Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


BUSH BUSCA APOYO BIPARTIDARIO PARA SU POLITICA CONSERVADORA
Con una ayudita de mis enemigos

El gobernador Bush ya se cree presidente, pero necesita apoyos demócratas por lo ajustado de la elección en el Congreso.

El republicano Bush con Condeleezza Rice, su asesora de Seguridad Nacional en el equipo de transición.

Por Martin Kettle *
Desde Washington

Ahora, cada vez que habla, George W. Bush promete un nuevo “espíritu de cooperación” en el gobierno de Estados Unidos si es presidente. Pero, junto con la amable retórica de la política “bipartidaria”, él y sus compañeros republicanos están presionando para forzar una agenda conservadora a través de un sistema político dividido. Bush hizo la campaña como un “unificador y no un divisor”, y los resultados de la elección del 7 de noviembre –en la que no solamente la presidencia, sino ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos terminaron muy parejas–, aumentaron la presión sobre todos los políticos norteamericanos para hablar de la necesidad de cooperación “atravesando las bancadas”.
En una entrevista con el canal de televisión CBS, el martes a la noche, Bush nuevamente dio una nota conciliatoria a tono con su actual estado de ánimo. “Todos somos norteamericanos,” dijo. “Es una oportunidad única para decirles al país y a las futuras generaciones, que les demostramos a los escépticos que estaban equivocados, que es posible trabajar juntos, que hay un espíritu de coparticipación, y que es posible tener un espíritu de cooperación en Washington DC.” Pero comentarios como éste están fuertemente reñidos con el ánimo personal de los miembros republicanos de las dos cámaras del Congreso.
Los republicanos controlan la Cámara de Representantes por 221-212 y su potencial vicepresidente, Dick Cheney, tendría el voto decisivo en un Senado que está dividido 50-50. Y con Bush en la Casa Blanca, muchos republicanos están decididos a aprovechar al máximo su oportunidad, digan lo que digan los demócratas. “Alguien tiene que ser mayoría”, dijo ayer el senador Phil Gramm de Texas, un conservador. “Alguien tiene que establecer la agenda. Toda mi vida esperé tener un presidente republicano y un Congreso republicano.”
Las acciones de Bush en la última semana prueban este objetivo. El fin de semana pasado, habló por teléfono con el senador John Breaux, un demócrata de Louisiana, sobre la posibilidad de un cargo en su administración. La conversación fue descripta por el campo de Bush como una prueba de la voluntad de su hombre de llegar a los demócratas más conservadores. Pero hay un importante subtexto en el intento de reclutar a Breaux. Si él aceptara un cargo en el gobierno, perdería su bancada, y el gobernador de Louisiana, Mike Foster, un republicano, podría entonces nombrar a su sucesor. Esto les daría a los republicanos la mayoría de 5149 en el Senado, quitándole algo de presión a Cheney. Pero hubo poca o ninguna evidencia de un nuevo espíritu de cooperación esta semana por parte de ambos partidos en el Senado.
Los demócratas no han perdido tiempo en proponer un “arreglo para compartir el poder”, en el que los dos partidos tendrían iguales presupuestos, iguales representación en los comités y una división de las presidencias en los comités. “No estaremos satisfechos con nada menos de una división 50-50 en las responsabilidades y las oportunidades,” dijo el líder demócrata, el senador Tom Daschle. Pero los republicanos rápidamente descartaron la propuesta”. “Porque tenemos un margen de control muy escaso, no quiero entregar el poco poder que tenemos,” respondió el senador Don Nickles, otro republicano clave.
Aunque el republicano conservador Trent Lott perdió un número importante de senadores aliados como resultado de las elecciones, su ala consiguió esta semana retener el control del caucus del Senado republicano. Un aliado de Lott, Larry Craig, se mantuvo en la presidencia del comité político, en una división de 26-24 con Pete Domenici, que era apoyado por los moderados. Otro senador conservador, Rick Santorum, venció al más moderado Kit Bond en la lucha por la presidencia vacante en la reunión republicana del Senado. Los republicanos conservadores están aún más firmemente atrincherados en la Cámara de Representantes, donde el titular de la cámara, Dennis Hastert, un conservador pragmático, gobierna aliado al implacable partidario jefe de la bancada republicana, el congresista Tom DeLay. Es ampliamente predecible que DeLay, otro texano, sea el líder legislativo republicano clave en una administración Bush. Dejó en claro sus intenciones esta semana, al negarse a apoyar un compromiso con la administración Clinton sobre las leyes pendientes del presupuesto federal de gastos, que todavía no han sido promulgadas, aunque el año fiscal de Estados Unidos ya tiene más de dos meses.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

