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UN FALLO DE LA CORTE SUPREMA Y OTRO LOCAL RESULTARON TRIUNFOS PARA BUSH
Todos los caminos conducen a Tallahassee

La Corte Suprema pidió a sus colegas de Florida que expliquen un fallo que autorizó recuentos de votos, y un juez local rechazó el pedido de Gore de un nuevo recuento. En Tallahassee, ahora la Corte tiene en sus manos la apelación.

La guerra legal por la presidencia norteamericana continúa con todo encarnizamiento. Pero cada nueva dilación es una batalla en la que vence George W. Bush. Y ayer el candidato republicano ganó dos batallas. Primero, la Corte Suprema de Estados Unidos reenvió a la Corte Suprema de Florida el fallo por el que ésta había autorizado una prórroga y un recuento de los votos en varios condados en litigio. El máximo tribunal federal busca así una ampliación de la sentencia, fundada en la legislación estadual. Pero el mayor golpe a la causa del demócrata Al Gore fue asestado en Tallahassee, donde el juez N. Sanders Saul falló en contra del pedido de sus abogados por un recuento total en los condados de MiamiDade y Palm Beach. Los demócratas anunciaron inmediatamente que apelarán a la Corte Suprema de Florida.
Los dos principales juicios post-elección convergieron así ayer en el máximo tribunal de Florida, con sede en la capital estadual de Tallahassee, en cuyas manos está por ahora la decisión de quién será el próximo presidente de Estados Unidos. Los dos casos no están relacionados, ya que la decisión del 21 de noviembre (que la Corte de Washington pidió que se amplíe) tiene que ver con el proceso de certificación del resultado de los escrutinios, y el veredicto del juez Sauls se refiere a una impugnación del resultado ya certificado.
En principio, el fallo unánime de la Corte Suprema de Washington significa que la ventaja de Bush sobre Gore en la elección presidencial de Florida se retrotrae al margen de 930 votos que existía antes de que el recuento del condado de Broward –el único que pudo cumplir el plazo prorrogado por la Corte de Tallahassee– lo redujera a 537. Pero la Corte no tomó partido en lo que toca a los otros litigios abiertos por Gore y los demócratas. Hasta ahora, la Corte Suprema parece más inclinada a exhibir su propia unanimidad al tratar un tema controvertido que a aventurarse en un pronunciamiento más general que siente principios que deban ser acatados por todos los tribunales inferiores.
Las esperanzas del partido de Bush y el miedo del de Gore de que con su fallo la Corte Suprema federal pusiera un punto final a los juicios que se litigan en los tribunales de Florida –señalando de este modo un fin próximo y visible a la decisión presidencial– sufrieron una nueva postergación. A los jueces de Washington, según se lee en la sentencia de siete páginas sin firma que se conoció ayer, les queda “poco claro” hasta qué punto sus colegas en la corte estadual de Florida tuvieron en cuenta el artículo 2 de la Constitución y la sección 5 del Código de 1877 sobre el colegio electoral. Es así que a la Corte de Florida le pidieron que pensara de nuevo sus fundamentos. Como en los exámenes escolares, que “justifique su respuesta”.
El golpe más demoledor llegó después de que el juez del condado de Leon, N. Sanders Saul, leyera (para tenerlo en cuenta) el fallo de la Corte Suprema federal. En su propio fallo rechazó de manera rotunda la demanda de Al Gore de ordenar el recuento manual de miles de votos de las elecciones del 7 de noviembre. El fallo fue inmediatamente apelado ante la Corte Suprema de Florida, que ya tenía las manos llenas con el pedido de
revisión de su veredicto del 21 de noviembre, el que había autorizado los recuentos manuales en algunos condados y modificado el plazo legal para que fueran aceptados. Para esto, la Corte dio plazo hasta hoy a las tres de la tarde para que las partes presentaran nuevos alegatos que no excedan las veinte páginas.
El juez N. Sanders Sauls determinó que en el marco de las leyes de Florida el vicepresidente Gore no aportó evidencias para justificar un recuento manual. Sus abogados “fallaron en (su responsabilidad de evidenciar) la carga de la prueba”, dijo Sauls, quien leyó personalmente el veredicto ante una sala repleta, cámaras de televisión incluidas.
Sauls subrayó que los demandantes tenían la responsabilidad de demostrar que las juntas electorales de los condados en referencia habían cometido errores o abusado de su discreción, pero no presentaron evidencias deello. “No existen evidencias estadísticas creíbles, ni ninguna otra evidencia sustancial competente, para establecer mediante una preponderancia de probabilidades razonables que los resultados de la elección en el estado de Florida hubieran sido diferentes de los resultados que han sido certificados por la comisión electoral”, dijo el juez Sanders Saul.
Como había accedido al pedido de los abogados de Gore de ordenar la incautación de más de 12.000 votos de Miami-Dade y Palm Beach con el fin de ordenar el recuento si se justificaba, Sanders Saul dijo que esa evidencia permanecerá a buen recaudo. Todo en espera de la revisión del fallo por parte de la Corte Suprema de Florida.

Lazarillo en el laberinto judicial norteamericano

La Corte Suprema (federal) es el máximo tribunal de Estados Unidos. Debe decidir –en un juicio iniciado por una demanda de los abogados de Bush– si la Corte Suprema (estadual) de Florida se extralimitó al autorizar y prorrogar el plazo final de entrega de los conteos de votos en los condados que lo pidieron. Para fundar ese fallo, la Corte de Washington pidió ayer a la de Tallahassee (capital de Florida) una ampliación de su sentencia.
La decisión anunciada ayer en Washington no es una victoria final para Bush ni para Gore. Pero toda dilación es un triunfo para Bush, porque el calendario está en contra de su rival. El 14, Florida debe certificar a sus 25 grandes electores, que darán a quien los gane la mayoría de 270 necesaria para ser elegido presidente por el Colegio Electoral. La clásica doctrina de no intervención permitiría a la Corte Suprema no pronunciarse.
El juicio más interesante y rico en consecuencias concluyó ante un tribunal del condado de Leon (en Tallahassee). El juez N. Sanders Sauls rechazó el pedido de un recuento manual, parcial o total, de los votos dudosos (o de todos los votos) en los condados en litigio. Los demócratas habían argumentado que el conteo mecánico, realizado con máquinas anticuadas, dejó de lado numerosos votos por Al Gore, que la revisión manual permite detectar. Los abogados de Gore anunciaron que, ante un fallo adverso, apelarán ante la Corte Suprema (estadual) de Tallahassee. Antes de su sentencia, el juez Sanders Sauls pudo estudiar primero el pedido que la Corte Suprema nacional dirigió a la (estadual) de Tallahassee.
En el condado de Seminole (también Florida), un grupo local de demócratas busca impugnar varios miles de votos postales, que fueron aceptados por las autoridades electorales aunque eran formalmente inválidos. Como la gran mayoría de estos sufragios era republicana, su invalidación daría un giro de 180 grados a la elección. Es -aparentemente– el juicio más fácil de ganar para los demócratas, pero ni Gore ni su partido están detrás de la demanda, de la cual prefirieron abrirse. Después de todo, se declaran a favor de que se cuente cada voto, y de que se atienda a la voluntad de los electores, más allá de las imperfecciones detectables en la emisión. Ganar en los dos terrenos, y con razones contradictorias, es algo que no pueden permitirse.

 

 

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