Por Patricia Chaina
El vértigo se apoderó
de la vida de Jorge Chernov desde que ingresó al equipo autoral
de Buenos Vecinos, en Telefé, el programa con el que
Marcelo Tinelli ingresó a la producción de ficciones. Y
un desafío que para el autor creció según subió
el rating de la tira, mientras el canal de la competencia (Canal 13) veía
perder supremacía en un rubro que era su caballito de batalla.
Hasta que en la última semana con Expedición Robinson
los números del rating le devolvieron al 13 el primer lugar. Porque
era una miniserie con elementos que pagan muy bien en la fidelidad de
los televidentes como el factor sorpresa o los exteriores de bellos paisajes,
analiza el autor.
Una tira es otra cosa. Yo cada día tengo que escribir un
libro, explica sobre la estrategia de trabajo que comparte con Adriana
Lorenzón y Mario Schjris. Escribo y escribo, concentrado
en esto todo el día dice, pero quizás alguna
vez retome otras facetas. Porque Chernov era actor. Mientras, escribía
obras de teatro con estructuras deformes, recuerda en la entrevista
con Página/12. Hasta que en el 90 se lanzó de cabeza
a los libretos de TV: Chiquititas, Naranja y media,
Casa natal fueron sus programas de iniciación. Todos
al ritmo intensivo de la TV, lo que sin embargo no le impidió delinear,
en 1997, un guión cinematográfico. El que hoy Alberto Lecchi
desglosa y retoca para convertirlo en la película que filmará
con Julio Bocca y Enrique Pinti como protagonistas.
¿Cuál es la estructura argumental del film?
Julio será un bailarín a punto de retirarse y Pinti
un crítico de teatro. Está ambientada en el Teatro Colón
donde repercuten conflictos sociales: un paro sindical en un país
en llamas. Y dentro del teatro, una interna gremial, complicada, y una
línea policial que cruza el relato. Con Lecchi corregiremos todavía
muchas situaciones y diálogos.
¿Usted nota que los diálogos son casi siempre la pata
floja en la TV?
En la velocidad de una tira hay que resignar cosas. El libro para
mí termina cuando armé la estructura. Pero cada día
hay que generar uno. Dentro de una estructura probada, porque el programa
funciona, y con actores de oficio. Eso aporta verosimilitud a los diálogos.
Y si uno como autor es receptivo, se empieza a armar un feed-back que
rinde. Pero también el acento en los diálogos puede hacer
que un programa como Vulnerables, de lo mejor de la cosecha
Suar, presente muchas situaciones estáticas, y la TV es acción.
¿En qué se basan para generar un capítulo por
día y mantener calidad?
Trabajando la historia central tanto como las complementarias. Algo
que, para ser honestos, cambió a partir de Gasoleros.
Lo que nos diferencia es que por momentos este programa es bizarro. Transgrede,
el grotesco va tan allá que si uno lo cree es porque ya compró
el código. Hay situaciones como un protagonista que habla con un
animal, otro tiene telepatía. Pero la gente, si se divierte, no
las cuestiona. Y competimos contra todo lo que nos puso en frente Canal
13, que no es poco. Aunque Robinson nos pulverizó,
porque lo que garpa en televisión es la sorpresa, la acción,
el dinamismo, y la identificación.
¿Cómo continuarán ahora que Moria Casán
y Facundo Arana dejan la tira?
A Moria la reemplazará Claribel Medina, una gran comediante.
A Facundo no se sabe. Están buscando. Pero la línea realista
que mezcla grotesco con telenovela continuará.
Los
falsos Olodum
Una veintena de
músicos brasileños terminó tras las rejas al hacerse
pasar por el grupo Olodum. El fraude fue desenmascarado por una aficionada,
quien al enterarse por un aviso televisivo de que la banda tocaría
en Curitiba telefoneó a la sede del grupo, en Salvador de Bahía,
porque las caras de los músicos no le parecían conocidas.
La banda apócrifa se presentaba bajo el nombre de Filhos de Olodum,
pero promocionaba el show usando los símbolos y colores patentados
por el grupo original. El presidente de Olodum, Joao Jorge Rodrigues,
viajó hasta Curitiba, para presentar la denuncia que derivó
en las detenciones. Se presentaron antes en Sao Paulo, Río
de Janeiro y Curitiba, declaró.
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