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EL DEMOCRATA AL GORE ANUNCIO QUE NO APELARA MAS ALLA DE TALLAHASSEE
El ring ya está listo para el último round

En manos de la Corte Suprema de Florida está la decisión final sobre los votos impugnados. Mañana empiezan las audiencias.

El gobernador de Texas, George W. Bush, se comporta ya como presidente en funciones.

Por Julian Borger
Desde Tallahassee, Florida

El escenario estaba listo ayer para el show final en la Corte Suprema de Florida entre George W. Bush y Al Gore. Los demócratas aseguraron que es su último esfuerzo para ganar la Casa Blanca después de una serie de reveses legales en su impugnación de los resultados de la elección presidencial del 7 de noviembre. En Tallahassee, el máximo tribunal estadual hizo lugar a una apelación con carácter urgente de los abogados de la campaña de Gore, que procurarán forzar un recuento de 14.000 boletas dudosas antes del 12 de diciembre, en la esperanza de superar la ventaja de 537 votos que lleva Bush en Florida. Para ello, deberán probar que el juez de primera instancia que se negó rotundamente a ordenar el recuento estuvo equivocado.
Cuatro semanas después de la elección y con sólo una semana antes de que Florida deba decidir a quién favorecer con sus 25 votos electorales en el Colegio Electoral, la Corte Suprema de Tallahassee fijó un apretadísimo cronograma. Pidió que las partes presenten hoy por escrito sus alegatos; mañana tendrán lugar las audiencias. A cada parte se le dará sólo media hora para defender su posición, y se espera una sentencia final para el fin de la semana. El vocero de la Corte Craig Waters dijo que de inmediato se dará consideración a este caso, enfatizando: “La Corte se toma muy en serio la expresión de inmediato”.
La mayoría de los analistas legales dicen que al equipo de Al Gore se le hará muy cuesta arriba revertir el fallo de un tribunal inferior que el lunes rechazó detalladamente los argumentos demócratas. Entre tanto, la Corte Suprema de Florida debe ampliar, a pedido de la Corte Suprema de Washington, su fallo del 21 de noviembre por el que extendió la fecha límite para terminar los recuentos, pero este asunto pasó a un segundo plano ante la urgencia del caso de las 14.000 boletas dudosas.
Preparándose para la batalla final, los abogados de la campaña de Gore señalaron lo que parecen puntos débiles en el fallo del lunes del juez N. Sanders Sauls. Y también guarda esperanzas debido a que la Suprema Corte de Florida tiene fama de progresista. Seis de sus siete jueces fueron nombrados por demócratas, y el séptimo debe su designación a un acuerdo bipartidario. Los demócratas se disponen a alegar que el juez Sauls no examinó ni una de las 14.000 boletas dudosas y que este examen era la mejor prueba de la (frustrada) intención de los votantes. De la dilucidación de estas boletas, cuyo voto no fue incorporado en conteos y recuentos, depende el resultado de la elección, sostienen los abogados de Gore. En el caso de que la Corte sentencie en favor de Gore, la pregunta que sigue es si tantas boletas dudosas podrán ser contadas a tiempo. Tampoco está claro quién las va a contar.
Mientras las chances iban sumándose en contra de Gore con cada hora que pasaba, su compañero de fórmula, Joe Lieberman, fue despachado a Capitol Hill para contener cualquier defección de demócratas al borde de un ataque de nervios. Insistió en que estaba seguro de una victoria en el último round en los tribunales y confirmó que su partido considerará al fallo de la Corte Suprema de Florida el punto final de la contienda. Lieberman declaró: “Siempre dijimos que la Corte Suprema de Florida será el árbitro definitivo de la cuestión”.
Cruzando la calle, enfrente al edificio de la Corte Suprema, en los edificios de los tribunales inferiores de Tallahassee, se libran unas batallas legales menores pero que pueden ser decisivas. Grupos locales de demócratas en dos condados de Florida, Seminole y Martin, demandan que unos 25.000 votos postales sean excluidos del total del recuento porque las autoridades electorales republicanas completaron ilegalmente los formularios de votación e hicieron así que votos inválidos resultaran válidos. Abogados republicanos pidieron que no se hiciera lugar al caso del condado de Seminole. Argumentaron que no se habían alterado lasboletas sino los formularios y que la ley de Florida había sido cumplida en todo lo sustancial.
Los casos de Seminole y Martin podían ser un verdadero salvavidas para Gore, pero el partido demócrata se distanció deliberadamente de las dos querellas, porque su éxito acarrearía una inevitable controversia al dejar sin voto a miles de votantes. Un abogado republicano, Miller Baker, dijo ayer: “El punto más importante sobre este caso es que Gore se distanció. Esto les dice lo débil que es”.
Los republicanos montaron ayer un contraataque legal en los tribunales federales de segunda instancia en Atlanta, Georgia, argumentando que los recuentos manuales en varios condados eran inconstitucionales per se, al tratar algunos votos de manera diferente que otros. Este caso seguramente establecerá un importante precedente constitucional, pero es poco probable que decida la elección.

