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Balances, críticas y razones del
nuevo mapa estudiantil de la UBA

En las elecciones que acaban de terminar, la Alianza perdió dos centros que controlaba. Sobre 13 facultades, en 6 ganó la oposición.

Dominio: A favor de los aliados cabe apuntar que siguen encabezando los centros de las facultades más grandes de la UBA. Y que este año la elección fue optativa.

Por Javier Lorca

Con todos los votos emitidos y todas las urnas escrutadas, las recién concluidas elecciones estudiantiles desplegaron un nuevo escenario político en la UBA. Ahora, de los 13 centros de estudiantes, 7 quedaron en manos de la Alianza y 6 bajo la conducción de diversas agrupaciones y frentes independientes y de izquierda. Hace solo un año, la ecuación favorecía 9 a 4 a los aliados. Para los dirigentes, las razones se dividen en dos grupos de pareja incidencia: la crítica política nacional y la dinámica interna de cada facultad. El primer test para las nuevas relaciones de fuerza será el congreso de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que se hará a mediados de diciembre: allí, Franja Morada tendría asegurada la presidencia, pero de la secretaría general para abajo todo está por disputarse.
En las elecciones que concluyeron la semana pasada, la coalición Franja Morada-Frepaso sólo pudo retener centros de estudiantes. No sumó ninguno, sino que, todo lo contrario, perdió dos de los que conducía (Ciencias Sociales y Veterinarias), además de seguir sin poder controlar los centros que estaban en poder de la oposición: Exactas, Ingeniería, Agronomía y Filosofía y Letras. A favor de la Alianza, cabe apuntar que sigue encabezando los centros de las facultades más grandes de la UBA. Este año logró retener los de Arquitectura, Derecho, Medicina, Farmacia, Odontología, Psicología y Ciencias Económicas (en realidad, el caso de Económicas es diferente: recién a principios de este año pudieron hacerse las elecciones correspondientes a 1999, por lo que esa facultad trae un cronograma desfasado). Otro argumento a favor de los aliados es que fueron elecciones optativas, ya que en la mayoría de los casos sólo se renovaban conducciones de centros y no cargos en juntas y consejos. Por eso, la cantidad de votantes fue inferior a la del ‘99, cuando el voto fue obligatorio.
Desde Franja Morada, hubo análisis disímiles. “El caudal de votos de Franja y de la Alianza disminuyó –admitió Adrián Arimay, dirigente del radicalismo universitario–. Creemos que tuvo mucho que ver la imagen negativa que está teniendo el gobierno. Pero también influyeron otras cuestiones. En Veterinarias ganó una agrupación independiente y eso tiene más que ver con la política interna de la facultad que con otra cosa”, apuntó, en diálogo con este diario. En cambio, el titular de la FUBA, Guillermo de Maya, dijo: “Seguimos manteniendo un nivel de consenso muy amplio en el movimiento estudiantil. En el marco de este primer año de gobierno de la Alianza, los estudiantes nos vieron con cierto nivel de independencia. El balance es positivo y nos llena de responsabilidad para una nueva etapa donde tendremos que defender a la universidad pública y gratuita de los ataques del establishment”.
El secretario general del Frente Grande Universitario, Lucas Nejamkis, hizo otro análisis. “En general, el resultado fue positivo, pese a que algunos golpes fueron muy fuertes, como el que sufrimos en Sociales. La situación del país es muy difícil y en la mayoría de las facultades somos oficialismo. Si contextualizamos las elecciones, con un Gobierno que está haciendo muy poco por solucionar los problemas de la gente, los resultados podrían haber sido mucho peores”, dijo.
“Por más que la Franja intentó despegarse del Gobierno, no pudo. Son parte del modelo de ajuste y falta de expectativas”, opinó Mariano Molina (Movimiento Refundación de Sociales), nuevo presidente del centro de Sociales. Entre los factores internos de la facultad, destacó que “hubo debates muy fuertes sobre el modelo de universidad y de centro de estudiantes que queremos”. “Nosotros ganamos con nuestra propuesta de refundar el centro, terminar con los profesionales de la política, terminar con la participación limitada al voto –dijo–. Y ellos perdieron con un proyecto de centro vacío de participación, más preocupado por brindar servicios que por los problemas cotidianos.” El flamante titulardel centro de Filosofía y Letras, Esteban Chiaradía (Frente Amplio Estudiantil), vinculó las derrotas que sufrió la Alianza a “un rechazo de la política nacional, en particular de la educativa, y del manejo bastante espurio que se está haciendo de la universidad, con gestiones escandalosas en muchas facultades”. Y agregó: “Entre los estudiantes pesaron mucho los anuncios de un impuesto a los graduados y los ajustes presupuestarios. En Filosofía también incidió una gestión que acepta como una fatalidad el discurso de que no hay recursos y donde se está dando un fuerte descenso del nivel académico”.

