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CALCULAN MAL LA ALTURA DE UN EDIFICIO Y ORDENAN SU DEMOLICION
La calle ancha y la vista gorda

El gobierno porteño ordenó demoler parte de un edificio construido en forma irregular: fraguaron el ancho de la calle para levantar más pisos. Las familias damnificadas son 42.

Por Eduardo Videla

La calle Vidal, en el barrio de Belgrano, tiene la extraña virtud de ensancharse y angostarse según las circunstancia, sin necesidad de obra pública alguna. Ese atributo se desprende del expediente vinculado con la construcción de un edificio de ocho pisos, sobre el 1539 de esa arteria, cuya altura fue calculada sobre un ancho de 17,32 metros para esa calle que, en realidad, resultó tener 5 metros menos. El “error”, que a esta altura no parece involuntario, derivó en un calvario para los propietarios: después de años de trámites infructuosos, se enfrentan ahora con una resolución del gobierno porteño, que ordena demoler la superficie construida en forma irregular, que equivale a más de dos pisos. En forma paralela, un proyecto presentado por el diputado Marcelo Vensentini intenta regularizar la situación de los damnificados, convalidando el exceso como una excepción al Código de Planeamiento Urbano.
El edificio, ubicado entre Virrey del Pino y Virrey Avilés, comenzó a construirse en 1994 y se finalizó en setiembre del ‘97. Tiene en total 48 departamentos –seis por piso–, de los cuales 42 fueron vendidos. Todos de dos ambientes, valuados en unos 70 mil dólares cada uno. Eso, al menos, es lo que pagaron los propietarios: sin escritura, su valor se reduce al de un inmueble invendible.
Lo pudo comprobar Teresa Domínguez, una de las propietarias, que por problemas de salud necesitaba vender el departamento para volver a Comodoro Rivadavia. “Desde marzo de 1999 estoy recorriendo oficinas de la empresa, del gobierno de la Ciudad y de la Legislatura, en busca de una solución”, se queja la mujer, que asumió la representación de buena parte de los propietarios.
El caso de la calle Vidal se parece a aquellos que eran resultado del festival de excepciones e irregularidades que fueron moneda corriente en la ciudad de Buenos Aires. Por este caso, se sancionó al arquitecto que confeccionó el plano, se inició un sumario administrativo, del cual no se conocen los resultados y se tramitan dos causas penales.
Los vecinos están acorralados. Un grupo de nueve propietarios inició acciones legales contra la empresa Nola Construcciones, propiedad de Saverio Gerardo Natale, y pidió el embargo del edificio. Si esta medida prospera, el edificio sería rematado y el resto de los compradores perdería su derecho sobre su propiedad.
Según consta en el expediente, en el certificado de nomenclatura parcelaria presentado en agosto de 1994, cuando se comenzó a construir el edificio, consta que la calle Vidal tiene 17,32 metros de ancho. Como el Factor de Ocupación Total (FOT) en esa zona se calcula en base a las medidas de la calle, se autorizó una altura máxima de ocho pisos. Recién tres años después, la Dirección de Fiscalización de Obras y Catastro se dio cuenta de que, en realidad, la calle en cuestión mide apenas 12,43 metros. Pero ya era tarde: el edificio estaba terminado.
Esa misma dependencia le aplicó al arquitecto Juan Carlos Gentile, responsable de la obra, cuatro años de suspensión en el uso de la firma, e intimó a los propietarios a demoler las obras no ajustadas al Código: un total de 1268 metros cuadrados.
El secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil, ratificó esta decisión mediante una resolución del 3 de agosto último: allí se fija un plazo de 60 días hábiles para que se proceda “a la demolición de las obras reglamentarias”.
“No es la primera vez que ordenamos la demolición de obras irregulares”, dijo García Espil a Página/12. El funcionario, sin embargo, admitió que siempre se trató de edificios en construcción, no terminados, como éste. “Lo agarramos demasiado avanzado al caso”, admitió. El plazo de 60 días ya está cumplido y, según García Espil, sólo falta que se firme el decreto para la demolición.
El reclamo de los vecinos, sin embargo, encontró eco en la Legislatura. El titular de la Comisión de Planeamiento Urbano, Marcelo Vensentini,presentó un proyecto destinado a “convalidar la construcción, al único efecto de expedir el certificado de final de obra”, elemento indispensable para que los propietarios puedan acceder a la escritura. El proyecto establece que la regularización se llevará a cabo “sin perjuicio de las acciones administrativas y judiciales contra los responsables de las irregularidades detectadas”.
“Es necesario regularizar la obra porque los propietarios no son responsables de las irregularidades cometidas. La demolición implicaría un perjuicio patrimonial para los afectados”, dijo Vensentini a Página/12. Por cuerda separada, el legislador giró el caso a la defensora del Pueblo, Alicia Oliveira, para que investigue supuestas irregularidades cometidas en el ámbito oficial.

 

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