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LA TRAMA QUE LIGA EL NOMBRE DEL SENADOR CON EL ASESINATO DE CABEZAS
La película de Palito, Prellezo y José Luis Cabezas

Hernán Mestre, ex abogado del principal acusado en el Caso Cabezas, el ex policía Gustavo Prellezo, admitió en octubre que �un senador� había pagado la defensa de su controvertido cliente. Mestre no reveló el nombre, pero la investigación de Página/12 descubrió la rara trama que implica al senador Ortega en un caso de influencia política, espionaje legal, la producción inocente de una película o una extorsión en su contra.
El senador dice que en un momento pensó que intentaban extorsionarlo con su relación con Mestre. Su versión es que sí le pagó al abogado, pero por escribir informes para un guión de una película.

Por Raúl Kollmann

La revelación estalló el 28 de octubre pasado: “La defensa del ex policía Gustavo Prellezo –el principal organizador del crimen de José Luis Cabezas– fue pagada por un senador que ahora aparece involucrado en el caso de las coimas en la Cámara alta”. La asombrosa afirmación fue hecha a Página/12 por quien fuera el abogado de Prellezo, Hernán Mestre. El letrado se negó a revelar la identidad del senador, aduciendo secreto profesional. Se trata de un caso que reviste la mayor gravedad: un integrante de la Cámara alta aportó dinero para defender al asesino del periodista o para manipular la causa Cabezas, a favor de un sector del poder. En la investigación realizada por este diario, el nombre de Ramón “Palito” Ortega empezó a rondar el caso. Un hombre –que habitualmente trabaja para la SIDE y dijo representarla– se conectó con este periodista y lo convocó para un encuentro urgente en un bar. “Ortega se presentó ante el gobierno nacional –dijo el agente– para denunciar que estaba siendo víctima de una extorsión. Le quieren sacar dinero, amenazándolo con esa versión de que él pagó la defensa de Prellezo”.
–¿Por qué no hace la denuncia penal?, preguntó este diario.
–A mí me encargaron la investigación –argumentó el hombre de la SIDE-, pero eso es lo que le vamos a recomendar.
–Lo que usted me está sugiriendo es que no publique nada.
–Nosotros le estamos diciendo lo que pasa.
Ese mismo día, el abogado de Prellezo, Hernán Mestre, hizo público lo que ya le había dicho a este diario, que efectivamente un senador pagó la defensa de Prellezo. En diálogo radial con el periodista Santo Biasatti, Mestre reconoció que cobró 180.000 pesos de un senador, pero insistió en no revelar su nombre. Como le había dicho a Página/12, Mestre sostuvo que vio al senador en dos oportunidades y que los pagos se hacían a través de un secretario del legislador. El objetivo –siempre según Mestre– no era controlar la defensa de Prellezo sino tener información de la causa Cabezas que podía afectar a alguien relacionado con el senador.
Como se sabe, el fotógrafo fue asesinado en la madrugada del 25 de enero de 1997. El entonces jefe del Departamento policial de Mar de Ajó, Gustavo Prellezo, contrató a cuatro delincuentes del barrio de Los Hornos, supuestamente para que le peguen una paliza a Cabezas. De acuerdo con el fallo del juicio oral, Alfredo Yabrán estaba molesto porque el reportero gráfico quería sacarle fotos durante el verano, le manifestó esa incomodidad a su jefe de custodia, Gregorio Ríos, y éste se la transmitió a Prellezo. El policía urdió el plan que llevó al secuestro de Cabezas, su traslado esposado hasta una cava cercana, el asesinato con dos tiros en la nuca y, finalmente, el quemado del cuerpo.
Todo el caso se desarrolló en plena guerra política entre el ex presidente Carlos Menem y el ex gobernador Eduardo Duhalde, entre otras cosas porque en el trasfondo aparecía la figura del supercartero Alfredo Yabrán, hombre cercano al primer mandatario. Por entonces, la causa judicial se desarrollaba en terreno favorable a Duhalde: la investigación estaba en manos de la Policía Bonaerense, el juzgado era provincial, los fiscales respondían al ejecutivo de La Plata y los propios protagonistas del asesinato eran tres policías bonaerenses y los cuatro ladrones de Los Hornos, a los que defendía el abogado Fernando Burlando, un letrado de La Plata con relaciones más que buenas con el gobierno provincial. En esa época, Ortega estaba íntimamente ligado a Carlos Menem y esto es lo que da pie a la hipótesis de que el pago de la defensa de Prellezo permitía meter un pie en una causa controlada por Duhalde..
Un día antes de la aparición del hombre de la SIDE, Página/12 se contactó con el actual abogado de Prellezo, Jorge Freire. El diálogo fue el siguiente:
–Doctor Freire, quisiera hablar personalmente o por teléfono con Prellezo.
–¿Es por lo de Palito Ortega? ¿Por lo del pago de la defensa? Sí, ya hay otro periodista que me pidió una entrevista.
–¿Cómo sabe que hablamos de Palito Ortega?
–Bueno, usted sabe, uno se entera.
–¿Quién le pidió entrar a la cárcel para ver a Prellezo por este tema?
–A ver, no sé.... Aquí tengo el papel. Dice Chango Producciones.
–Esa es la productora de Palito Ortega.
–Ah, mire, yo no sé nada.
Dos días más tarde, este periodista logró dialogar por teléfono con Gustavo Prellezo, detenido en la Unidad número 9 de La Plata.
–¿Sabía usted que un senador pagó su defensa?
–No, de ninguna manera. Me enteré después de lo que usted escribió. Hablé con el que era mi codefensor (el abogado David Lettieri), es decir la persona que trabajaba con Mestre en esa época, desde abril de 1997 a setiembre de 1998. El me confirmó lo que usted escribió. Esto demuestra que a mí me infiltraron la defensa.
