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“Nosotros esperábamos que las
cosas estuvieran mucho mejor”

Para el presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, el gran problema es �la comunicación� que crea �un boom de malhumor�. �No hubo errores�, dice con seguridad.

Pascual con Miguel, uno de sus hijos. “Tendremos un 2001 que va a ser espectacular.”

Por Fernando Cibeira

El miércoles pasado Rafael Pascual fue reelecto por unanimidad presidente de la Cámara de Diputados. Un dato que lo llena de orgullo y que, asegura, habla de todo lo bueno que este año se hizo en la Cámara, pese a los problemas como el insólito robo a la Tesorería –esclarecido– o los trastornos para poner en práctica el ajuste. “Hicimos ahorros estimados en 25 millones de dólares, pero además aprobamos cerca de 210 leyes, algo que si no es un record parlamentario debe estar cerca”, argumenta. Pero más allá de su rol en Diputados, Pascual es y será un hombre del riñón de Fernando de la Rúa. En una confitería céntrica y en compañía de sus hijos, mientras trata de soportar a base de gaseosa el tórrido mediodía porteño, Pascual se hace eco del credo delarruista sobre el inminente despegue económico que coincidirá con el nuevo año.
–¿Esperaba que el país estuviera en esta situación luego de un año de gestión delarruista?
–No, nosotros esperábamos que las cosas estuvieran mucho mejor. En realidad, la primera sorpresa que tuvimos fue cuando unos días antes de asumir se estableció la discusión sobre cuánto era el déficit. Luego, De la Rúa verificó que el país estaba al borde de la cesación de pagos, lo que obligó a tomar medidas como la creación de nuevos impuestos.
–Lo que usted cuenta es lo que habitualmente se llama “la herencia recibida”, ¿pero no hubo errores propios del Gobierno en este año?
–Errores no. El Gobierno dedicó este año a la búsqueda del equilibrio financiero. Yo creo que el Gobierno sí tiene defectos de comunicación que hacen que impere en el país un malhumor desproporcionado. Hay cosas que no están bien transmitidas. Por ejemplo, la creación de nuevos impuestos que afectaron a determinados estratos sociales, fundamentalmente de la Capital, generó un
boom de críticas, pero que después no se verificaron en la intención de voto que la Alianza obtuvo en la elección en la ciudad.
–¿Esto es por falla de la personalidad del propio Presidente, es culpa del equipo encargado de la comunicación o de quién?
–No creo que sea una falla del Presidente. De la Rúa es muy buen comunicador, lo demuestra su trayectoria: es uno de los pocos políticos que ha triunfado en siete elecciones, seis en la Capital más la presidencial. Creo que ha habido fallas de transmisión en los dirigentes políticos y en los integrantes del gabinete.
–¿Ve al Frepaso firme dentro de la Alianza?
–Lo veo muy bien. Hay que tener presente que el Frepaso es un frente de partidos donde no todos piensan igual. Dirigentes frepasistas de algunos gremios como los que estuvieron en la movilización de Hugo Moyano contra el FMI en febrero no le dieron tiempo al Gobierno para nada. Asumió el 10 de diciembre y en febrero ya estaban en contra, parece como premeditado. Pero el núcleo central del Frepaso está convencido de la continuidad de la Alianza. La unidad de la Alianza no corre ningún peligro.
–Ahora que es momento de balance, ¿cómo ve a la distancia aquel cambio de gabinete de De la Rúa que provocó la renuncia de Alvarez?
–Ahí no funcionó debidamente el diálogo. Si la renuncia de Chacho fue por los cambios en el gabinete, debió plantearlo y seguro que De la Rúa hubiera modificado su decisión.
–¿Qué opina sobre la propuesta que elaboró Alvarez que enojó a algunos?
–A mí me molestaría la indiferencia de Chacho. Está bien que presente una propuesta, que abra un debate en el Gobierno, que plantee con qué cosas no está de acuerdo. Si vamos a analizar a la Alianza desde un punto de vista constitucional, desde la existencia de un presidencialismo fuerte, nos vamos a equivocar. La gente votó una Alianza en la que había una figura central que era De la Rúa y otra figura que era Chacho. Votó esta conjunción. Y esto tiene que tener una solución política y no una visión constitucional de decir “el Presidente tiene la fuerza que le dio el 50 por ciento de los votos”. Lo que tenemos que construir es una base de sustentación que le ayude al Presidente a tomar las decisiones.
–¿Existen sectores dentro del oficialismo con intenciones de cambiar la Alianza, de alejar al Frepaso y acercar a Domingo Cavallo?
–No me parece. Tampoco veo posibilidades de que Cavallo ingrese en el Gobierno. Todo el trabajo duro ya se hizo y creo, como dijo el Presidente, que el año que viene va a ser un año espectacular. De modo que no veo por qué hacer cambios en Economía cuando lo más duro ya se hizo.
–Tal vez porque Machinea había anunciado que este año se crecería y al final no sucedió.
–Bueno, hubo inconvenientes que no estaban previstos de orden internacional que modificaron ese vaticinio.
–Hay sondeos que le dan a De la Rúa un 10 por ciento de imagen positiva.
–Eso es mentira. Las encuestas serias le dan al Presidente entre un 35 y un 40 por ciento de imagen positiva y hay una muy alta imagen regular, lo que implica que cuando cambie el humor se puede volver positiva. Y no pasa del 23 por ciento de imagen negativa. Existe una mayor imagen negativa del Gobierno, pero no del Presidente. En general, hay buena predisposición pero somos ansiosos y queremos soluciones rápidas.
–¿Será el estilo de De la Rúa que desconcierta un poco?
–Sí, el Presidente tiene una forma de hacer las cosas muy seria y muy responsable pero es muy decidido y muy fuerte en sus convicciones. Yo, en contra de lo que piensa el periodismo, digo que Menem fue el presidente más débil de la historia. Porque en cuanto asumió tuvo que entregarse a los organismos internacionales y entregar el Ministerio de Economía a una política que nunca fue la del justicialismo.
–Es lo mismo que dice el PJ de De la Rúa.
–Pero nosotros tenemos un ministro de Economía nuestro, no de Bunge y Born. Tampoco es ministro Cavallo. Los peronistas critican siempre, pero la verdad es otra.

 

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