Por Adrián
De Benedictis
Con un gol de Coudet en el primer
tiempo tras gran jugada de Aimar, River definió con autoridad el
partido ante Newells en el que ya tenía ventaja desde el
día de la lluvia torrencial. Pero ayer no fue día de lluvia
sino de sol, de calor, en todos los sentidos, para los riverplatenses:
tras sucesivas jornadas grises de desesperanza, mascando la bronca de
contemplar la celebración del archirrival, ayer, los pocos que
se acercaron al Monumental, con la oreja en la radio y los ojos en el
campo, tuvieron su tarde perfecta: ganó River, perdió por
goleada Boca y el campeonato, a dos puntos y con seis en disputa,
está ahí, es una posibilidad cierta para los desesperanzados
de anteayer nomás. Así es este juego.
En cuanto al partido en sí se jugaron dos tiempos de 30 y
29 minutos cada uno River fue claro dominador y justo ganador. De
salida, Newells se mandó decidido a descontar y a los 28
segundos Cobelli remató sobre el travesaño. Pero los rosarinos,
muy jugados, se desguarnecían atrás y pronto River, por
la vía habitual de AimarSaviola, más la proyección
muy decidida de Franco y Coudet por el sector derecho, les fue creando
peligros sucesivos. Precisamente, tras una oportunidad clara que no usufructuó
Real a los 8 llegó casi junto a la noticia del primer
gol de Independiente la conquista de los de Gallego: se mandó
Aimar por el medio limpiando el camino y cuando llegó al área
habilitó a su izquierda a Coudet que llegaba libre y convirtió
cruzado: 2-0 y partido de algún modo definido.
Porque los rosarinos llegaban poco. Hubo un cabezazo de Fuentes a los
21 apenas a la izquierda de Bonano, y poco más. Por el lado
de los locales, una tijera de Angel sobre el final fue todo el aporte
de peligro.
Terminado el miniperíodo inicial, las cosas no cambiaron en el
segundo. A los dos minutos, Saviola lo dejó solo a Angel que no
llegó y después el goleador intentó una tijera, también
sin suerte. Las respuestas de los de Ribolzi carecieron de profundidad,
ya que centralizó en exceso el juego y eso facilitó la labor
defensiva de River. Precisamente, el control del ganador se hizo más
acentuado y cabe anotar dos oportunidades claras. Una fue una excelente
jugada de Franco, muy activo, que neutralizó Cejas después
de que el lateral hiciera una larga diagonal eludiendo gente; y, sobre
el final, fue Angel el que cabeceó y, cuando el arquero no llegaba,
la pelota dio en el travesaño.
En síntesis, una jornada ideal para River, que volvió a
sonreír de ojo a oreja: porque veía jugar a ganar a su equipo,
porque oía perder a su rival. Ahora queda el desenlace de un campeonato
que promete mantener el suspenso hasta la fecha final: River tiene que
ir a Parque Patricios y no perder puntos ante Huracán. Y a escuchar
la radio, como ayer.
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