 

Para el tiempo libre... (si queda)

Arte. Hoy, a las 19.30, se proyecta Mala época en la Bienal de Económicas. A las 19.30, habrá una mesa sobre cine. Mañana, a las 19, una charla sobre tango y, a las 22, lectura de poesía. El sábado, desde las 16, talleres de literatura, pintura y efectos especiales. Y, a las 22, recitales. Gratis. En Uriburu 763.
Día. Mañana, de 20.30 a 22.30, se dará un ciclo de conferencias en el Rojas por el Día Internacional del Sida. Gratis, en Corrientes 2038.
Charla. Hoy, a las 18, Estela Carlotto y Alejandro Mosquera darán una charla en la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Universidad de La Plata, en avenida 44 entre 8 y 9.
Sociales. Mañana se hará la 1ª jornada abierta del centro de estudiantes de Sociales, en Ramos Mejía 841, desde las 17.
Carreras. El lunes abrirá la inscripción para 2001 de todas las carreras que se dictan en el IUNA. Informes: Sánchez de Loria 443 o www.iuna.edu.ar.
Carreras II. La Universidad Caece dará durante diciembre charlas informativas sobre todas sus carreras. Informes: Perón 2933, 4384-7805/06 (ints. 102 y 103).
Mercosur. Hasta el sábado, sigue el seminario “Las grandes regiones metropolitanas del Mercosur y México”. En la UNGS, Juan Gutiérrez y José L. Suárez (Polvorines), 4469-7628.
Política. Mañana, a las 19, se cierran las Jornadas de Ciencia Política (UBA) con la charla “La política y lo político”. En Ramos Mejía 841.
Música. La Facultad de Derecho invita a tres conciertos que se harán mañana, a las 20.30; el sábado, a las 18, y el domingo, a las 17. En Figueroa Alcorta 2263. Gratis.
Barrio. Los programas “Sociales sale a la calle” y “La universidad en el barrio” harán un encuentro el sábado, a las 10, en Ramos Mejía 841.

 

OPINION
Por Ernesto Meccia *

La política tributario-predatoria

No sin sorpresa, días atrás hemos escuchado al ministro de Educación, Hugo Juri, decir que está en estudio la instrumentación de un impuesto a los graduados de las universidades nacionales. Estimativamente, unos 550 mil graduados (el 70,5 por ciento de un total de 780 mil) estarían en condiciones de pagarlo. Acompañaron esos dichos diagnósticos remanidos sobre la paupérrima situación presupuestaria de las universidades y exigencias referidas a la racionalización y a la transparencia en el manejo de los fondos destinados al sector. Sin embargo, lo más distintivo de los dichos ha sido que este nuevo impuesto descansa sobre el espíritu de la “solidaridad social”: esto es, mediante los aportes se lograrían recaudar entre 150 y 200 millones de pesos al año y, de este modo, poder otorgar 50 mil becas a estudiantes que por su condición socioeconómica no puedan solventar sus estudios superiores.
Desde el Ministerio de Educación se ha reflotado la idea de que los graduados deben devolverle algo a una sociedad que les permitió acceder a la universidad en forma gratuita, lo que en varios lugares se está llamando “servicio social obligatorio”. Naturalmente, es defendible y legítima esa figura y el espíritu de solidaridad sobre el que se asienta, pero el instrumento elegido para plasmarlo es sumamente criticable (además de sospechoso) por varias razones.
Si se trata de devolver algo a la sociedad, se le debería reclamar al graduado algo de un orden específico, es decir, acorde con la formación recibida. Sería interesante que los últimos tramos de las carreras adquieran la forma de pasantías preprofesionales obligatorias en instituciones del Estado o en centros de investigación, de modo que el estudiante próximo a graduarse ponga su mente (una mente forjada al interior de la universidad pública) al servicio de proyectos socialmente relevantes. Aquí sí quedaría a resguardo el espíritu de solidaridad social, compromiso que no podría apuntalar un impuesto.
Otro impuesto de esta categoría (impuesto “parche”) es sospechoso. ¿Qué puede sospecharse de una clase política que a la hora de resolver los enormes problemas que aquejan a un país piensa sólo en depredar más a su población? Es lamentable que la creatividad de muchos políticos haya quedado reducida a esto, máxime cuando está tan instalada la ineficacia y lo ilegítimo de la voracidad impositiva. No obstante, hay que reconocer que algunos funcionarios poseen pericias estadísticas: informática mediante es aterrador comprobar cómo se inventan nuevas categorías sociales, es decir, agregados de personas reducidas a números, para la aplicación de políticas tributario-predatorias. Cotidianamente esto lo padecen camioneros que deben pagar peajes ridículos, pequeños productores agropecuarios, miles de empleados públicos y de trabajadores independientes. También lo sufrieron automovilistas que creyeron mejorar los sueldos docentes con un impuesto especial. Hoy nos toca a los graduados de las universidades nacionales. Pero somos nosotros quienes más debemos poner al desnudo lo insensato de estas situaciones y anteponer ante cualquier invención la condición de lo que realmente somos.

* Sociólogo, director de Graduados de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

 

 

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