Propuestas para la
cumbre
La fórmula volverá a reunirse. Lo más posible
es que sea el mismo miércoles, no bien De la Rúa regrese
de su viaje a Costa Rica. Acaso se postergue un día o dos.
Una sola vez se han visto las caras desde aquel 6 de octubre en
que Carlos Alvarez dejó de ser vicepresidente. No hay fotos
que evoquen esa minicumbre, por lo demás poco memorable.
Esta vez sí las habrá, porque ambos buscan darle significación
al ¿reencuentro?
Desde el lado del Gobierno, la reaparición de Chacho es percibida
como una creciente necesidad. Así se lo expresó, de
cuerpo presente, José Luis Machinea. Chrystian Colombo, a
su vez, le hizo saber a su segundo Marcos Makón (uno de los
frepasistas que más dialoga con Alvarez) lo bien que vendría
esa reunión. El ministro de Economía y el jefe de
Gabinete son (junto a Patricia Bullrich) los funcionarios más
activos a la hora de operar y defender las políticas del
Gobierno, lo que da cabal significación a su exteriorizado
anhelo de recuperar al ex vice. Anhelo que también patentizaron
insistentes anuncios goteados por el vocero Ricardo Ostuni y corroborados
desde México por el Presidente en persona.
El Gobierno transita un desfiladero cuya estrechez es muy difícil
de exagerar. No ha terminado de hacer los deberes que prometió
al FMI o que éste le pidió (a esta altura tanto da)
como contrapartida del blindaje financiero. En estos días
ha contado con la cooperación parcial del Frepaso que apoyó
al Presupuesto sólo después de haber pulseado algunas
modificaciones. Y que no avalará la reforma previsional que
entró al Congreso. En ambos casos, el bloque frepasista acató
e implementó consignas de su jefe partidario.
En la Rosada esperan gestos más comprometidos de Alvarez
con las medidas económicas que el Presidente, Machinea y
Colombo consideran condición sine qua non para evitar un
cataclismo. Traducido: desean que Chacho le ponga el cuerpo al rumbo
elegido por De la Rúa y verbalizado en el cónclave
de IDEA.
Pero aunque Alvarez, como nunca en los últimos diez años,
viene esmerándose en gambetear los micrófonos y los
escenarios públicos, todo indica que tiene otras expectativas
para el ¿reencuentro? de la fórmula.
Su diagnóstico es (a fuer de más drástico y
sombrío) muy diferente del que prevalece en Plaza de Mayo
y su más inmediato suburbio. Alvarez no cree que tras el
blindaje vendrá cierto ordenado crecimiento que surtirá
renovado oxígeno a la Alianza. Está seguro de que
el Presidente ha dilapidado en tiempo record su capital político,
desagio que no compensarán algunas medidas ortodoxas. Por
añadidura, aunque no lo dice usualmente (o por lo menos no
lo dice tanto), también lee como muy descapitalizado a Machinea,
a quien no advierte capaz de comandar un ciclo de crecimiento acompasado
de cierta audacia estatal para poner límites a la voracidad
de los mercados.
La falta de fe colectiva en el oficialismo es, para Alvarez, el
dato central que si no hay bruscos giros de timón
signará la suerte de cualquier medida de gobierno presente
o futura. Cualquier medida que tenga alguna contraindicación
va a ser vista como una forma más de embromar a la gente,
explicó Chacho a tres o cuatro de su tropa, al evaluar cómo
se había recibido el aumento del déficit fiscal presupuestario
impulsado por la Alianza (y el Frepaso) para mitigar la deuda social.
Algo similar, aventura, ocurrirá con la desregulación
de las obras sociales a la que atribuye aristas positivas que deduce
serán dejadas de lado cuando la analicen quienes no creen
en el gobierno, es decir, casi todos los argentinos.
La deslegitimación política determina que cualquiera
de sus medidas sea interpretada en términos de vasos medio
vacíos, jamás de vasos medio llenos. Y seguirá
ocurriendo así, asegura Alvarez, acudiendo a uno de sus vocablos
recurrentes, si el Gobierno no se relanza.
Un kit de propuestas
El paper o documento que esgrimirá Chacho ante De la Rúa,
y que aún está en germen, tendrá como idea
fuerza ese relanzamiento que implica cambios de rumbo en los tres
poderes del estado nacional y en las administraciones provinciales.
Un rezongo suyo, recurrente aún cuando revistaba en el Gobierno,
es la carencia de iniciativa y creatividad oficialistas y su falta
de vocación confrontativa, no ya con los grandes poderes
económicos internacionales (a los que Alvarez no es muy proclive
a chucear), sino con núcleos de privilegio o corrupción
locales.
Las propuestas que expondrá a su ex compañero de fórmula
varían según quien sea el frepasista que las relata.
O según el día en que se conversa. Pero, un mínimo
común denominador entre fuentes variadas y confiables, arroja
que serán, entre otras:
La división de
Economía creando un Ministerio de la Producción, que,
aunque no se presente así, es un dato acerca de la poca fe
que le tiene a futuro a Machinea.
Cambios masivos en el
plantel de jueces federales. Fuentes cercanas a Chacho aseguran
que hacerlo es imprescindible y que un conjunto de juristas está
afilando el lápiz en pos de una vía legal para plasmar
ese objetivo político. No parece sencillo, si se leen los
textos constitucionales.
Un cambio copernicano
en los organismos de control de los servicios públicos privatizados:
la elección popular de algunas de sus autoridades.
