reconoció que había contratado
a los cuatro ladrones de Los Hornos para que le den una paliza a Cabezas.
Según dijo, su idea era provocar un escándalo de grandes
proporciones en Pinamar y de esa manera remover al comisario del balneario,
Alberto La Liebre Gómez. Esa sería una forma
de vengarse de Gómez que lo había desplazado lo mandó
a Mar de Ajó y que incluso se interponía en los negocios
que Prellezo estaba intentando hacer con Alfredo Yabrán. La declaración
tenía, de hecho, varias consecuencias:
Era una confesión del
ex policía que mucho más tarde, en el juicio oral, constituyó
uno de los elementos claves para su condena a reclusión perpetua.
Intentaba desvincular a Yabrán
ya que el crimen según esa confesión sólo
era parte de una pequeña interna de la Bonaerense, no un encargo
del supercartero.
Ponía en problemas a
Eduardo Duhalde por cuanto el asesinato del fotógrafo quedaba cargado
pura y exclusivamente en las cuentas de una policía que estaba
bajo su responsabilidad y a la que había calificado como la
mejor del mundo.
Favoreció a Carlos Menem:
en la gran guerra política entre Menem y Duhalde, era un gol del
entorno del Presidente relacionado con Yabrán y perjudicaba
al gobernador.
Tres meses después,
Mestre renunció a la defensa de Prellezo, argumentando razones
económicas. Es decir, que le habían dejado de pagar.
Tomando en cuenta los anteriores datos, debe notarse que en tiempos en
que Mestre era el abogado de Prellezo y supuestamente recibió pagos
de Palito, el actual senador revistaba en el menemismo, a quien justamente
benefició la declaración de Prellezo. Fue recién
el 22 de febrero de 1999, ocho meses después de la autoincriminación
de Prellezo, cuando Ortega pegó uno de los giros más asombrosos
de la política argentina: de ser el candidato presidencial de Carlos
Menem, punta de lanza para enfrentar a Eduardo Duhalde, pegó el
salto de buenas a primeras y se convirtió en el candidato a vicepresidente
de Duhalde, dejando desnudo a Menem.
Tras el diálogo con Prellezo, el hombre supuestamente de la SIDE
se volvió a contactar con este periodista.
Finalmente le aconsejamos a Palito que haga la denuncia por extorsión.
Suponemos que la va a hacer.
¿Ortega reconoció que tuvo relación con Mestre?
Sí, dijo que en alguna oportunidad se vieron, pero que fue
porque Palito quería -.y sigue queriendo hacer una película
sobre el Caso Cabezas.
¿Hace dos años, en 1998?
Sí, parece que sí.
De manera que según la versión de Ortega lo que ocurre
es que le tratan de sacar dinero aprovechándose de reuniones en
las que sólo se habló de hacer una película.
Sí, es eso.
¿Y usted para qué me vino a ver a mí otra vez?
Es sólo para advertirle que aquí hay una extorsión
de por medio.
Usted sugiere que no publiquemos nada, ¿es eso?
No, no. De ninguna manera.
Casi de inmediato, Ramón Ortega tuvo un encuentro personal con
el autor de estas líneas (ver aparte): Yo pensé que
me estaban a punto de extorsionar, pero no fue así. Hubo pagos
al abogado Mestre, aunque fueron a cambio de unos informes que hizo para
la realización de una película sobre la muerte de José
Luis Cabezas.
Sintetizando:
El abogado Mestre aseguró
que un senador le pagó 180.000 pesos para defender a Gustavo Prellezo.
Palito Ortega dice que le dio
13.000 pesos a Mestre para que le diera información para hacer
una película.
Los pasos finales de esta historia son extraños:
Ortega señaló
que se le debía un dinero a Mestre y que ya se le pagó.
Mestre no aceptó hablar
más con este diario.
Hay un pedido de ingreso a
la cárcel de Chango Producciones, pero Prellezo también
se niega a hablar.
A lo largo de la investigación, los interrogantes parecen ser cada
vez mayores. Lo único que se reafirma, cada vez en forma más
evidente, son las sospechas que existen sobre el pago a una parte de los
abogados del Caso Cabezas. Los Horneros tuvieron como defensores a Fernando
Burlando, uno de los letrados más caros de La Plata. Los familiares
de los cuatro ladronzuelos, sin embargo, le reconocieron a este diario
que nunca pusieron un peso y que obviamente no fueron ellos los que pagaron.
Con la defensa de Prellezo pasó algo similar. Cada vez aparece
más turbio el origen de los fondos y quedan flotando dos preguntas:
¿quién pagó?, ¿por qué?
NEGOCIACIONES
PARA HACER LA PELICULA SOBRE EL CASO
Un guión todavía no escrito
Por
R.K.
Fuentes muy cercanas
a la familia Cabezas confirmaron que Ramón Palito Ortega se acercó
a ellos para proponer la realización de una película sobre
el crimen del fotógrafo. El primer contacto se produjo tempranamente,
cuando recién habían transcurrido tres o cuatro meses del
asesinato. Sí, a mí me llamaron le dijo a Página/12
Alejandro Vecchi, el abogado de los padres de José Luis pero
yo les respondí que no era el momento. La mayor parte de las cosas
estaban muy oscuras y la investigación había avanzado muy
lentamente. Se sabía poco.
En verdad la propuesta era extraña. Ortega era senador, virtual
candidato presidencial y no estaba produciendo películas. La primera,
sobre la cantante Gilda, recién está en marcha ahora, casi
dos años más tarde. Sin embargo, lo real es que Ortega se
comunicó con los Cabezas para interesarlos por la película.
