Del
brazo y con caricias, él la empuja hacia la confitería:
Vení, esperémoslo adentro. Este Pichi siempre tarda.
Tomamos un cafecito.
Empujan la puerta; ella elige mesa; se sientan. Viene el mozo que casi
siempre los atiende.
¿Un café? Sí, traéme dos querés...
Ah, traéme un diario, que sea Crónica mejor...
Ella ha sacado el espejito y se acomoda el pelo que un vientito desprolijó:
¿Por qué Crónica? Si son todos lo mismo...
Nena, ¿qué van a ser lo mismo? Crónica trae
todas las carreras y da buenos datos.
Todos traen las carreras...
Bueno, no empecemos, a mí me gusta Crónica y ma-fangulo.
No me hagás enojar querés... Recién empezamos...
No me rompás de entrada, querés. Hoy tuve un mal día.
Quiero terminarlo bien.
Ella le hace señas al mozo. Este le dice que ya van los dos cafés.
Ella le dice que no con el dedo índice. El mozo, que sabe que ella
es pesada, se acerca algo esgunfiado y sin mucho equilibrio en el andar.
Perdonáme. No quiero café. Dame un té con leche
y... No, con leche no, engorda. Dame un té con limón y un
tostado de jamón y queso. ¿Vos querés un tostado?
No, no quiero tostado, quiero un café, nada más.
Bueno, a mí traéme eso, un té con limón
y un tostado de... jamón.
¿Qué le traigo, de jamón solo o de jamón
y queso?
Jamón solo dice ella y el mozo se va al tiempo que el otro le recuerda:
Y traéme Crónica.
El mozo tiene ganas de volverse y decirle que en la esquina está
el kiosco y que se lo vaya a comprar, pero se aguanta y pide que le cambien
el café por el nuevo pedido y le dice al de la caja que le dé
un diario. El de la caja mete la mano debajo y hace aparecer dos diarios
muy manoseados, uno es Crónica. El mozo deja Crónica y pone
el otro diario en la bandeja.
¿Así que vos estás adelgazando? ¿Te
miraste en el espejo últimamente? Si te parecés a la mujer
de Popeye, qué me venís con adelgazar, por favor. De mi
lado, el colchón parece un pozo hecho por una bomba, de tu lado
está derechito, como que no se ha dado cuenta de que vos te acostás
encima. La verdad que hubiera pedido un tostado de jamón y queso.
Me hiciste entrar las ganas.
Por favor. No comas queso. Sabés que la leche y el queso
te hacen mal.
No me hacen mal, Nena. Me hacen tirar unos pedos de iglesia, verdad,
pero eso no quiere decir que me hacen mal.
Llega el mozo. Deposita el pedido y el diario.
¿No tenías Crónica?
El mozo pone cara de compromiso evitando la de felicidad y se va.
Este bar me cae mal. Acá no venimos más. Otra vez
que tengamos que esperar al Pichi vamos al de la otra esquina. Mirá
lo que me trae. ¡Ni una noticia de deportes!
Y, sin intención de abrirlo, deja el diario doblado en una esquina
de la mesa. Ella prepara su té. Da un bocado al tostado. Agarra
el diario y lo hojea. En un suplemento hay fotos de mansiones, de casas
de categoría y recicladas, con sus planos; es un suplemento de
arquitectura. Mirá, mirá. Qué linda casa. ¿Algún
día tendremos una así?... ¿La ubicás, no?...
El echa un vistazo sin dejar de beber su café:
No. ¿Ubicarla, por qué?
Pasamos siempre frente a ella. La vemos cuando vamos a tomar el
ómnibus.
Este Pichi cuando se atrasa no tiene piedad. Un día de éstos
lo voy a dejar colgado, ya vas a ver. Todavía no entiende que lo
nuestro no es joda, ¡es un laburo!
Ella termina de comer el tostado. Bebe el té con medida elegancia:
Mirá qué bien. Explican cómo está hecha
la casa. Están los planos.
El se distrae en una mujer que se sienta cerca y la Nena lo codea para
que le preste atención a ella. El hace caso.
Mirá. Explican todo. Hay un subsuelo, mirá vos. Está
la planta baja y la planta alta. Mirá vos... Acá está
el garaje ¿ves? Mirá qué bien dibujados están
los planos. Mirá, acá en el garaje hay una escalera para
subir a la planta baja... Y mirá, acá en la planta alta
están los dormitorios...
El le saca la hoja de la mano. Observa muy bien los planos. Ella termina
su té con exagerado placer:
Mirá vos. Hace tanto que los tengo vistos que ahora me cierran
todos los movimientos de esa casa. Solamente son un matrimonio y tres
hijos chicos. Los he visto salir temprano en el auto, seguramente el padre
antes de ir al trabajo los lleva al colegio... Se queda la mujer... La
mucama después de manguerear la vereda se va al mercado...
Cuando limpia la otra vereda, cuando dobla la esquina... Habría
que meterse en el garaje y...
... Esconderse acá, mirá ¿ves?, dice habitación
de servicio...
El lavadero también parece cómodo... O la sala de
máquina ¿qué mierda es sala de máquina?
Y... estarán las luces, qué sé yo. ¿Ves?
Mirá, por la escalera se sube al estar-comedor. Mirá
vos, ¿tendremos alguna vez estar-comedor nosotros?
No es así. Se sube al comedor diario, fijate
bien...
Tenés razón. Mejor todavía. Se la puede sorprender
más fácil.
El Pichi entra al bar. Va hasta la mesa. Los saluda, se sienta y dice:
¡Qué mishiadura, che! No se puede creer. Este país
golpea duro, lo parió. Tengo una depre que ni te cuento. Mejor
levántenme el ánimo porque si no...
Ella le coloca delante la página del diario que trae la foto de
la casa y sus planos:
Pedile una aspirina al mozo. ¿Te gusta esa casa?
REP
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