–¿Qué significa eso?
–Mire, yo nunca tuve conocimiento de que ese senador estaba pagándole a mi abogado y por supuesto no recibí un peso de ese dinero. Pero, además, le advierto que fue en ese momento que me convencieron para que yo haga una declaración autoincriminatoria. Esa la hice el 27 de junio de 1998. Me dijeron que, si yo aceptaba que tuve relación con el operativo de aquella noche, el operativo que terminó con la muerte de Cabezas, dejarían en libertad a mi ex mujer, Silvia Belawsky, la madre de mi hija. Creo que muy poco después de aquella declaración, Mestre renunció como abogado mío. O sea que pagaron para que me convenza de hacer casi una confesión.
–¿El senador es Palito Ortega?
–No le voy a decir nada. Mi familia afuera vive asustada y no quiere más líos. Por lo tanto no voy a hablar. Yo estoy acá adentro solo y dependo de los que están afuera.
–La gente de Palito Ortega gestionó una entrada a la cárcel para hablar con usted. ¿Para qué es el diálogo?
–Sí, sé que hablaron con Freire, mi abogado. No sé más nada.
Echándole una mirada a la causa Cabezas, efectivamente el 27 de junio del ‘98, con el patrocinio de Mestre, por primera vez Prellezo se autoincriminó en el secuestro del fotógrafo. Ese día, el ex oficial de la Bonaerense reconoció que había contratado a los cuatro ladrones de Los Hornos para que le den una paliza a Cabezas. Según dijo, su idea era provocar un escándalo de grandes proporciones en Pinamar y de esa manera remover al comisario del balneario, Alberto “La Liebre” Gómez. Esa sería una forma de vengarse de Gómez que lo había desplazado –lo mandó a Mar de Ajó– y que incluso se interponía en los negocios que Prellezo estaba intentando hacer con Alfredo Yabrán. La declaración tenía, de hecho, varias consecuencias:
Era una confesión del ex policía que mucho más tarde, en el juicio oral, constituyó uno de los elementos claves para su condena a reclusión perpetua.
Intentaba desvincular a Yabrán ya que el crimen –según esa confesión– sólo era parte de una pequeña interna de la Bonaerense, no un encargo del supercartero.
Ponía en problemas a Eduardo Duhalde por cuanto el asesinato del fotógrafo quedaba cargado pura y exclusivamente en las cuentas de una policía que estaba bajo su responsabilidad y a la que había calificado como “la mejor del mundo”.
Favoreció a Carlos Menem: en la gran guerra política entre Menem y Duhalde, era un gol del entorno del Presidente –relacionado con Yabrán– y perjudicaba al gobernador.
Tres meses después, Mestre renunció a la defensa de Prellezo, argumentando razones económicas. Es decir, que le habían dejado de pagar.
Tomando en cuenta los anteriores datos, debe notarse que en tiempos en que Mestre era el abogado de Prellezo y supuestamente recibió pagos de Palito, el actual senador revistaba en el menemismo, a quien justamente benefició la declaración de Prellezo. Fue recién el 22 de febrero de 1999, ocho meses después de la autoincriminación de Prellezo, cuando Ortega pegó uno de los giros más asombrosos de la política argentina: de ser el candidato presidencial de Carlos Menem, punta de lanza para enfrentar a Eduardo Duhalde, pegó el salto de buenas a primeras y se convirtió en el candidato a vicepresidente de Duhalde, dejando desnudo a Menem.
Tras el diálogo con Prellezo, el hombre supuestamente de la SIDE se volvió a contactar con este periodista.
–Finalmente le aconsejamos a Palito que haga la denuncia por extorsión. Suponemos que la va a hacer.
–¿Ortega reconoció que tuvo relación con Mestre?
–Sí, dijo que en alguna oportunidad se vieron, pero que fue porque Palito quería -.y sigue queriendo– hacer una película sobre el Caso Cabezas.
–¿Hace dos años, en 1998?
–Sí, parece que sí.
–De manera que según la versión de Ortega lo que ocurre es que le tratan de sacar dinero aprovechándose de reuniones en las que sólo se habló de hacer una película.
–Sí, es eso.
–¿Y usted para qué me vino a ver a mí otra vez?
–Es sólo para advertirle que aquí hay una extorsión de por medio.
–Usted sugiere que no publiquemos nada, ¿es eso?
–No, no. De ninguna manera.
Casi de inmediato, Ramón Ortega tuvo un encuentro personal con el autor de estas líneas (ver aparte): “Yo pensé que me estaban a punto de extorsionar, pero no fue así. Hubo pagos al abogado Mestre, aunque fueron a cambio de unos informes que hizo para la realización de una película sobre la muerte de José Luis Cabezas”.
Sintetizando:
El abogado Mestre aseguró que un senador le pagó 180.000 pesos para defender a Gustavo Prellezo.
Palito Ortega dice que le dio 13.000 pesos a Mestre para que le diera información para hacer una película.
Los pasos finales de esta historia son extraños:
Ortega señaló que se le debía un dinero a Mestre y que ya se le pagó.
Mestre no aceptó hablar más con este diario.
Hay un pedido de ingreso a la cárcel de Chango Producciones, pero Prellezo también se niega a hablar.
A lo largo de la investigación, los interrogantes parecen ser cada vez mayores. Lo único que se reafirma, cada vez en forma más evidente, son las sospechas que existen sobre el pago a una parte de los abogados del Caso Cabezas. Los Horneros tuvieron como defensores a Fernando Burlando, uno de los letrados más caros de La Plata. Los familiares de los cuatro ladronzuelos, sin embargo, le reconocieron a este diario que nunca pusieron un peso y que obviamente no fueron ellos los que pagaron. Con la defensa de Prellezo pasó algo similar. Cada vez aparece más turbio el origen de los fondos y quedan flotando dos preguntas: ¿quién pagó?, ¿por qué?

