Lo
cruel, lo mezquino
Por Osvaldo Bayer
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En esta Argentina
de hoy donde hemos inventado ya la manija a la pelota tocamos esta semana
el fondo del cinismo alegre y elevamos la crueldad a la categoría
de la pavada. Los pobres no pierden nada con el aumento de tarifas porque
total no viajan. Dicen que Immanuel Kant se revolvió en su tumba.
Sí, aquel Kant que quería llegar a ser ciudadano del mundo.
Aquí los pobres no viajan. Soluciones argentinas; aquellas que
antes denominábamos vivezas. Dicen que después del famoso
principio Kogan los sociólogos argentinos procedieron a quemar
sus bibliotecas. Los descendientes de Marx procedieron a donar todas las
colecciones de su antepasado a una librería de analfabetos. Pero,
querramos o no, la frase del señor Kogan entró ya para la
próxima edición del Pequeño Cavallo Ilustrado.
Se suspendió la colación de grados en todas las universidades
argentinas y se dio franco por tiempo indeterminado a los profesores.
En la Argentina ya no los necesitamos, cortamos de un tajo el nudo gordiano.
Los pobres no viajan. Genial. Profundo. Sin discusión.
Ya durante la dictadura se dijo que el general Harguindeguy había
dicho que se podía aumentar el impuesto al automotor porque total
los poligriyos no tienen auto.
Fue una avanzada en lo que finalmente se iba a transformar en el silogismo
argentino por excelencia. No, pero la profunda consecuencia del señor
Kogan a los pobres no les afecta la suba de tarifas porque total
no viajan, es un resultado directo del nuevo modelo de globalización
aliancista. Muy pronto saldrá un decreto de necesidad y urgencia
por el cual a los pobres se les permitirá trasladarse a pie y en
bicicleta. Un resumen sintético y jugoso.
Pero mientras nuestra economía ya ha entrado en la era de la joda,
ocurrió un hecho tétrico, insultante, la negativa de todo
lo ético, algo morboso, perverso: el general Brinzoni llevó
como guardaespaldas de su cargo una serie de generales sombríos
y de manos ensangrentadas, a un acto público, en Córdoba.
Aunque nadie lo podía creer, ni el más ignaro partidario
del crimen y la tortura: sí, el general Luciano Benjamín
Menéndez; el ejemplo más vivo y preclaro del criminal cobarde
que secuestró, torturó, robó y asesinó a centenares
de detenidos. ¿Qué diría el mundo si en Alemania
el jefe del Ejército se presentara en sociedad acompañado
por Himmler? Creo que el asco y el repudio serían totales. Más,
sería algo inimaginable e imposible. Pero en nuestro país,
en cambio, nadie dijo nada, y al presidente De la Rúa le tiene
que haber gustado porque sabemos todos que Brinzoni goza de sus exageradas
simpatías. Más aún, Brinzoni, quien durante la dictadura
de la desaparición de personas fue un amanuense obedecido y debido
de los apañadores de los crímenes, se da el lujo de decir
con voz tonante que está en contra de la libertad de los presos
de La Tablada. Quien debiera estar en una cárcel para pagar su
falta de coraje civil en no denunciar los crímenes que eran de
su saber se erige en juez vacío y cínico. Esa foto de Brinzoni
con el criminal Menéndez tendría que ser mostrada todos
los días y en toda oportunidad en que el general Brinzoni se presente
a dar discursos cínicos y lastimosos.
Cuando Brinzoni habla de terroristas calificando a los presos
de La Tablada, se olvida de los cobardes golpes militares que hacían
sus colegas con las armas que les había dado el país y que
éstos utilizaron durante toda la historia de este siglo para encaramarse
en el poder u obtener posiciones políticas. Debería callarse
y avergonzarse por la conducta de su institución que tiene pecados
imborrables, como aquella campaña en la cual se asesinó
a los habitantes naturales del país y hasta se llegó a quitarles
a sus hijos, y luego los golpes fusiladores y el gran final de sangre
de la desaparición de personas y hasta el robo de recién
nacidos. ¡Salve general Brinzoni, salve general Menéndez!
