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LOS JEFES DE GOBIERNO ANTE UN DOBLE DESAFIO EN LAS REUNIONES DE NIZA
Cumbre y contracumbre de la Unión Europea

La ciudad francesa de Niza es escenario desde hoy de una cumbre crucial para decidir el futuro de la Unión Europea, pero las manifestaciones contra esta última ya empezaron ayer y 60 mil activistas podrían sumárseles hasta el día de cierre, el domingo.

Manifestantes antiglobalización, sindicalistas y de derechos
humanos ocupan las calles de Niza.

Por Eduardo Febbro
Desde Niza

Ni los habitantes de Niza ni los dirigentes europeos habían visto jamás una cosa igual: los primeros se quedaron mudos ante el multitudinario desfile de “euromanifestantes” que ayer “perturbó” la tranquilidad de esta ciudad de la Riviera francesa: los segundos vieron como más de 80 mil personas, provenientes de todos los sectores asociativos, sindicatos, representantes de la sociedad civil antimundialistas y radicales, organizaban una “contracumbre” en vísperas del crucial Consejo europeo que reúne a los 15 países miembro de la Unión Europea para una maratónica cumbre cuya meta es la reformar las mastodónicas instituciones comunes.
Convocados por la Confederación Europea de sindicatos (CES) y el muy activo grupo Attac, eurodescontentos con el rumbo liberal de la UE acudieron de todos los sectores posibles para manifestar contra el “liberalismo y la mundialización”. Bajo el ritmo de la Internacional y con el lema “Por una Europa del Trabajo y de los Derechos Sociales”, los manifestantes antimundialistas hicieron una imponente demostración de su capacidad movilizadora al tiempo que sumaron una estrella más a la batalla ganada en Seattle cuando la OMC, presionada por los manifestantes, tuvo que renunciar a llevar a buen puerto la cumbre sobre la liberalización de los intercambios. Esta vez, en Niza, ni siquiera faltó la nunca antes vista “Unión de Sindicatos de Mónaco”. El Estado francés hizo todo cuanto estaba a su alcance para limitar el impacto de la protesta y la contracumbre organizada por los sindicatos, Attac y las ONG sociales. Un tren con más de 2 mil militantes italianos de Refundación Comunista fue impedido de entrar en el territorio y lo mismo ocurrió con España, donde cerca de 3 mil personas se quedaron bloqueadas en la frontera.
Pero los sindicalistas europeos y la creciente masa de opositores organizados lograron mostrar a plena luz el rostro de la “Europa social que la mundialización pretende ocultar”, según la expresión de Alain Krivine, el líder francés de la Liga Comunista Revolucionaria. El motivo principal por el que todos los opositores se dieron cita en Niza es la “Carta de los derechos fundamentales europeos”, un texto que se aprobará en Niza y que una gran mayoría de sindicatos y ONG sociales juzgan “demasiado tímido”. Pero no menos importante para ellos es la base de la ampliación de la UE que se pactará en Niza. ¿Cómo será esa Europa ampliada, con qué criterios sociales funcionará, acaso los ex países del bloque comunista pasarán a ser meros asociados en el banquete de la mundialización? A todas esas preguntas y a unas cuantas más responderán durante cuatro días los participantes a la “contracumbre”. La manifestación de ayer fue sólo el inicio. Hoy comienzan las cosas serias con una serie de foros sobre la construcción europea, la elaboración de una “Constitución alternativa para la Unión”, un texto fundador sobre los principios de acción contra la mundialización. En total, cuatro sectores contestatarios convergieron en Niza: los sindicalistas, los antimundialistas, la sociedad civil y los radicales autónomos. Los partidos de la izquierda radical europea quieren agregar un ingrediente político a las manifestaciones de Niza. La Liga Comunista Revolucionaria, LCR, los trotskistas ingleses del Socialist Workers Party, SWP, la izquierda portuguesa y la coalición rojo-verde de Dinamarca pretenden encarnar una “alternativa a la construcción exacerbada de la Europa liberal”.
Lo más sobresaliente de estas manifestaciones radica en que, realmente por primera vez, la Unión Europea enfrenta manifestaciones en masa. Bernard Cassen, director del mensual Le Monde Diplomatique y presidente dela asociación Attac (Asociación por la aplicación de una tasa sobre las transacciones financieras para ayudar a los ciudadanos), reconoce que la “cumbre de Niza establece una diferencia histórica: por primera vez, el Consejo Europeo va a ser tratado de la misma manera que la OMC en Seattle y el FMI en Washington y Praga por los movimientos ciudadanos”. ¿Por qué?, se preguntarán muchos. El mismo Bernard Cassen responde: “Porque el contenido concreto de la política europea aparece como una simple declinación local de la mundialización liberal”. El presidente francés Jacques Chirac y el primer ministro socialista Lionel Jospin no sólo tendrán que batallar con las insalvables diferencias entre los 15 Estados miembro de la Unión. También los espera la calle.