Un año más tarde, en 1998, se volvió a establecer
un contacto entre Ortega y, en este caso, la hermana de Cabezas, Gladys.
Este contacto coincidiría en el tiempo con los encuentros que Ortega
mantuvo con Mestre, por lo que podrían responder como señala
el senador a la misma inquietud: hacer la película. Sin embargo,
lo notable es que se trataría de armar la historia con la versión
del organizador del asesinato algo de seguro impacto pero
que a la vez es una versión que tiene tres aristas llamativas:
No se había hecho el
juicio oral, por lo que difícilmente Prellezo -representado por
Mestre en la negociación iba a contar una historia verdadera.
Era casi imposible que la familia
Cabezas aceptara una película en la que también aparecía
como proveedor del guión el organizador del asesinato.
En sus diálogos con
Página/12, Prellezo nunca mencionó la cuestión de
la película y en cambio sostiene que le infiltraron la defensa.
Sea como fuere, tampoco en 1998 se concretó la realización
del film ni se dieron pasos ciertos en esa dirección. Palito seguía
siendo senador y más que nunca candidato presidencial.
Pasaron dos años desde aquellos contactos y otra vez, hace aproximadamente
un mes y medio, se vuelve a hablar de la película. La semana pasada
hubo una reunión entre Palito y los padres y la hermana de Cabezas
quienes, como es lógico, quieren ver el guión del film todavía
no se empezó a redactar antes de dar su aprobación.
También está pedido el encuentro con Prellezo en la cárcel
y lo que está pendiente nunca hubo ningún contacto
es la negociación con María Cristina Robledo, esposa de
Cabezas, y su hija Candela, los familiares directos de José Luis.
Quienes los representan son los abogados Norma Pepe y Oscar Pellicori,
letrados también de la revista Noticias.
De todas maneras, parece que ahora sí, tras la derrota electoral
del año pasado, el escándalo de las coimas en el Senado,
el llanto en el programa de Susana Jiménez, Ortega está
en camino de dejar su banca para volver al arte. El primer paso será
una película sobre la cantante Gilda.
El tucumano sostiene que de ninguna manera la película fue una
excusa para pagar la defensa del asesino de Cabezas y beneficiar al entorno
de Menem o a la familia Yabrán, sino que desde el principio tuvo
la idea, impulsada por un amigo español, de producir ese film.
EL SENADOR
ORTEGA DA SU VERSION DE LOS HECHOS
El cachet fue de 13.000 pesos
Por R.K.
Ramón
Palito Ortega llega apurado al encuentro, en el bar
del subsuelo de un hotel céntrico. Ya conoce la investigación
de Página/12 y responde a bocajarro: En 1998, yo
le pagué 13.000 dólares al abogado Hernán
Mestre por cada informe sobre el Caso Cabezas, pero era porque
quería juntar información para hacer una película
sobre la muerte de José Luis. Le quedamos debiendo un dinero,
unos 5000 pesos, y como ahora estaba llamando a mi secretario,
creí que podía tratarse de una extorsión.
Por eso hablé con alguien del Gobierno vinculado con la
cuestión de seguridad. Pero no, él quería
cobrar ese dinero. Ya se lo pagamos.
¿En la época en la que se hizo la operación
con el abogado de Gustavo Prellezo, usted estaba en el menemismo?
Sí.
Tendrá que reconocer que la pinta de esa operación
es que se compraba información para el menemismo.
Le juro que jamás hablé con Carlos Menem sobre
el Caso Cabezas. Y mire que hasta estuve en el Gabinete. Nunca
hablamos del Caso Cabezas. Eso no tuvo nada que ver. Lo de Mestre
estuvo relacionado con la idea de hacer una película, que
creo que ahora voy a concretar finalmente.
¿No es extraño que hayan querido hacer una
película mientras se desarrollaba la investigación,
que encima estaba en manos del archienemigo de Menem, Eduardo
Duhalde?
El abogado de la familia Cabezas, Alejandro Vechi, me disuadió,
justamente diciéndome que recién se estaba investigando,
pero lo que ocurrió es que ni bien se produjo el crimen
me llamó un amigo desde España y me dijo mirá
que acá el Caso de Cabezas pegó muy fuerte. Sería
bueno hacer una película. Así es que me contacté
con Vechi a los tres o cuatro meses del asesinato. Después
insistí y, a través de uno de mis hombres, Amaya,
hicimos el arreglo con Mestre para que entregue informes a cambio
del dinero. El cachet fue de 13.000 pesos. Lo que sucedió
es que él no entregó todo lo que tenía que
entregar y entonces se le demoraron unos pagos. Ahora eso se arregló.
Alguien de la SIDE vino a Página/12 alegando que
a usted lo estaban extorsionando. Después usted mismo se
contactó.
Lo que sucede es que yo quedé muy sensible después
del caso de los sobornos del Senado. Yo le hice un comentario
a Cafiero sobre el malestar en la cámara y mire el escándalo
que se armó. Acá lo que ocurrió es que me
estaba llamando Mestre, pero era por el dinero que se le debía.
¿Recurrió al Gobierno sólo porque creyó
que lo iban a extorsionar?
Sí, hablé con la presidente de la Comisión
de Seguridad de la Cámara. Pero le insisto, ya está
arreglado. Amaya ya entregó los 5000 pesos que se le debían.
Además, esta semana nos reunimos con los padres de Cabezas
y se va a arreglar la cuestión de la película. Por
eso también mis hombres están hablando también
con Prellezo.
Tras el diálogo con Ortega, Página/12 quiso volver
a contactarse con el abogado Mestre y también con Prellezo.
El primero no respondió a los llamados y el principal imputado
en el asesinato del fotógrafo dijo que no quiere hablar.
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