 


 

NEGOCIACIONES PARA HACER LA PELICULA SOBRE EL CASO
Un guión todavía no escrito

Por R.K.

Fuentes muy cercanas a la familia Cabezas confirmaron que Ramón Palito Ortega se acercó a ellos para proponer la realización de una película sobre el crimen del fotógrafo. El primer contacto se produjo tempranamente, cuando recién habían transcurrido tres o cuatro meses del asesinato. “Sí, a mí me llamaron –le dijo a Página/12 Alejandro Vecchi, el abogado de los padres de José Luis– pero yo les respondí que no era el momento. La mayor parte de las cosas estaban muy oscuras y la investigación había avanzado muy lentamente. Se sabía poco”.
En verdad la propuesta era extraña. Ortega era senador, virtual candidato presidencial y no estaba produciendo películas. La primera, sobre la cantante Gilda, recién está en marcha ahora, casi dos años más tarde. Sin embargo, lo real es que Ortega se comunicó con los Cabezas para interesarlos por la película.
Un año más tarde, en 1998, se volvió a establecer un contacto entre Ortega y, en este caso, la hermana de Cabezas, Gladys. Este contacto coincidiría en el tiempo con los encuentros que Ortega mantuvo con Mestre, por lo que podrían responder –como señala el senador– a la misma inquietud: hacer la película. Sin embargo, lo notable es que se trataría de armar la historia con la versión del organizador del asesinato –algo de seguro impacto– pero que a la vez es una versión que tiene tres aristas llamativas:
No se había hecho el juicio oral, por lo que difícilmente Prellezo -representado por Mestre en la negociación– iba a contar una historia verdadera.
Era casi imposible que la familia Cabezas aceptara una película en la que también aparecía como proveedor del guión el organizador del asesinato.
En sus diálogos con Página/12, Prellezo nunca mencionó la cuestión de la película y en cambio sostiene que le infiltraron la defensa.
Sea como fuere, tampoco en 1998 se concretó la realización del film ni se dieron pasos ciertos en esa dirección. Palito seguía siendo senador y más que nunca candidato presidencial.
Pasaron dos años desde aquellos contactos y otra vez, hace aproximadamente un mes y medio, se vuelve a hablar de la película. La semana pasada hubo una reunión entre Palito y los padres y la hermana de Cabezas quienes, como es lógico, quieren ver el guión del film –todavía no se empezó a redactar– antes de dar su aprobación. También está pedido el encuentro con Prellezo en la cárcel y lo que está pendiente –nunca hubo ningún contacto– es la negociación con María Cristina Robledo, esposa de Cabezas, y su hija Candela, los familiares directos de José Luis. Quienes los representan son los abogados Norma Pepe y Oscar Pellicori, letrados también de la revista Noticias.
De todas maneras, parece que ahora sí, tras la derrota electoral del año pasado, el escándalo de las coimas en el Senado, el llanto en el programa de Susana Jiménez, Ortega está en camino de dejar su banca para volver al arte. El primer paso será una película sobre la cantante Gilda.
El tucumano sostiene que de ninguna manera la película fue una excusa para pagar la defensa del asesino de Cabezas y beneficiar al entorno de Menem o a la familia Yabrán, sino que desde el principio tuvo la idea, impulsada por un amigo español, de producir ese film.