 

Claves

La cumbre de Niza se convoca con la misión de reformar unas instituciones europeas que deben adaptarse a la próxima realidad de una nueva Unión de 27 países y 480 millones de habitantes.
Alemania pide que los votos en el futuro Consejo Europeo reflejen el peso demográfico de cada país (lo que la favorece); Francia quiere conservar el antiguo estatuto igualitario.
Paralelamente se realiza una contracumbre que aspira a reeditar los éxitos “anticapitalistas” de Seattle, Washington, Londres y Praga.

 

ALEMANIA Y FRANCIA SE ENFRENTAN POR LOS VOTOS
Cómo se reparte el nuevo poder

Por Carlos Yarnoz y Walter Oppenheimer
Desde Niza

Los líderes de los Quince países de la Unión Europea acuden hoy a la cumbre de Niza con posiciones muy encontradas, pero obligados a encontrar fórmulas que hagan posible el histórico desafío de la próxima gran ampliación de la Unión. “La cumbre se presenta extraordinariamente difícil, pero habrá acuerdo porque todos los países lo necesitan dada la gravedad de lo que está en juego”, ha asegurado Hubert Védrine, ministro de Exteriores de Francia, país que culmina en Niza el semestre de su presidencia europea. Las diferencias más profundas empezarán a tratarse el viernes.
Los dirigentes de la Unión abordan la cita de Niza con los siguientes datos sobre la mesa: hoy la UE cuenta con 15 países y 375 millones de habitantes. Cuando se incorporen en los próximos años los candidatos, la Unión estará compuesta por 27 países (sin contar Turquía) y 480 millones de habitantes. Si los líderes europeos no logran acomodar las actuales instituciones a la nueva situación y no pactan un nuevo reparto de poder, la futura UE no podrá funcionar. No es casual que Niza se abra con una reunión de los líderes de los Quince con los de los 12 candidatos.
Uno de los principales escollos que deberá superarse en la Costa Azul francesa será el del enfrentamiento entre los dos grandes fundadores de la UE: Alemania y Francia. Alemania ha dejado claro que desea hacer valer su peso demográfico (82 millones de habitantes) para tener más votos que ningún otro país en el Consejo de ministros de la Unión. Francia responde que, tras la Segunda Guerra Mundial, la UE se creó sobre la base de un equilibrio inalterable de poder entre ambos países.
La pulseada entre los dos indiscutibles pilares de la Unión ha provocado un verdadero terremoto en los días previos a la cumbre. Pero los propios protagonistas se han encargado de quitar hierro al conflicto al asegurar que la reunión no fracasará por esa discrepancia concreta. Berlín ha hecho más hincapié que París en que “no se trata de una cuestión de prestigio”, en frase del ministro Joschka Fischer, y que Alemania será flexible con tal de salvar la cumbre, a pesar de contar con el apoyo del resto de países para lograr su objetivo.
El apoyo más explícito a la tesis alemana procede de España y de Holanda, porque también verían facilitados sus objetivos. En el caso de España, tener votos suficientes como para ejercer el mismo peso específico que Alemania, Francia, Italia o Reino Unido, es decir, poder bloquear decisiones con el apoyo de dos de esos países; y en el caso de Holanda, lograr más votos que su vecina Bélgica porque tiene cinco millones más de habitantes. Berlín ya ha asegurado que, aunque no gane su pulseada con Francia, apoyará las pretensiones de Madrid y Amsterdam.
La futura composición de la Comisión Europea, una vez iniciada la ampliación, es otro de los aspectos que más problemas plantea a los líderes. Los países pequeños, y especialmente Austria, Portugal, Irlanda y Suecia, quieren que cada país siga teniendo al menos un comisario en el Ejecutivo europeo. Los grandes apuestan por una Comisión más reducida.
Hay varias alternativas para superar este conflicto, y quizás se opte por una que no dejará zanjado del todo el problema, pero al menos servirá para seguir avanzando en la ampliación.

 

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