 


 

BUSH ACELERA LOS PREPARATIVOS DE LA TRANSICION
George W. se siente ganador

Por Martin Kettle *
Desde Washington

Un George W. Bush confiado dijo ayer que estaba listo para “tomar las riendas” en cuanto se solucione la disputa por la elección presidencial. A su vez, el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joe Lieberman, reconoció que la audiencia de la Corte Suprema de Florida esta semana sería el “árbitro final” del resultado. Mientras Bush hablaba en Texas, su compañero republicano de fórmula, Dick Cheney, también reflejaba la convicción de su partido de que la contienda con Al Gore está favoreciéndolos, al decirles a los líderes de su partido en el Congreso en Washington que la transición a la presidencia de Bush estaba “en marcha y operando”.
El deleite republicano ante el fallo del lunes contra la demanda legal de Gore por los resultados de la elección en Florida estaba a la vista de todos, al tiempo que el equipo Bush-Cheney comenzaba a aumentar el ritmo de su embestida por el poder. “El juez dio una opinión completa ayer. Fue una opinión definitiva”, dijo Bush cuando llegó al edificio del Capitolio en Austin, Texas. Antes había recibido sus primeros informes directos sobre seguridad nacional de los funcionarios de la CIA, ya que él y Gore fueron informados sobre los acontecimientos de inteligencia internacional la semana pasada. Oficialmente, el equipo de Bush mantiene su decisión de no adelantarse en su reclamo a la Casa Blanca hasta que las cortes de Florida no hayan terminado sus sesiones por las demandas de Gore. Bush hasta exageró en aparecer magnánimo hacia su rival ayer, diciéndoles a los reporteros que Gore enfrentaba “una difícil decisión”. “Puedo entender por lo que está pasando. Fueron unas semanas muy interesantes para ambos”, añadió.
Pero la realidad es que el equipo Bush-Cheney ahora cree que es sólo cuestión de días para que Gore conceda la elección, considerando el fallo del juez N. Sanders Sauls contra el vicepresidente en Tallahassee el lunes. “Nos sentimos muy bien con lo que sucedió”, dijo Cheney en el Capitolio, donde discutió la transición y las perspectivas legislativas con el titular de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, y otros líderes republicanos del congreso. “Esperamos poder, en breve, seguir con la tarea de prepararnos para gobernar.” Esta confianza se basa en parte en las últimas encuestas de opinión que mostraban que el 63 por ciento de los norteamericanos cree ahora que Bush ganó la presidencia. Pero también muestran que el 52 por ciento cree que es muy pronto para que él empiece a nombrar a miembros de su gabinete.
Cheney y Hastert mantuvieron ambos un tono bipartidario. Cheney confirmó que Bush había discutido sobre un posible cargo en el gabinete con el senador demócrata por Louisiana John Breauz, mientras que Hastert dijo que esperaba que ambas cámaras legislativas pudieran unirse en “forma bipartidaria” en un esfuerzo “para hacer las cosas bien para el pueblo de Estados Unidos”. En privado, sin embargo, muchos republicanos son menos caritativos. Gran parte de la discusión entre Bush y Cheney y los congresistas republicanos giró sobre si había suficientes votos en Capitol Hill para que Bush arremetiera con el programa de recorte impositivo que había sido la pieza central de su campaña.
Los demócratas montaron un show de unidad detrás de Gore. “Al Gore y Lieberman gozan de un fuerte apoyo en nuestro caucus, por el esfuerzo que hacen para lograr que cada voto sea contado en Florida”, dijo el líder del partido en el Congreso, Dick Gephardt. Lieberman dijo que la Suprema Corte de Florida, que se reúne mañana, será el “árbitro final” de la disputa. Dijo: “Esta es una situación sin precedentes, pero creo que cada norteamericano y ambos partidos políticos deberían sentirse en este momento alentados y orgullosos por la forma en que estamos tratando esto”. El drama por la carrera presidencial desplazó del centro de la escena la llegada de Hillary Clinton al Senado de Estados Unidos por primera vez desde su elección hace un mes.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère

 

 

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