LOS JUICIOS POR LOS CONDADOS DE SEMINOLE Y MARTIN
Las últimas trincheras de Gore

Por Julian Borger
Desde Tallahassee, Florida

En una tensa sala de un tribunal de Florida, una jueza local escuchó los alegatos de irregularidades republicanas en el conteo de votos postales. Y si la jueza considera que los argumentos son válidos, en un giro de 180 grados la victoria en las elecciones quedaría para el demócrata Al Gore. La jueza Nikki Clark, demócrata, rechazó los pedidos republicanos de que se desestimara el caso por falta de mérito y las recusaciones en contra de ella misma, a quien le pedían que se retirara del caso por conflicto de intereses. Convocó a un juicio de proceso sumarísimo. Se espera que la sentencia esté lista para la mañana de hoy. Entretanto, la Legislatura de Florida, de mayoría republicana, está convocada para el viernes. Y puede decidirse a elegir ella sola, por lo discutido de la elección, a los 25 electores de Florida.
La demanda fue presentada a título personal por demócratas del condado de Seminole. Piden que hasta 15.000 votos postales sean declarados inválidos porque el supervisor de la junta electoral del condado, un republicano, autorizó que voluntarios del partido republicano completaran los formularios que estaban incompletos. De esta manera, los votos imperfectos se volvían válidos. Pero los demócratas alegan que esto constituye una infracción de una ley electoral del estado de 1988 y sostienen que a ellos se les negó la posibilidad de completar los formularios de los votos postales.
Como ahora es imposible saber qué formulario corresponde a qué boleta electoral, los demócratas piden que todos los votos postales, en este condado de mayoría republicana, se declaren inválidos. O que, al menos, se use una fórmula estadística, basada en patrones de votación conocidos, para excluir una fracción de ellos. Si se acepta el pedido en su versión de máxima, o aun en la de mínima, el fallo de la jueza Clark haría que Bush pierda su ventaja de 537 votos en Florida.
En el mismo tribunal, empezó un juicio paralelo que concierne al condado de Martin, también de mayoría republicana, donde los demócratas sostienen que activistas republicanos se llevaron formularios de voto postal, y para ello los sacaron de un edificio del gobierno. Esos activistas habrían completado los números de identificación de los votantes y así volvieron válidos los votos. Los abogados de los demócratas piden que se excluyan hasta 10.000 boletas electorales de estos votos postales “convalidados” a posteriori.
Las sentencias a las que se llegue en cualquiera de los dos casos serán seguramente apeladas ante la Corte Suprema de Florida, cuyos siete jueces están considerando ya la impugnación formal de Al Gore a los resultados de la elección de Florida. Los abogados de Gore presentaron ayer sus alegatos por escrito al máximo tribunal de Florida, apelando la decisión de un tribunal inferior que rechazaba el pedido del vicepresidente de un recuento manual de las boletas electorales dudosas. Sostienen que el juez de primera instancia ni siquiera revisó las pruebas más importantes: 10.000 boletas del condado de Miami-Dade que las máquinas que hacen el conteo mecánico desecharon sin adscribir a ningún candidato presidencial.

 

PRINCIPAL