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Quédense que ahora viene lo peor
en el conflicto palestino-israelí

El representante de la ONU en el Medio Oriente, Tarje Roed Larsen, advirtió ayer que el bloque económico israelí está radicalizando a los palestinos, y que esto podría llevar al derrame del conflicto a países vecinos.

El premier israelí Ehud Barak sostiene el bloqueo.

Por Brian Whitaker *

El conflicto palestino-israelí podría escalar rápidamente a una guerra regional, advirtió ayer el representante especial de las Naciones Unidas para el Medio Oriente, Terje Roed-Larsen, quien instó al gobierno israelí a levantar su bloqueo de los territorios palestinos. “La situación en estos momentos no es sostenible. Podría continuar así por algunas semanas más... (pero) podría deteriorar dramática y trágicamente, lo que podría producir derrames regionales, y entonces nos enfrentaremos a una guerra regional.” Israel impuso su bloqueo en octubre alegando razones de seguridad, pero los palestinos afirman que es un castigo colectivo que ha aislado a miles de sus fuentes de trabajo.
Roed-Larsen, un noruego, fue una figura clave en las negociaciones secretas entre la OLP de Yasser Arafat y Israel que culminaron con los Acuerdos de Oslo de 1993. Actualmente es un mediador cuyas opiniones son respetadas por ambas partes. “Las condiciones de vida de los palestinos están empeorando precipitadamente, y las redes de contención social se están agotando”, aseguró. Un “drástico aumento” de la pobreza desde el comienzo de la Intifada ha dejado a casi la mitad de los palestinos con menos 2,25 dólares por día, precisó: “Necesitamos una apertura masiva de los territorios palestinos, y lo necesitamos rápidamente”. Destacó que los palestinos habían logrado reducir el desempleo en Cisjordania y Gaza de un 30 por ciento en 1996 a un 12 por ciento el año pasado, pero que ahora había aumentado al 40 por ciento –más de 260.000 personas– por efecto del bloqueo. “Tres años de progreso fueron arrasados en dos meses de conflicto”, subrayó. Ya que cada trabajador mantiene a varias personas, Roed-Larsen estimó que más de un millón de palestinos habían sufrido una fuerte disminución de sus ingresos, y señaló que la Autoridad Palestina ya no es capaz de pagarles a sus funcionarios públicos. Según su cálculo, la economía palestina perdió más de 500 millones de dólares en los primeros 60 días de la crisis, y las pérdidas continúan a un ritmo de 10 millones por día.
Y estas cifras no incluyen el costo de cuidar a más de 9000 palestinos heridos, ni los impuestos que no se pueden recaudar (que probablemente suman cientos de millones de dólares), ni los daños de infraestructura. El Centro al-Mazen de Derechos Humanos en Gaza afirma que el armamento pesado israelí ya destruyó parcial o totalmente 431 viviendas, 13 edificios administrativos y 14 establecimientos religiosos en las primeras seis semanas del levantamiento. La destrucción de árboles –que tomará años reemplazar– también tendrá un efecto prolongado en los medios de vida. El Ministerio de Agricultura palestino estimó que el ejército israelí y los colonos judíos han arrancado más de 44.000 árboles, la mayoría viñedos y otros relacionados a la agricultura. Los israelíes justifican que esas medidas son necesarias para la seguridad, si bien también presionan colateralmente a los palestinos.
Algunos israelíes exigen medidas aún más duras, incluyendo profundizar el aislamiento económico. También se sugirió que la Corporación Eléctrica de Israel, la cual alega que la Autoridad Palestina le debe 4 millones de dólares, podría cortar el suministro de energía. Otros, incluyendo el servicio de inteligencia interno Shin Bet, argumentan que una política más dura solamente aumentará la desesperación de los palestinos y alentará ataques contra territorio israelí.
Tachando el bloqueo como “completamente contraproducente”, Roed Larsen enfatizó ayer que “esa política está alimentando la furia y es el instrumento más importante para la radicalización de la población palestina. El peligro ahora es que estas medidas produzcan una nueva generación de palestinos en los que el odio, la furia y el resentimiento perdurarán por décadas”. “Esto, en el largo y corto plazo, es la mayor amenaza a la situación de seguridad”, sintetizó.
Ayer unos 30.000 palestinos asistieron en Gaza al funeral de Awad Selmi, un alto dirigente del brazo armado de la agrupación integrista Hamasmuerto en una explosión, supuestamente cuando estaba colocando una bomba. Hamas ya juró que vengaría su muerte y rechazó las negociaciones como vía para lograr la paz. No obstante estas protestas masivas, Roed-Larsen insistió en que “es posible reparar el daño y seguir el proceso de Oslo reanudando las negociaciones”. Pero reiteró que, “en el frente económico, los pasos más importantes deben ser tomados por el gobierno israelí”.
Sus declaraciones vinieron luego de que el grupo israelí Paz Ahora llamara a la inmediata evacuación de los 6500 colonos israelíes en Gaza, seguido por el retiro gradual pero no dilatado de otros 100.000 colonos en áreas de Cisjordania, con alta población palestina. También propuso un intercambio de territorios con la Autoridad Palestina de las áreas en Cisjordania con una alta población judía, como Gush Etzion. La propuesta agrega que se debería ofrecer viviendas alternativas para los colonos evacuados.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.

 

Parte de guerra

Los choques ayer en Cisjordania y Gaza dejaron a dos palestinos muertos y cinco heridos. Un diplomático israelí fue herido de bala en Jordania.
El premier israelí Ehud Barak afirmó que estaba abierto a una reanudación de las negociaciones, siempre y cuando disminuya la violencia.
Mientras tanto, el enviado especial de la ONU para Medio Oriente advirtió que existía el peligro de una guerra regional. Subrayó que el bloqueo económico israelí causó una pérdida de al menos 500 millones de dólares para la economía palestina y que la mitad de los palestinos vive con apenas 2,25 dólares por día. Esta pobreza radicalizaría a la población palestina e impulsaría el derrame de la Intifada a países vecinos.

 

 

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