Pero, claro, en el país donde los pobres no necesitan viajar porque
no es necesario y donde el jefe del Ejército se fotografía
con sádicos destripadores, y a ese otro asesino procaz almirante
Massera, a quien ni siquiera se le pone un policía para vigilarlo
y se mueve por los pradosdel norte como un pavo real mostrando las plumas
obtenidas en sus lenocinios, en cambio, como contraste, decíamos,
los presos de La Tablada en los hospitales donde ya soportan cerca de
cien días de ayuno y no pueden ni moverse, cuentan con una guardia
reforzada atenta y veloz, que mira torcido a cualquier hijo de vecino
de las inmediaciones y horada todo documento de identidad de todo viandante
que escriba versos.
Me gustaría preguntarle a la señora subsecretaria de Derechos
Humanos de la Nación y además del Frepaso Diana
Conti cómo conjuga esto y se calla la boca: Menéndez con
Brinzoni, Massera paseando el perro, pero a los presos de La Tablada ni
siquiera la ley ni los convenios internacionales. ¿Dónde
están los Derechos Humanos? Parece un cuento de Calleja,
o mejor dicho, una buena selección para una serie de los relatos
más crueles de la humanidad.
Hemos proseguido, con el núcleo de intelectuales que defendemos
los derechos de los presos de La Tablada, las entrevistas con los prebostes
del Gobierno que manejan los hilos de la vida y la muerte de esos prisioneros
civiles. Esta vez entrevistamos el viceministro de Justicia, Melchor Cruchaga
(el hermanísimo Jorge de la Rúa no se dignó a recibirnos).
Cruchaga estaba acompañado por la recién mentada Diana Conti.
Se repitieron de parte nuestra todos los derechos jurídicos que
les caben a los presos y que no fueron respetados ni por el gobierno peronista
ni por el gobierno radical-Frepaso. Fueron absolutamente desconocidos
como acostumbran a hacerlo sólo los estados totalitarios. El viceministro
Cruchaga nos contestó con una lista de marchas y contramarchas,
de posibilidades y de contratiempos, de deseos y posibilidades lejanas,
lejanísimas y eternamente inalcanzables. La monserga burocrática
de más alta calidad que habíamos escuchado, genialmente
radical y con el toque delarruista del aburrimiento. Luego le tocó
hablar a la señora Conti. Quien con aire didáctico doctoral
nos endilgó por milesimosegunda vez que las recomendaciones de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA no eran
obligatorias. Ahí se produjo el acabose de la paciencia filosófica
del filósofo León Rozichtner, quien la interrumpió
para espetarle: ya sabemos señora: las únicas recomendaciones
obligatorias para su gobierno son las del Fondo Monetario Internacional,
las del Banco Mundial y de la Casa Blanca. Sin citar a Kant o a
Hegel, había dicho toda la verdad.
Pero aún más cínico y cruel que el comportamiento
de De la Rúa y su gobierno de radicales y frepasistas fue el de
la bancada peronista de Diputados, que comanda el capo Roggero. Ellos
que no se opusieron para nada al vergonzoso indulto de toda la plana mayor
del genocidio argentino, no quisieron formar quórum esta semana
para discutir la salida legal para el caso La Tablada. Oportunismo, egoísmo,
indiferencia ante el destino de seres humanos. Es más importante
para ellos ver cómo se sale del tema de las coimas del Senado y
de los tantos negociados de los últimos diez años de su
gobierno. Está claro.
De la Rúa toma ahora medidas de último momento que tratan
de cubrir su impudicia en este tema profundo de derechos y de dignidad
humana, y ante todo de cumplimiento de las normas legales. Ensaya como
un aprendiz apresurado y sin bases reales una solución tan falsa
como cruel. El futuro no va a olvidar esta profunda crueldad. Como no
va a olvidar la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, La Forestal,
la masacre de Jacinto Aráuz, el amor impúdico y constante
de los radicales por los militares, la masacre de 1989 del general Arrillaga,
el colaboracionismo de los 200 intendentes radicales con la dictadura
de Videla, y esto, el no importarle la posible muerte de doce argentinos
condenados con tanta crueldad en estos años de tanta vergüenza.
REP
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