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Un Gallina reemplazará a Martínez en la Bonaerense

El martes próximo, el cuestionado jefe de la Policía provincial deja el cargo. Lo sucederá un �técnico� de bajo perfil.

El futuro jefe, comisario José María Gallina, es abogado.
Eduardo Martínez acumuló en su gestión numerosas denuncias.

Por Carlos Rodríguez

El martes se producirá el alejamiento del virtual jefe de la Policía Bonaerense, el cuestionado comisario Eduardo Martínez, quien en apenas ocho meses de gestión acumuló denuncias como manchas el tigre. En su lugar asumirá el comisario José María Gallina, quien llega al cargo llevando en la mochila su título de abogado y 33 años de servicio con preeminencia del trabajo técnico por sobre el operativo. Durante la gestión del fallecido ex jefe de la Bonaerense, Pedro Klodczyk, el comisario Gallina fue director de la Asesoría Letrada de aquello que se conoció como la “Maldita Policía”. En los últimos tiempos, Gallina ocupó la titularidad de la Auditoría de Asuntos Internos, poniendo fin a la reforma impulsada por el ex ministro León Arslanian quien, para garantizar la transparencia necesaria, había propuesto en el cargo a civiles, pero la idea duró lo que un suspiro. En los últimos diez años (ver recuadro) Asuntos Internos acumuló 23.951 sumarios que todavía están sin resolución.
En marzo de 1997, cuando estaba al frente de la Asesoría Letrada, el comisario Gallina fue investigado por la Dirección de Asuntos Judiciales porque en su doble condición de policía y abogado tenía un estudio jurídico en el que tramitaban juicios contra el Estado por accidentes de trabajo del personal de la Bonaerense. Esa doble función, si existía, podría determinar que Gallina-abogado contara con elementos de manejo corriente para Gallina-policía que pudieran servir para los juicios que llevaba adelante el estudio jurídico del mismo Gallina.
En marzo de 1997, la Policía hizo saber que la investigación interna había demostrado que Gallina “no transgredió norma alguna del régimen legal y vigente”, motivo por el cual no se le aplicó ninguna sanción y siguió en funciones, hasta llegar ahora a la posibilidad de reemplazar a Martínez. Su condición de “policía de escritorio” hace suponer que la designación de Gallina tendría “resistencia por parte de los jefes operativos de la fuerza”, estimaron fuentes legislativas.
Voceros policiales coinciden en que será una gestión “eminentemente técnica” que en las investigaciones dará prioridad al trabajo científico con la prueba colectada sobre el terreno, en lugar de privilegiar los testimonios, como ocurre hoy. Gallina acaba de visitar países de Europa, Estados Unidos y Brasil, para tomar conocimiento de las nuevas técnicas y las nuevas políticas en materia de seguridad.
La salida de Martínez se produce como consecuencia de los sucesivos escándalos que protagonizó. Varias veces estuvo a punto de renunciar y ahora lo desplazan, a pesar de ser un fiel amigo del ministro de Seguridad, Ramón Orestes Verón. Martínez venía golpeado por una denuncia, publicada por este diario, que recordó que estuvo procesado por haber sometido a tormentos, incluso con picana, a un hombre de nacionalidad alemana denunciado por supuestas reyertas conyugales. El caso ocurrió en 1978, cuando Martínez dependía del ex jefe de la Bonaerense, general Ramón Camps, sinónimo de represión en la provincia de Buenos Aires.
El expediente estuvo a cargo del ex juez penal de San Isidro Juan Carlos Dillon y fue caratulado “apremios ilegales”. Junto con Martínez, estuvo procesado otro policía llamado Carlos Alberto Etchezahar. El fiscal de esa vieja causa fue el actual camarista Juan Carlos Fugaretta. En agosto pasado, la Alianza bonaerense había pedido la renuncia de Martínez.
En algunos reportajes, Martínez reconoció que en 25 años de carrera trabajó con muchos jefes cuestionados: Mario “Chorizo” Rodríguez, Mario Naldi, Juan José Ribelli fueron algunos de sus compañeros de tareas. “De todas formas –le dijo Martínez a la revista 3puntos–, mi forma de trabajar es muy distante de la manera de ellos.”
Sus antecedentes por torturas en los años cuando reinaba Camps no pudieron esconderse debajo de la alfombra, a pesar del esfuerzo que logró que ese antecedente “desapareciera” del legado de Martínez, quien también quedó al desnudo por excesos verbales. “Lo fusilo yo por la espalda alpolicía que llegue a hacer una cosa de ésas”, dijo refiriéndose a las reiteradas denuncias por apremios ilegales contra la policía. Su exabrupto le valió un nuevo pedido de renuncia y otra denuncia, esta vez por apología del delito, una carátula poco propicia para un jefe policial, pero la causa fue cerrada sin imputación para Martínez.
El comisario Gallina, reemplazante de Martínez, es poco afecto a las apariciones públicas. El que sí las tiene, y con frecuencia, es su hermano, Mario Gallina, también policía y ex árbitro del fútbol profesional, quien fue titular del Comité de Seguridad Deportiva durante el gobierno de Eduardo Duhalde. El futuro jefe de la Bonaerense fue asesor de su hermano Mario, hasta el miércoles –por lo menos– más famoso que él. Con Gallina al mando seguirá sin modificaciones la política trazada por el gobernador Carlos Ruckauf, partidario de la “mano dura”. Y se presume que los “operativos” saldrán a cuestionarlo, en lo que ya conforma un clásico de la interna policial.

 

Los sumarios sin resolver

“El recambio de (Eduardo) Martínez no es, por sí mismo, la solución de todos los problemas, pero demuestra que el Gobierno tiene finalmente que escuchar los reclamos de la oposición, de los organismos de derechos humanos y las denuncias periodísticas.” El presidente del bloque de senadores del Frepaso bonaerense, Eduardo Sigal, consideró “importante” la decisión de reemplazar a Martínez como jefe de la Bonaerense, pero a la vez recordó como preocupante que “en los últimos diez años se hayan acumulado más de 23.000 sumarios sin resolver en la Dirección de Asuntos Internos”, justamente en el cargo que hoy ocupa el futuro reemplazante de Martínez, el comisario José María Gallina.
Sigal recordó que la cifra de 23.951 sumarios en la década fue admitida por el ministro de Seguridad, Ramón Verón, durante la interpelación realizada el 2 de noviembre pasado. Según esas cifras oficiales, en lo que va del año se labraron 4764 sumarios, seis veces más que los 798 confeccionados en 1990, lo que está indicando, según el jefe del bloque del Frepaso bonaerense, “un incremento de la corrupción”. Verón interpretó, en cambio, que el aumento se debe a “la mayor voluntad de investigación que tiene la fuerza”. Para Sigal lo importante es que “resulta imposible eludir las críticas y las denuncias, como en el caso de Martínez”, recordando lo publicado por Página/12 y las presentaciones del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

 

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