Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

el Kiosco de Página/12

Las cenizas de John
Por Rodrigo Fresán

UNO Hoy a la noche, hace veinte años, un dedicado fan va a asesinar a John Lennon en New York City... La confusión temporal de la oración anterior no es producto de una errata inconsciente o de un lapsus mental sino el reflejo distorsionado, pero no por eso menos real, de lo que hoy nos ocupa. Como en esas terribles novelas de ciencia-ficción donde las leyes del espacio-tiempo se modifican para generar un continuum de disco rayado, Lennon vuelve a caer, dos décadas más tarde, como si estuviera muriendo ahora mismo. It was twenty years ago today... y I read the news today, oh boy. Todo junto ahora. Es el privilegio de ciertos grandes acontecimientos que –en la noche lunar o en un mediodía de Dallas, en cualquier otro acontecimiento histórico que provoque el espanto de nuestra incredulidad o la maravilla de nuestras dudas– siguen ocurriendo como si nada hubiera ocurrido.

DOS Yoko Ono hizo todo bien –así lo atestigua tanto su eterno tránsito de viuda trascendente como la impresionante retrospectiva con que por estos días se lo homenajea en el centro de Manhattan– menos una cosa: cremó a John Lennon y, por lo tanto, se perdió el mejor negocio de todos: clonar dentro de unos años o ahora mismo al beatle caído para montar el negocio más grande de todos. Lanzar a unos nuevos Beatles –una vez que Paul, George y Ringo hubieran aportado lo suyo, sus genes– dentro de veinte años. Y volver a empezar.

TRES Grandes historias donde Lennon interfiere con nuestras vidas. Una vez, de paso por N.Y., frente a la puerta del Dakota, le pedí a Fito Páez que se tirara en el piso para sacarle una foto. No quiso. Un amigo de otro amigo –estas historias siempre están protagonizadas por “un amigo de un amigo”– me contó que una noche lo asaltaron en Central Park, que llamó a la policía, que lo subieron a un patrullero y, de camino al precinto, le dijeron que tenían que atender una llamada urgente y lo llevaron con ellos y llegaron ahí y ahí estaba un tipo lleno de balas y vaciándose de sangre en la vereda y se acercó para verlo mejor y, uh, ¿éste no es John Lennon? Y, sí, era John Lennon. Le pregunté qué sintió sabiéndose parte de la Historia. “Sentí ganas de irme rápido a casa, a escuchar un disco de Los Beatles”, me respondió.

CUATRO Ahora, treinta años después de la separación, cuarenta y pico luego de haberse conocido, Los Beatles están en los primeros puestos de venta, aquí y allá, con una antología un tanto fraudulenta que no agrega nada, pero que sirve como confirmación que, después de ellos, no ha ocurrido gran cosa. De acuerdo, detrás de la maniobra se esconde una poderosa estrategia de ventas, pero aun así el fenómeno tiene algo de sobrenatural e inquietante. ¿Hasta cuándo van a seguir vendiendo Los Beatles, hasta dónde llegará su popularidad? Respuesta: hasta que nos convenzamos de que John Lennon está muerto y, por lo tanto, Los Beatles son un asunto definitivamente terminado, caso cerrado.
Es decir: nunca.


REP

 

PRINCIPAL