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Cómo apretar al presidente sin apretar el gatillo

El presidente Ricardo Lagos aceptó convocar al Consejo de Seguridad Nacional a pedido de la cúpula militar. Lo hará después de que la Justicia decida si Pinochet debe ser arrestado o no.

El juez Guzmán, el “Garzón chileno” que ordenó el arresto.
Los abogados pinochetistas lo quieren fuera de la causa.

Presionado por la orden de arresto lanzada el viernes contra Augusto Pinochet, primero se plantó con un rotundo no. Después de reunirse con la cúpula militar comenzó a dudar y, finalmente, el presidente chileno Ricardo Lagos aceptó ayer convocar al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), un órgano salido de la Constitución pinochetista de 1980 para enfrentar situaciones que “atenten gravemente en contra de las bases de la institucionalidad o puedan comprometer la seguridad nacional”. Consciente de que su decisión va directamente en contra de su anterior negativa, Lagos explicó que la convocatoria a pedido de los jefes militares no fue motivada por la nueva situación judicial del ex dictador. Pero pareció enredarse en su propio argumento al condicionar el encuentro del Cosena a que la Corte de Apelaciones de Santiago decida en estos días sobre el recurso de amparo presentado por los abogados de Pinochet para dar por tierra con la orden de detención y procesamiento del Tata.
Los análisis sobre la decisión de Lagos apuntaban ayer en una misma dirección. Si el presidente no aceptaba convocar al Cosena, abría la posibilidad de enfrentar un escenario mucho peor que sus propias marchas y contramarchas verbales en público: que dos miembros del organismo hicieran a un lado su negativa y decidieran convocarlo por su parte. Además del presidente de Chile, el Cosena está integrado por los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, el director de Carabineros, el presidente del Senado, el presidente de la Corte Suprema y el contralor (fiscal) general de la República. Todos tienen derecho a voto y la decisión de dos de ellos (posiblemente dos de los cuatro jefes militares) en favor de llamar a una reunión del Cosena habría bastado para golpear en el corazón del discurso de Lagos sobre la “tranquilidad” y el “respeto institucional” de las Fuerzas Armadas chilenas hacia los (otros) poderes del Estado.
Mientras el lunes hacía su vuelo de regreso a Chile desde México, Lagos aclaró que no pretendía convocar al Cosena porque “desde la perspectiva constitucional no existen motivos para ello. No procede su convocatoria respecto de fallos judiciales”. Por la noche se reunió en el Palacio de La Moneda con los cuatro jefes militares que, desde el momento en que el juez Juan Guzmán Tapia lanzó la orden de arresto contra Pinochet, comenzaron su campaña de presión y malestar por la decisión de los tribunales. Esa misma mañana, el ministro del Interior, José Miguel Insulza, había explicado que “sería muy difícil decirle no a las Fuerzas Armadas. El presidente no tiene ningún interés en cerrarles la puerta a los comandantes en jefe y que no puedan plantear sus puntos de vista”. Aunque reconoció el riesgo de que “se politice el caso y se pinochetice el Cosena”.
Ayer, después de unas horas en las que meditó el asunto, Lagos anunció su decisión de hacer lo que antes había rechazado. El ministro de Defensa, Mario Fernández (que estuvo presente en la reunión de La Moneda), precisó que los jefes militares “dieron una serie de argumentos de manera muy respetuosa” y “fueron muy enfáticos en que la situación del general Pinochet no es el trasfondo ni el fundamento para hacer esta petición”. Sin embargo, las palabras del propio Lagos dejaron ver que el futuro judicial del ex jefe del Ejército sí tuvo algo que ver. “Dado que los tribunales de justicia deben fallar un recurso de amparo en relación con el general Augusto Pinochet, y que es lo que motiva esta inquietud, la citación del Cosena sólo se hará una vez que dicho recurso haya terminado su completa tramitación”. La Corte de Apelaciones escuchará hoy los alegatos de las partes en relación con ese recurso.
Entretanto, los movimientos judiciales que desembocaron en la presión militar y la consecuente decisión política de Lagos dieron ayer algo de satisfacción a los abogados pinochetistas, que quieren ver al juez Juan Guzmán Tapia fuera de la causa que pone en peligro (al menos formal) el futuro inmediato del Tata. Por 11 votos contra cinco, la Corte Suprema de Chile sancionó al magistrado por una “carta de apoyo” que envió a Clara Szczaranski, presidenta del Consejo de Defensa del Estado (CDE), que es parte de las querellas contra Pinochet, en su mayoría a cargo del mismoGuzmán. El juez recibió una censura por escrito que afectará su hoja de servicio como magistrado de la Corte de Apelaciones y para una eventual incorporación como ministro de la Corte Suprema, pero que no supone su inhabilitación como juez de la causa por la “Caravana de la Muerte”, esa que podría lograr el impensable arresto del ex dictador.

 

Claves

Después de reunirse con la cúpula militar, el presidente Ricardo Lagos dio lugar a sus pedidos y decidió convocar al Consejo de Seguridad Nacional. Antes había rechazado la convocatoria por “inconstitucional”.
El motivo oficial es “escuchar los puntos de vista” de los jefes militares
sobre distintos temas, y no sólo sobre la situación de Pinochet.
Sin embargo, Lagos fijó la reunión para después de que la Justicia falle sobre un recurso para evitar la detención y procesamiento del ex dictador.
El juez Juan Guzmán, que ordenó ese arresto, fue sancionado ayer por la Corte Suprema por una carta de apoyo que envió a la titular del Consejo de Defensa del Estado, que es parte en las querellas contra Pinochet.

 

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