Por
Adrián De Benedictis
Después de vivir la peor semana del año, que incluyó
el título de Boca en Tokio y la eliminación en las semifinales
de la Copa Mercosur ante el Vasco Da Gama dos días más tarde,
River intenta abrazarse a un sueño que cada vez parece más
inalcanzable. En la tarde de ayer logró su tercera victoria consecutiva
el partido ante Newells lo está ganando pero debe completarlo
el miércoles en el torneo, y ahora espera un traspié
de su eterno rival para que el final del 2000 no sea tan angustiante.
De todas maneras, por lo que muestra en la cancha, el equipo conducido
por Américo Gallego no se parece en nada al que logró el
título en julio pasado, y sigue adelante sólo por la calidad
de sus individualidades.
Después de la derrota por 1-0 en Brasil con expulsiones y descontrol,
River tenía la misión de retomar el rumbo en el campeonato
local. Y en el camino aparecía Almagro, último en la tabla
de posiciones y sin triunfos en lo que va del certamen. Por ese motivo,
todo hacía suponer que ganaría; y que lo haría sin
complicaciones. Lo primero sucedió, pero el sufrimiento fue el
protagonista en el estadio de Ferro. Porque River ganó por 5-4
y sigue en deuda con su fútbol.
El partido tuvo un ritmo vertiginoso. Cada ataque que iniciaban los equipos
finalizaba con posibilidades de gol, y todo se desarrollaba en las áreas.
En los primeros minutos, Almagro se fue adueñando lentamente de
la pelota, y a partir de lo que generaba Villalba se fue acercando a Bonano.
Por ello, no sorprendió cuando se puso en ventaja a través
de Bevacqua, quien definió abajo luego de una buena habilitación
de Stalteri. En River, Aimar no podía entrar en contacto con la
pelota, y el desorden se adueñaba del equipo de Núñez.
Pero claro, la ventaja de poder contar con futbolistas que pueden cambiar
el rumbo de un partido en una sola jugada, hizo que en medio de la confusión
River llegara a la primera igualdad de la tarde por intermedio del colombiano
Angel. El delantero definió de media vuelta después de un
toque suave en la salida de un tiro libre.
A partir de ese momento River se animó un poco más, y Saviola
tuvo su primera chance pero perdió en el duelo con el arquero Grosso.
Pero exactamente a los 30 minutos, Couceiro marcó el segundo para
Almagro luego de capturar un rebote en el área. El encuentro no
daba descanso en absoluto. Angel estuvo cerca de volver a marcar pero
su cabezazo dio en el palo. A los 34 minutos, Aimar acarició la
pelota por arriba de Grosso, cuando todos esperaban el centro al área.
En ese instante, la hinchada de River comenzó a cantar contra los
dirigentes: River no se vende, y si venden a los pibes
va a haber quilombo, eran las melodías que partían
desde la tribuna. Se acercaba el final de la primera parte y continuaban
las emociones. A los 39 minutos Almagro se adelantó nuevamente
en el marcador con un cabezazo de Bevacqua al primer palo de Bonano. A
los 42 minutos, otra vez Angel marcaba el tercer empate con un derechazo
bajo, después de recibir una precisa habilitación de Aimar.
Cuando parecía que el primer tiempo terminaba igualado, River pasó
por primera vez al frente dos minutos más tarde: Saviola construyó
una gran jugada por la izquierda y tiró un centro para la entrada
de Coudet por el medio, quien definió de derecha para poner el
partido 4-3.
Uno de los mayores problemas que había tenido River en esa mitad
era en el medio. En consecuencia, Gancedo (fue ovacionado por la gente)
volvió a jugar luego de su conflicto con el técnico, y lo
hizo de volante central, en lugar de Garcé. Apenas se jugaba un
minuto del segundo tiempo y Saviola encontró la luz en el cielo
gris de Caballito. El delantero arrancó por la izquierda y después
de eludir a tres rivales con un túnel incluido ingresó
al área y definió al segundo palo del arquero para marcar
el quinto gol de su equipo. Todo parecía definido, pero Almagro
no se iba a entregar así nomás y Rivero descontó
con un remate alto después de varios rebotes en el área.
Pero Almagro no aguantó físicamente como para llegar al
empate. Por estas horas, River cree en los milagros; aunque su juego no
dé para soñar.
Desequilibró
Saviola
- Javier
Saviola volvió a ser el factor desequilibrante para que River
haya alcanzado una nueva victoria. El delantero fue imparable para
la defensa local, y convirtió un gol con una gran definición.
- El arquero
Damián Grosso resultó fundamental para que la derrota
de Almagro no fuera más abultada. Ganó varios mano
a mano y transmitió seguridad a sus compañeros.
- El caso
inverso es Roberto Bonano. El arquero de River sigue lejos del nivel
que lo llevó a la Selección argentina. Ayer falló
cuando salió a cortar los envíos aéreos, y
dio algunos rebotes.
- La defensa
de River continúa con problemas de coordinación. Trotta
y Yepes quedan desacomodados en los contrataques del rival, y pierden
seguido cuando quieren despejar de cabeza.
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