Los
integrantes de la CGT oficial y la rebelde no se ponen de acuerdo en la
manera de protestar contra el decreto de desregulación de obras
sociales. Mientras la central de Rodolfo Daer amenaza con un paro una
palabra que se escuchó nuevamente ayer al fracasar las negociaciones
con el Gobierno, las huestes de Hugo Moyano piensan, como mucho,
en realizar una movilización.
La CGT oficial tenía agendado un encuentro en la cartera laboral
para participar de la redacción de la letra chica del decreto.
Al ver que ya es inevitable reformar el sistema de salud, buscaron en
todo momento sacar al menos al mayor provecho. Un punto por el que peleaban
era la prolongación de la obligatoriedad de un nuevo trabajador
de permanecer durante un tiempo determinado en la obra social de origen.
Según el Gobierno, aquel que comienza a trabajar en, por ejemplo,
un supermercado, debe aportar durante seis meses a la obra social de comercio
y recién después de ese lapso estará habilitado para
traspasarse a otra. Los sindicalistas quieren extender ese lapso a un
año y además incluir como nuevo trabajador no sólo
a los debutantes en el mercado laboral sino también a aquellos
que perdieron su empleo y consiguen otro.
De esta manera, los sindicalistas se asegurarán para sus obras
sociales el aporte de esa porción de trabajadores que de ninguna
manera podrán contribuir a las arcas de las prepagas, ya que no
representan a ninguna actividad.
El tema debía ser abordado ayer en una reunión con la ministra
de Trabajo, Patricia Bullrich. Pero finalmente ese encuentro no se produjo
y las negociaciones continuaron por vía telefónica. Ayer
mismo por la tarde, Bullrich, el ministro de Salud, Héctor Lombardo,
el titular de la AFIP, Héctor Rodríguez, y el jefe de Gabinete,
Chrystian Colombo, se reunieron para terminar de redactar la letra chica
del proyecto.
Aun con algunas modificaciones que se introdujeron en estos últimos
días por gestiones de los sindicalistas, Daer sigue azuzando con
una huelga para antes de fin de año.
Representantes de la CGT de Daer y de Moyano ya mantuvieron un encuentro
para acordar la manera de enfrentar la desregulación del sistema
de obras sociales. Se habló incluso de realizar dos movilizaciones,
una a Plaza de Mayo y otra a Congreso. Pero nunca terminaron de ponerse
de acuerdo y el tema se enfrió.
Moyano, que hoy regresa de Inglaterra donde viajó para participar
de un congreso del sector del transporte no tiene agendada ninguna
nueva huelga para lo que resta del año, y menos por el decreto
de desregulación de las obras sociales.
Si bien se opone a la libre competencia entre las obras sociales sindicales
y las empresas de medicina prepaga, no quiere encabezar una pelea sólo
con esa consigna, más aún sabiendo que la gente lo percibe
como una defensa de las cajas y no de la salud de los trabajadores.
El camionero tampoco quiere perder el crédito que consiguió
en los últimos meses, sobre todo gracias al éxito del paro
de 36 horas realizado el último 23 y 24 de noviembre.
Daer, que ayer se recluyó desde la tarde en su casa, aguardará
el regreso de Moyano para definir hoy alguna estrategia en común.
Aunque, claro, primero recibirá en la sede de la CGT al ex presidente
Carlos Menem, su referente político.
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