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Cómo romper una elección presidencial a carcajadas

Después de más de un mes de idas y vueltas políticas y procesales, las elecciones del 7 de noviembre son el hazmerreír del público norteamericano. Estos son algunos de los chistes sangrientos que circulan.

Al Gore y George W. Bush ayer, antes de que empezara el subibaja de sus fortunas políticas. “Ahora las elecciones son como un inmenso chiste”, dice un experto en medios y comunicación.

Por Javier del Pino
Desde Washington

Un 60 por ciento de la población estadounidense cree que Gore debería conceder la derrota. El otro 40 por ciento es su equipo de abogados. Siguiente chiste. Los meteorólogos dicen que se acerca un huracán a Florida capaz de llevarse por delante a todos los abogados de Bush y Gore. Al menos las elecciones tendrían un final feliz.
La serie televisada en que se han convertido las elecciones en EE.UU. permite al menos alimentar una de las pasiones preferidas de este país: la risa. Según el Center for the Media and Public Affairs de Washington, los principales “talk-shows” de la televisión generan 200 chistes semanales sobre la batalla inacabada entre Bush y Gore. Son 40 bromas cada noche que ocupan el 88 por ciento del tiempo dedicado a la comedia en las principales cadenas de EE.UU. Según Robert Lichter, presidente del CMPA, durante la campaña electoral “los presentadores de televisión trataban a los candidatos como si fueran una broma; ahora las elecciones son como un inmenso chiste”.
En un país de carcajada fácil, no queda títere con cabeza. David Letterman, Jay Leno y Conan O’Brien, los principales presentadores de programas de comedia, tienen especial debilidad por George W. Bush, a quien dibujan –como muchos estadounidenses– como un tipo con recursos intelectuales sumamente limitados. “Parece que Bush ha ganado con diferencia en los votos por correo que llegan de otros continentes –decía Leno–; eso demuestra que cuanto más te alejás de EE.UU., mejor te parece Bush.”
Dice O’Brien: “Al Gore ha pedido a Bush que acepte un recuento manual de los votos. Bush le ha dicho que eso no sirve para nada porque no sabrá qué hacer cuando se le acaben los 10 dedos de las manos”. En Letterman: “Bush va a empezar a recibir informes sobre cuestiones de inteligencia...”. No hacían falta más comentarios para que el público riera: “Hay chistes que se escriben solos”, concluía el espectador.
Leno remataba: “Bush recibirá informes diarios sobre cuestiones de inteligencia. Inmediatamente llamó a su padre y le dijo: ‘¿Ya? ¡Pero papá, si todavía no soy presidente!’”.
Otra para Bush: “No tenemos ganador. El país está sumido en un estado de confusión. Debe ser el comienzo de la era Bush”. Y una más, ésta en un artículo del New York Times: “Cuando todos pensábamos que esto ya no podía ser más absurdo, Bush lleva al Tribunal Supremo de su papá los votos que le quiere dar su hermano”.
Algunos comentarios usan el sarcasmo más macabro para arremeter contra el gobernador de Texas: “Bush está tan triste con lo que está pasando que ya no disfruta con las ejecuciones”. O, como decía Leno: “Los dos candidatos empiezan a estar inquietos. Hoy Bush ha dicho que si no se confirma la victoria va a empezar a ejecutar a un preso cada hora”.
Al final, como dice Letterman, “ni Gore es presidente ni Bush es presidente. ¿Quién dice que el electorado estaba confuso?”.
Tampoco se ha librado de la avalancha el candidato de Bush para vicepresidente, Dick Cheney, que sufrió su cuarto infarto hace dos semanas: “A pesar de todas las dificultades, Al Gore ha dicho que mantiene vivo su optimismo; Bush ha asegurado que, a pesar de todas las dificultades, mantiene vivo a Cheney”.
La burla general campea por la televisión, pero es especialmente abundante en Internet, en donde se pueden encontrar, por ejemplo, diseños para la fabricación de pegatinas listas para decorar la parte trasera de los coches de Florida, el estado del recuento: “Florida: contamos más que vos” o “Florida: donde tu voto cuenta, y cuenta, y cuenta”.
A nadie se le escapa que Florida es el estado preferido por los jubilados y que Palm Beach es una especie de geriátrico al aire libre: “Meda pena esa gente –decía Leno–. Se mudaron a Florida por la artritis y les hacen contar a mano las papeletas”.
Puestos a meterse con la tercera edad, otro cómico relataba: “Según la revista Time, Barbara Bush –de aspecto físico mayor a su marido, el ex presidente George Bush padre– ha declarado que en la noche electoral fue la madre de un presidente durante 30 minutos”, en referencia al intervalo en el que las cadenas de televisión dieron a Bush como ganador. “Esto ha sido una sorpresa para quienes pensábamos que fue la madre de un presidente durante cuatro años”.
Las cadenas de televisión también pagan los errores cometidos en su cobertura electoral. Letterman asegura que los recuentos manuales en Palm Beach se desarrollaban de la siguiente manera: “Primer voto para Gore; llamá a la CNN y que lo dé como presidente. Segundo voto para Bush, llamá a la CNN y que rectifique. Tercer voto para Gore...”.
Uno de los blancos perfectos para la comedia es Katherine Harris, la emperifollada secretaria de Estado de Florida, encantada de haber conocido la fama y siempre dispuesta a inclinar la balanza a favor de Bush. A los apodos (comisaria Harris, Cruela de Ville), se unen los comentarios sobre su evidente tendencia a abusar del maquillaje. “Hace tanto frío en Florida –comenta Leno–, que Harris se ha puesto una tercera capa de maquillaje.”
De hecho, el semanario Newsweek cuenta que la otra semana Madeleine Albright comenzó una reunión con mandatarios extranjeros de la siguiente manera: “Soy Madeleine Albright, secretaria de Estado, pero de EE.UU., así que no se metan con mi maquillaje”.

 

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