Es muy bonita, una muñeca.
Esa fue la descripción que recibió la policía de
Mar del Plata, entre otros datos básicos destinados a tratar de
dar con el paradero de una joven mendocina de 22 años, quien presuntamente
ejercía la prostitución en la ciudad balnearia. Desde hace
tres días la joven está ausente, sin aviso, del hotel donde
se hospedaba y sus dueños, que la conocen por ser una clienta habitual,
abonaron la hipótesis de que haya sido una nueva víctima
de esa entelequia que se ha dado en llamar El Loco de la Ruta.
Dándole crédito a la posibilidad, el fiscal marplatense
Carlos Pelliza sumó la denuncia a la causa en la que se investigan
los asesinatos o desapariciones de más de diez prostitutas.
El dueño del hotel Escorial de Mar del Plata, Juan Luis Fritschi,
consideró que es muy extraño que no tengan información
sobre el paradero de la joven, identificada como Fernanda Lucía
Barón, quien de acuerdo con los datos proporcionados por el hotelero
ejercía la prostitución en la esquina de Funes y 25 de Mayo.
En la zona, a tres cuadras de la estación de trenes y a diez del
microcentro, en los últimos años se incrementó la
presencia de travestis y mujeres que ejercen la prostitución.
La denuncia fue presentada en la comisaría 1ª por Luana Gano,
de 21 años, también mendocina, amiga personal de Barón
y huésped del Hotel Escorial, ubicado en Córdoba 2050. La
presentación fue girada al fiscal Pelliza, que investiga el asesinato
de cinco prostitutas y la desaparición de otras cinco. El fiscal
ordenó a una comisión especial, encabezada por el subcomisario
Néstor Suhit, de la Dirección de Investigaciones (DDI) VII.
El caso fue caratulado Averiguación de Paradero.
Fernanda Barón mide un metro sesenta, pesa 50 kilos, es delgada,
de cabellos negros y lacios que le llegan a la mitad de la espalda, tez
blanca y ojos marrones claros. Tiene varios tatuajes: una rosa en el hombro
derecho, un corazón con dos espadas cruzadas en el brazo izquierdo,
las iniciales FYV en el antebrazo izquierdo, y la frase Ariel
te amo en la pierna derecha. Fue vista por última vez el
jueves a la noche. Vestía una remera sin mangas de color negra,
zapatos con taco cuadrado, un pantalón azul oscuro de vestir y
un colgante negro con una cruz plateada. Este era la tercera temporada
de verano consecutiva que la joven desaparecida se alojaba en el Escorial.
Un día del campo en
la ciudad
La celebración comenzó, con fogones, guitarreadas,
mate, vino y empanadas en la noche del viernes. A la vigilia le
siguió una serie de actividades que coronaron la celebración
de la Fiesta Nacional del Gaucho con desfiles de carrozas por la
avenida de Mayo. De los actos, que tuvieron su epicentro en la Plaza
de Mayo, frente al Cabildo, participaron cerca de cincuenta entidades
tradicionalistas de todo el país, en su mayoría de
la provincia de Buenos Aires. Hubo baile, vestimentas típicas
de distintas regiones y hasta algunos gauchos modernos que, vez
de mate, tomaron gaseosa con pajita. Algunas entidades aborígenes
se sumaron al desfile, en apariencia sin rencores.
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