Por José
Natanson
Darío Alessandro comparte
con Carlos Chacho Alvarez cuestionamientos fuertes al Gobierno,
pero también la necesidad de preservar la Alianza. Sin embargo,
el diputado no puede recurrir, como su jefe, al silencio: debe explicar
todos los días su postura y lidiar con los ánimos belicosos
de su partido. Consciente de que frepasistas y radicales le reconocen
claridad política y calidad moral, Alvarez lo ha designado como
el nexo con el Gobierno: lo acompañó a la única reunión
que mantuvo con Fernando de la Rúa desde su renuncia, piloteó
el ingreso de los frepasistas al Gabinete y es el responsable de que se
aprueben los proyectos oficiales desde su lugar de jefe del bloque de
la Alianza. A continuación, el diálogo de Página/12
con uno de los hombres claves del Frepaso.
¿Está cómodo en su nuevo rol?
No es una cuestión de comodidad. Es lo que yo creo que hay
que hacer y lo que el Frepaso tiene que hacer. Hay tres posiciones. Una
es estar en la Alianza, acompañar pasivamente. Otra es pasar de
a poco a la oposición. Pero buscar una faceta diferente, especulando
con que al Gobierno le vaya mal, es conformarse con poco. Yo creo que
el lugar que elegimos y para el que la gente nos votó, es para
que tengamos alternativas. Y eso significa meternos en la elaboración
de las políticas del Gobierno y tener fuerza para que puedan concretarse.
No es sencillo, pero es el lugar que el Frepaso tiene que ocupar. Desde
mi lugar trato de hacer eso.
Usted habla del Frepaso como propositor de alternativas. ¿Esto
no implica una diferenciación respecto del Gobierno?
Bueno, nadie en el Gobierno puede estar satisfecho con como están
las cosas. Lo que el Frepaso debe hacer no es quedarse con el patrimonio
de las políticas simpáticas. Es presentar propuestas para
el Gobierno las concrete. La idea es que el Gobierno en su conjunto asuma
esto.
¿Por qué hay que seguir apoyando al Gobierno?
Porque cualquier otra opción política sería
un retroceso. El PJ, con Ruckauf asomando la cabeza, es una alternativa
absolutamente desgraciada.
A corto plazo hay dos opciones: la Alianza y el PJ. Un año de Gobierno
es poco tiempo para determinar que la Alianza ya no va. Además,
hay una base común de ideas entre los dirigentes radicales y del
Frepaso. Por otro lado, el déficit de la Alianza es el déficit
del Frepaso, porque nosotros teníamos y tenemos posibilidades de
influir en el rumbo del Gobierno. Hay lugar para impulsar ideas porque
no es un Gobierno al que le sobren ideas.
¿Qué tiene que pasar para que el Frepaso rompa la
Alianza?
(Piensa durante unos instantes) No sé, no lo diría.
En política, poner límites antes de que las cosas ocurran
es sólo para quedar bien. Después, la realidad puede demostrar
lo contrario.
¿Por qué el Frepaso sigue respaldando a José
Luis Machinea?
Es que los cuestionamientos no significan cambiar al ministro ni
la política económica. Nosotros, con respecto a la política
económica, fuimos impulsores acríticos de todo. Y no cumplió
con las expectativas que teníamos. Entonces tenemos que seguir
siendo impulsores, pero tenemos que poner más, aportar ideas y
no esperar que llegue todo del Ministerio.
Con lo que usted dice, ¿no se corre el riesgo de que el Frepaso
se convierta en una especie de ombudsman ideológico de la Alianza?
No. Eso sería acompañar marcando diferencias. Tenemos
que asumirnos como parte del Gobierno, sentirnos protagonistas de la gestión.
Ojo, tampoco es cierto que la marcha del Gobierno va a depender de lo
que haga el Frepaso. Pero tenemos una parte importante de la responsabilidad
y debemos aportar. Todo esto sin abandonar cuestiones que son centrales
y en las que por ahí, sí, tenemos que señalar cosas
que no nos gustan.
¿Por ejemplo?
