El
flamante presidente de México, Vicente Fox, logró que sus
primeros tres días de gobierno marcaran algunas de las diferencias
que lo separarán de 71 años de poder priista. Y es el conflicto
en el sureño estado de Chiapas donde Fox parece dispuesto a hacer
cambios rápidamente. Después de haber ordenado (y cumplido)
el retiro del ejército de 53 posiciones de control (retenes) que
ocupaba en la zona de conflicto, las perspectivas de que las negociaciones
con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
recomiencen después de cuatro años de congelamiento son
cada vez mayores. Por lo pronto, el ministro del Interior Santiago Creel
confirmó ayer que Fox tramitará hoy una de las exigencias
del EZLN para volver a hablar: el envío al Congreso de un proyecto
de ley que supondría el reconocimiento de los derechos de casi
10 millones de indígenas. Y deslizó que el gobierno podría
dar una amnistía a los zapatistas detenidos en las cárceles
mexicanas, otra de las claves para destrabar el diálogo.
En los últimos tres días, el conflicto chiapaneco
ha registrado más avances hacia la paz que en los últimos
cuatro años, editorializó ayer el diario La Jornada.
Es que desde que Fox (del centroderechista Partido de Acción Nacional,
PAN) ordenara el repliegue militar de Chiapas en el mismo momento
que recibía la banda presidencial el viernes, el EZLN dio
muestras concretas de disposición a volver a las negociaciones
que el gobierno del flamante ex presidente Ernesto Zedillo sepultó
en 1996. El domingo, el subcomandante Marcos anunció
que en febrero viajará a la capital mexicana para explicar al Congreso
los puntos más controvertidos de los Acuerdos de San Andrés
sobre Derechos y Culturas Indígenas (firmados y congelados en febrero
de 1996) que Fox prometió enviar hoy al Legislativo. Marcos aclaró
que su viaje al Distrito Federal se hará al margen
de que haya o no avances con el gobierno nacional.
El Subcomandante anunció además que una vez que el gobierno
cumpla con las señales claras que pide el EZLN, enviará
una propuesta de lugar, fecha y agenda de un primer encuentro
que fije las bases para el inicio formal del diálogo de paz. Si
nosotros empezamos por poner muchas condiciones para empezar a hablar
nos van a decir No, es táctica, lo que quieren es ganar tiempo,
explicó. El EZLN ha aceptado que empecemos a negociar. Hay
energía positiva a raudales, celebró Fox. Y el arzobispo
de México, Norberto Rivera, calificó de excelente
la disposición de Marcos al ofrecer la colaboración de la
Iglesia para alcanzar la paz.
La voluntad de diálogo del nuevo gobierno mexicano quedará
materializada hoy cuando Fox envíe al Congreso la iniciativa de
ley que corresponde al texto elaborado en 1996 por la Comisión
de Concordia y Pacificación (Cocopa), conocido como Acuerdos de
San Andrés. El proyecto de la Cocopa (creada por el Congreso en
1995 para mediar por la paz en Chiapas) surgió después de
nueve meses de consultas entre el EZLN, sectores de la sociedad civil
y negociadores oficiales. Zedillo hizo entonces 18 observaciones
que rompieron toda posibilidad de acuerdo y congelaron la resolución
del conflicto hasta ahora que el hielo parece comenzar a derretirse.
La eventual amnistía a los presos zapatistas sería el tercer
paso (después del repliegue militar y el reconocimiento legal de
los derechos indígenas) que permitiría reanudar las conversaciones.
La primera señal en ese sentido corrió por cuenta del ministro
del Interior. Y el gobernador electo de Chiapas, Pablo Salazar (del opositor
Partido de la Revolución Democrática, PRD, en alianza con
el PAN), también anunció que está dispuesto a ordenar
la liberación de los presos políticos simpatizantes
del EZLN que puedan ser reivindicados a partir de que asuma el cargo
este viernes. Al menos 103 zapatistas están presos; 90 de ellos
en Chiapas y el resto en el estado de Tabasco, de donde el presidente
Fox fue gobernador. Paralelamente, el diario La Jornada publicó
ayer que el nuevo gobierno estaría estudiando la creación
de una zona desmilitarizada de unos 5000 km2 en los municipios chiapanecos
de Ocosingo y Las Margaritas para dejar una extensa área
limpia de militares y policías, en la cual los zapatistas puedan
moverse con seguridad.
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