 

EL SENADOR ORTEGA DA SU VERSION DE LOS HECHOS
“El cachet fue de 13.000 pesos”

Por R.K.
Ramón “Palito” Ortega llega apurado al encuentro, en el bar del subsuelo de un hotel céntrico. Ya conoce la investigación de Página/12 y responde a bocajarro: “En 1998, yo le pagué 13.000 dólares al abogado Hernán Mestre por cada informe sobre el Caso Cabezas, pero era porque quería juntar información para hacer una película sobre la muerte de José Luis. Le quedamos debiendo un dinero, unos 5000 pesos, y como ahora estaba llamando a mi secretario, creí que podía tratarse de una extorsión. Por eso hablé con alguien del Gobierno vinculado con la cuestión de seguridad. Pero no, él quería cobrar ese dinero. Ya se lo pagamos”.
–¿En la época en la que se hizo la operación con el abogado de Gustavo Prellezo, usted estaba en el menemismo?
–Sí.
–Tendrá que reconocer que la pinta de esa operación es que se compraba información para el menemismo.
–Le juro que jamás hablé con Carlos Menem sobre el Caso Cabezas. Y mire que hasta estuve en el Gabinete. Nunca hablamos del Caso Cabezas. Eso no tuvo nada que ver. Lo de Mestre estuvo relacionado con la idea de hacer una película, que creo que ahora voy a concretar finalmente.
–¿No es extraño que hayan querido hacer una película mientras se desarrollaba la investigación, que encima estaba en manos del archienemigo de Menem, Eduardo Duhalde?
–El abogado de la familia Cabezas, Alejandro Vechi, me disuadió, justamente diciéndome que recién se estaba investigando, pero lo que ocurrió es que ni bien se produjo el crimen me llamó un amigo desde España y me dijo “mirá que acá el Caso de Cabezas pegó muy fuerte. Sería bueno hacer una película”. Así es que me contacté con Vechi a los tres o cuatro meses del asesinato. Después insistí y, a través de uno de mis hombres, Amaya, hicimos el arreglo con Mestre para que entregue informes a cambio del dinero. El cachet fue de 13.000 pesos. Lo que sucedió es que él no entregó todo lo que tenía que entregar y entonces se le demoraron unos pagos. Ahora eso se arregló.
–Alguien de la SIDE vino a Página/12 alegando que a usted lo estaban extorsionando. Después usted mismo se contactó.
–Lo que sucede es que yo quedé muy sensible después del caso de los sobornos del Senado. Yo le hice un comentario a Cafiero sobre el malestar en la cámara y mire el escándalo que se armó. Acá lo que ocurrió es que me estaba llamando Mestre, pero era por el dinero que se le debía.
–¿Recurrió al Gobierno sólo porque creyó que lo iban a extorsionar?
–Sí, hablé con la presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara. Pero le insisto, ya está arreglado. Amaya ya entregó los 5000 pesos que se le debían. Además, esta semana nos reunimos con los padres de Cabezas y se va a arreglar la cuestión de la película. Por eso también mis hombres están hablando también con Prellezo.
Tras el diálogo con Ortega, Página/12 quiso volver a contactarse con el abogado Mestre y también con Prellezo. El primero no respondió a los llamados y el principal imputado en el asesinato del fotógrafo dijo que no quiere hablar.

 

 

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