Por Mariana Carbajal
En una experiencia inédita,
profesores de una escuela media porteña concurren periódicamente
a institutos de menores a tomar exámenes a adolescentes detenidos,
para evitar que pierdan el año escolar y lograr que cuando salgan
se reincorporen a clases. Se trata de una iniciativa de los propios docentes.
La cumplen ad honorem, simplemente, para apoyar a los chicos. La idea
surgió a partir del pedido de uno de los alumnos del colegio que
cayó preso y pidió rendir algunas materias para no atrasarse
en sus estudios. Que los chicos den los exámenes no es lo
más importante. El punto esencial es que la escuela quede como
referente y mantengan el vínculo con la institución mientras
están detenidos, explicó a Página/12 Oscar
Cardosi, director del EMEM Nº 6 de Retiro, impulsor del proyecto.
A partir de este acercamiento del colegio a los adolescentes con problemas
penales, dos jóvenes que estuvieron tras las rejas están
terminando segundo año, y otro tercero en el mismo EMEN.
Mientras estaba en el Rocca, Oscar me llevó los libros de
Contabilidad, y de Física y Química. Allá me ayudaba
a estudiar una maestra y cuando salí del instituto di los exámenes,
contó a este diario Pablo G., de 17 años. Fue detenido en
enero de este año acusado de robo a mano armada. Estuvo tres meses
en el Instituto Rocca y después lo trasladaron a otra institución
dependiente del Consejo Nacional del Menor y la Familia con régimen
semiabierto. Hace un par de meses Pablo volvió a su casa en la
villa 31, de donde provienen la mayoría de los alumnos del EMEN
Nº 6 Padre Mugica. La escuela está ubicada detrás de
los tribunales federales de Comodoro Py, en Retiro. A Pablo lo esperaba
su mujer, también de 17. Ambos cursan tercer año en el EMEM
Nº 6 y tienen un bebé de 6 meses, que va con ellos a la escuela:
mientras su papá y su mamá están en clase, el chiquito
los espera en una guardería que funciona en una de las aulas del
propio edificio escolar con los hijos de una docena de alumnas.
Los chicos que entran a un instituto salen con la firme convicción
de seguir estudiando. No quieren estar más ahí. Después,
tal vez, van perdiendo las fuerzas. Pero es sintomático que, en
general, son detenidos por la policía entre enero y febrero, cuando
no está la escuela para contenerlos, destacó Cardosi.
Pablo no estuvo una sola vez en el Rocca. La última fue la tercera.
Siempre cayó en meses de receso escolar. La primera y la última,
durante el verano. La segunda, en vacaciones de invierno. Siempre, acusado
de robo. Quiero terminar la secundaria. También estoy haciendo
un curso de gastronomía para trabajar como ayudante de cheff, que
empecé mientras estaba en el instituto de régimen semiabierto
adonde me mandaron porque tenía buena conducta, recordó
Pablo, un morochazo, de mirada aniñada y dientes desordenados.
Dice que cada tanto se siente tentado por volver a robar, pero piensa
en su hijo y se le van las ganas.
Cardosi y otros docentes empezaron a ir al Instituto Belgrano a tomar
exámenes a raíz del pedido de un alumno del EMEN Nº
6 que fue detenido por la policía. A principios de 1999 me
llamó la regenta de la escuela del Belgrano porque el chico quería
rendir materias de segundo año y en ese momento no había
posibilidad de estudiar el secundario en los institutos del Consejo Nacional
del Menor y la Familia. Le llevamos el programa y después le tomamos
Historia y Geografía, recordó Cardosi.
A partir de ese episodio, la regenta Neffer Robles le planteó que
había otros adolescentes que querían dar exámenes
del nivel medio. Están hartos de repasar contenidos de la
primaria, le dijo Robles, después de intentar conseguir por
otro lado algún docente que les tomara las pruebas. Cardosi aceptó
la propuesta, pero antes pidió autorización al supervisor
del distrito escolar. Con su venia firmó un convenio con el Belgrano.
El año pasado rindieron distintas materias alrededor de una treintena
de chicos de entre 16 y 17 años, alojados en el instituto por conflictos
con la ley penal y gracias a esta iniciativa quedaron incorporados al
sistemaeducativo como alumnos libres, con la posibilidad de sumarse a
clases una vez que dejen el encierro.
Recién este año, a partir de la incorporación de
Adultos 2000 los institutos de menores dependientes del Consejo
Nacional del Menor y la Familia comenzaron a ofrecerle a los adolescentes
detenidos iniciar o continuar estudios secundarios. Adultos 2000
es un programa de educación a distancia del gobierno porteño
que el Consejo adaptó para los jóvenes alojados en
institutos de seguridad por el cual los interesados pueden terminar
la escuela media en tres años. Este plan de estudio, sin embargo,
tiene algunas desventajas para la población de los institutos,
que favorecen la deserción. En primer lugar, los adolescentes suelen
recuperar su libertad antes de los tres años y si quieren seguir
rindiendo para obtener el título secundario, deben armar su propio
plan de estudios en su casa y presentarse en una serie de lugares establecidos
por el gobierno porteño. Por las características de estos
jóvenes es difícil que en esas condiciones sigan estudiando.
Además, muchos de ellos viven en el conurbano, lo que dificulta
aún más su permanencia en Adultos 2000. En cambio,
con la opción de rendir como alumnos libres impulsada por
el director del EMEM Nº 6, una vez que egresan del instituto
pueden incorporarse a cualquier colegio. En el Instituto Belgrano actualmente
hay 7 chicos en el programa Adultos 2000 y 10 preparándose
para rendir, en los próximos días, ante los docentes del
EMEM Nº 6.
Estamos empezando a trabajar con los institutos Rocca y Agote,
precisa Cardosi. El director suele acompañar a los profesores a
tomar los exámenes. No cualquier docente está preparado
para enfrentar a estos chicos, destacó. Siempre van con él
los mismos, un profesor de Ciencias Sociales, Historia y Cívica,
una de Geografía y una preceptora. Además del apoyo escolar,
un profesor que también es abogado suele seguir las causas penales
de los alumnos del EMEN con problemas penales. Y Cardosi se encarga de
redactar los informes a los jueces. La tarea que hacen es altamente
meritoria. Es una muy buena experiencia. Los chicos están necesitando
una apertura en su relación con el afuera y la llegada de los docentes,
de alguna manera, se los permite, opinó Alberto Florio, coordinador
de Cultura y Pedagogías Alternativas, del Consejo Nacional del
Menor y la Familia. Ninguno de los profesores del EMEN Nº 6 cobra
un peso extra por esta actividad. Lo hacen dicen para ayudar
a los pibes.
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