Un compromiso federal
con las provincias para reducir los costos de la política
podando las dietas de legisladores, sueldos de funcionarios y magistrados.
Alvarez también fantasea legitimar (o forzar) el pacto con
una consulta no vinculante.
El achicamiento del Ejecutivo
nacional uniendo reparticiones, transformando directorios colegiados
en unicatos, etc. Una propuesta que se está implementando
en Jefatura de Gabinete pero que se ahondaría sensiblemente.
La creación de
una Agencia de políticas sociales, que amerita
un párrafo aparte.
Dos mil palos para
la Agencia
El jefe del Frepaso quiere formar una Agencia que
centralice y unifique todas la política social gubernamental.
La dispersión de recursos, la multiplicación de programas
similares, el clientelismo, la existencia de feudos partidizados
exasperan desde hace tiempo al líder frepasista. El recordó
en estos días, ante un grupo de diputados fieles, una reunión
en Olivos en la que expusieron los responsables de políticas
sociales. Hablaron como 18, rememora y tal vez exagera
muy poco. Como mínimo, gerencian políticas sociales
el Ministerio del Interior (vía ATN), el de Trabajo (vía
programas de empleo), la Jefatura de Gabinete (que maneja planes
de emergencia), la Secretaría de Agricultura, amén
de Desarrollo Social y Salud. Esa dispersión se potencia
al interior de cada repartición.
Lo que empuja es unificar el haz de recursos que se balcanizan en
cien reparticiones en una Agencia no ministerial que imagina manejando
una política de Estado. La concibe con representaciones de
los partidos políticos mayoritarios, de entes civiles e involucrando
a la Iglesia Católica. El ex vice ya se comunicó telefónicamente
con el titular de Caritas para preguntarle si se sumaría
al proyecto. Como cuadra a los manejos y lenguajes eclesiásticos,
no recibió de monseñor Jorge Casaretto ni un sí
ni un no.
La iniciativa describe un organismo de perfil inédito con
un presupuesto de casi 2000 millones de dólares, no inficionado
de clientelismo ni segmentado por internas políticas, capaz
de llegar a la gente y de implementar un subsidio para
jefes de hogar con escasos recursos.Venciendo broncas añejas
y largas fobias, Chacho dialogó sobre el tópico con
Graciela Fernández Meijide, cuya cartera obviamente desaparecería
si la Agencia cobra vida. Le prometió participación
en el nuevo diseño y lo explicó como una buena salida
a la empantanada situación política de la ministra.
Fue la más larga conversación de ambos durante lo
que va del año y la más amigable, aseguran fuentes
cercanas a Alvarez.
Las charlas con el obispo y la ministra, razonan los allegados al
ex vice, prueban cuán embalado está con su propuesta.
Chacho está convencido de que si De la Rúa le suma
al blindaje su propuesta tendrá una esquiva segunda oportunidad.
Si el Presidente no asume como suyo el kit de sugerencias, seguiremos
siendo apoyo crítico analizó y auguró
Alvarez.
Un ausente con peso
Domingo Cavallo no estará, claro, cuando se reúnan
los dos ex integrantes de una fórmula que perdió toda
su química. Pero su presencia rondará todas las mentes.
Es que la perspectiva de desembarco del ex ministro de Carlos Menem
en el actual oficialismo integra cualquier análisis serio,
cualquier plan B, aunque en la Rosada y zonas aledañas sólo
se oigan profesiones de fe sobre Machinea.
Un diputado radical se admiraba días pasados de haber escuchado
a Rafael Pascual aceptar como factible y en algún tramo
de la conversación deseable la presencia de Cavallo
en el gobierno. Pascual no es, precisamente, un admirador del jefe
de Acción por la República. Pero sí es un pragmático
muy involucrado en el oficialismo y un delarruista de ley. Un político
sensato que no se hace el distraído respecto de un supuesto
que hace tres meses hubiera parecido ciencia ficción y hoy
es verosímil. Y que, acaso, en un mes parezca inexorable.
Para algunos empresarios de primer nivel Mingo en la Alianza es
un plan A y no es de extrañar que como ocurrió
anteayer los rumores acerca de su incorporación sean
moneda corriente en la City porteña.
En tiendas cercanas a Alvarez también se admite como posible
la llegada de Cavallo. Afinando la mira, los frepasistas imaginan
dos escenarios posibles:
El primero, el más
lineal: que lo arrime el agravamiento de la crisis sin que medie
ningún acercamiento político entre Chacho y De la
Rúa. En ese caso, maquinan en la Casa del Frente, llegaría
con plenos poderes, puesto por los mercados y al Frepaso
no le cabría sino alejarse del gobierno, tal como prometió
para tal albur Federico Storani. Hasta podría escalar una
ruptura de la Alianza.
El segundo: menos brutal
y obvio, más complejo. Sería aquel en el que el Presidente
aceptara todo o parte de las propuestas de su ex segundo y sumara
a Cavallo para dar el cambio de timón. En tal caso, sería
bien posible que el ex superministro exigiera que Chacho con
quien siempre hizo buenas migas se sumara al Gabinete para
acompañar desde adentro un nuevo programa, sugerido en buena
medida por el Frepaso.
Se trata de un curioso escenario que Chacho Alvarez no tiene por
qué analizar a fondo, por ser virtual. Como fuera, hay un
dato no menor, munido por quienes lo tratan a diario. Hoy y aquí
rechaza ese escenario con menos énfasis y bronca que seguir
en la brutal cuesta abajo que a su ver transita aceleradamente
el gobierno del que se alejó hace un par de meses. Aunque
parezcan años.
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