En una semana significativa
para los derechos humanos, se estrenó anoche en el Cine Cosmos
el documental Panzas, que narra la historia de la Agrupación HIJOS,
integrada por hijos y familiares de desaparecidos durante la dictadura
militar 1976-1983. Escrita y dirigida por Laura Bondarevsky y coproducida
con Cine Ojo, la película se estrenó la espera un
importante recorrido internacional en el 3º Festival Internacional
de cine sobre temática de derechos humanos. El mediometraje incluye
testimonios de catorce integrantes de HIJOS que reflexionan sobre la problemática
de la identidad, el sentido de la agrupación que fundaron hace
cinco años y la posición conjunta sobre los crímenes
del terrorismo de Estado.
La idea del mediometraje, dice la directora, de 21 años, surgió
en principio de la necesidad de tener un material audiovisual que representara
a HIJOS. Muchas veces estas historias son contadas desde el dolor y los
golpes bajos. Intenté animarme desde otro lugar, buscando un mensaje
directo y claro. Por otro lado, el arte tiene la capacidad de sensibilizarte
y no es lo mismo ver cosas que si te lo cuentan. En ese sentido espero
que mi película sirva como herramienta para la transformación.
El documental presenta cinco ejes temáticos que surgen del significado
de cada una de las letras de la sigla HIJOS (Hijos por la Identidad y
la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Uno de los puntos fuertes
es la indagación sobre el trabajo que realizaron los hijos de desaparecidos
para recuperar su identidad. Hablar, compartir, poder ver a la otras
personas, humanizarse y ser menos individual. La idea de tener un cuerpo,
armar familia, señala una de las chicas que brindaron su
testimonio. Luego llega el turno de la denuncia a la ausencia de justicia
institucional y la legitimación del escrache, entendido como una
justicia paralela que permite mostrarle a la sociedad los
personajes siniestros que conviven en los barrios. Esto les permitió
a la vez, señala un joven entrevistado, resignificar el sentido
del término justicia. La definición del olvido como un
discurso que construyen los poderosos para sostener la impunidad
permite reflejar su consecuencia en imágenes: el silencio. A su
vez, el silencio hace que uno se olvide señala otro
entrevistado.
Panzas incorpora algunos fragmentos de la obra teatral A propósito
de la duda. Teatro por la identidad (cuya última presentación
se realizó el miércoles en la vigésima Marcha de
la Resistencia). Según señala Bondarevsky, la idea
era complementar estos fragmentos teatrales que me parecieron cinematográficos
para juntar la ficción y la realidad en un mismo plano. Por un
lado, el testimonio de quienes lo padecieron y también la actuación
en escena. No quería un documental sólo de la palabra. Busqué
que esas imágenes reproducidas reforzaran la narración.
Sobre el final, una imagen congelada de la ESMA se esfuma y aparecen,
poco a poco, fotografías de menores expropiados y recuperados por
sus verdaderos familiares que van llenando la pantalla. Aquí es
donde la película logra su mejor metáfora: el símbolo
edilicio de la tortura desaparece frente a lo que se recuperó.
El sonido de un corazón latiendo de fondo permite reforzar la idea
de la vida ganándoles batallas al terror, a la muerte.
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