La transparencia.
¿El Gobierno flaqueó en la lucha contra la corrupción?
Sí. El Gobierno tendría que haber sido y debe ser
más firme y más claro. Evidentemente ha habido lentitud
en este tema, por condicionamientos de la política tradicional.
Y también porque había una idea de buscar que las cosas
salieran por consenso, con el peronismo, con los sindicatos tradicionales.
Eso significaba ser tolerante con determinadas situaciones, pero no fue
correspondida.
¿Está conforme con la resolución política
de la crisis del Senado?
No. Hubo un paso que quedó a medias. La única renuncia
que terminó aceptándose es la de Melgarejo.
Y la de Chacho.
(Ríe) Es cierto. Fue un error serio del Gobierno no poner
más decisión en esto.
¿Cómo funciona el Frepaso con Chacho en silencio?
Chacho va a ir recuperando su voz en la política. En el Frepaso
muchos debemos asumir un rol más activo y menos chachodependiente.
Pero nadie puede creer que las decisiones del Frepaso se dan con Chacho
en silencio. Chacho es la conducción que todos reclamamos.
Alvarez ha criticado el manejo que hizo De la Rúa de la crisis
del Senado y se opone a aspectos centrales de la política económica,
como la reforma previsional. Al mismo tiempo apoya a la Alianza. ¿No
es un equilibrio demasiado frágil, que va a requerir pronto una
definición?
Es que Chacho, después de un período de análisis,
de reflexión, va a decir qué es lo que piensa que hay que
hacer y armar un dispositivo en el Gobierno para llevar adelante estas
ideas. No para que queden en la nada, sino para hacer un seguimiento y
una vigilancia y que se concreten. La situación cambió.
El radicalismo, el Presidente y sus hombres más cercanos se han
dado cuenta de que este Gobierno tiene que ser de la Alianza o no tiene
posibilidades de tener éxito.
¿Cuándo vuelve Chacho?
¿De dónde?
Del silencio.
Depende de él. Pero hay una decisión de ser más
protagonista de la coyuntura política.
¿Hay espacio político para otro ajuste?
El ajuste pasó. El blindaje sirve para ganar tiempo: había
una crisis financiera inminente, que quedó en un horizonte de mediano
plazo. Hemos comprado tiempo y ahora todo depende de cómo lo utilicemos.
Y no tener el peligro de que los mercados te saquen de la cancha la semana
que viene es bueno para llevar adelante iniciativas de crecimiento.
O sea que no hay espacio.
No. Ahora es el momento de pensar que no tenemos la urgencia, lo
que no significa tirar por la borda el esfuerzo del equilibrio fiscal.
Pero sin el mercado mordiéndonos la nuca, tenemos esta posibilidad.
Si la Alianza la aprovecha, hay chances de sacar adelante el Gobierno.
¿Y si no?
Fracasamos.
La lealtad y las ideas
Por J.N.
En su momento, ¿estuvo de acuerdo
con la renuncia de Chacho?
No. La respaldé porque era un momento límite.
Chacho se había jugado para que esclarezcan una serie de
cosas y fue desautorizado. El tenía muchas razones, pero
creo que fue un retroceso para todos.
Sin embargo, usted se convirtió en una figura clave
del Frepaso, especialmente en la relación con el Gobierno.
¿Cómo define la lealtad política? ¿Es
con Chacho? ¿Con la Alianza?
No hay una contradicción entre la lealtad a Chacho
y a la Alianza. Chacho cree en la Alianza y que, aunque no sea fácil,
hay que pensar soluciones. Pero, más allá de la lealtad
que se le puede tener a una persona, hay un reconocimiento: Chacho
es una de las personas con más ideas sobre lo que hay que
hacer en la Argentina. Por eso lo seguimos.
¿Tiene algo que ver que su origen peronista?
No. No estamos acompañando a alguien, como alguna vez,
porque la lealtad es el valor supremo, sino por la claridad política
y las ideas.
También hay una amistad.
Sí. Pero se puede seguir siendo amigos y tener diferencias
políticas.
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