Por Fernando Cibeira
El miércoles pasado
Rafael Pascual fue reelecto por unanimidad presidente de la Cámara
de Diputados. Un dato que lo llena de orgullo y que, asegura, habla de
todo lo bueno que este año se hizo en la Cámara, pese a
los problemas como el insólito robo a la Tesorería esclarecido
o los trastornos para poner en práctica el ajuste. Hicimos
ahorros estimados en 25 millones de dólares, pero además
aprobamos cerca de 210 leyes, algo que si no es un record parlamentario
debe estar cerca, argumenta. Pero más allá de su rol
en Diputados, Pascual es y será un hombre del riñón
de Fernando de la Rúa. En una confitería céntrica
y en compañía de sus hijos, mientras trata de soportar a
base de gaseosa el tórrido mediodía porteño, Pascual
se hace eco del credo delarruista sobre el inminente despegue económico
que coincidirá con el nuevo año.
¿Esperaba que el país estuviera en esta situación
luego de un año de gestión delarruista?
No, nosotros esperábamos que las cosas estuvieran mucho mejor.
En realidad, la primera sorpresa que tuvimos fue cuando unos días
antes de asumir se estableció la discusión sobre cuánto
era el déficit. Luego, De la Rúa verificó que el
país estaba al borde de la cesación de pagos, lo que obligó
a tomar medidas como la creación de nuevos impuestos.
Lo que usted cuenta es lo que habitualmente se llama la herencia
recibida, ¿pero no hubo errores propios del Gobierno en este
año?
Errores no. El Gobierno dedicó este año a la búsqueda
del equilibrio financiero. Yo creo que el Gobierno sí tiene defectos
de comunicación que hacen que impere en el país un malhumor
desproporcionado. Hay cosas que no están bien transmitidas. Por
ejemplo, la creación de nuevos impuestos que afectaron a determinados
estratos sociales, fundamentalmente de la Capital, generó un
boom de críticas, pero que después no se verificaron en
la intención de voto que la Alianza obtuvo en la elección
en la ciudad.
¿Esto es por falla de la personalidad del propio Presidente,
es culpa del equipo encargado de la comunicación o de quién?
No creo que sea una falla del Presidente. De la Rúa es muy
buen comunicador, lo demuestra su trayectoria: es uno de los pocos políticos
que ha triunfado en siete elecciones, seis en la Capital más la
presidencial. Creo que ha habido fallas de transmisión en los dirigentes
políticos y en los integrantes del gabinete.
¿Ve al Frepaso firme dentro de la Alianza?
Lo veo muy bien. Hay que tener presente que el Frepaso es un frente
de partidos donde no todos piensan igual. Dirigentes frepasistas de algunos
gremios como los que estuvieron en la movilización de Hugo Moyano
contra el FMI en febrero no le dieron tiempo al Gobierno para nada. Asumió
el 10 de diciembre y en febrero ya estaban en contra, parece como premeditado.
Pero el núcleo central del Frepaso está convencido de la
continuidad de la Alianza. La unidad de la Alianza no corre ningún
peligro.
Ahora que es momento de balance, ¿cómo ve a la distancia
aquel cambio de gabinete de De la Rúa que provocó la renuncia
de Alvarez?
Ahí no funcionó debidamente el diálogo. Si
la renuncia de Chacho fue por los cambios en el gabinete, debió
plantearlo y seguro que De la Rúa hubiera modificado su decisión.
¿Qué opina sobre la propuesta que elaboró Alvarez
que enojó a algunos?
A mí me molestaría la indiferencia de Chacho. Está
bien que presente una propuesta, que abra un debate en el Gobierno, que
plantee con qué cosas no está de acuerdo. Si vamos a analizar
a la Alianza desde un punto de vista constitucional, desde la existencia
de un presidencialismo fuerte, nos vamos a equivocar. La gente votó
una Alianza en la que había una figura central que era De la Rúa
y otra figura que era Chacho. Votó esta conjunción. Y esto
tiene que tener una solución política y no una visión
constitucional de decir el Presidente tiene la fuerza que le dio
el 50 por ciento de los votos. Lo que tenemos que construir es una
base de sustentación que le ayude al Presidente a tomar las decisiones.
¿Existen sectores dentro del oficialismo con intenciones
de cambiar la Alianza, de alejar al Frepaso y acercar a Domingo Cavallo?
No me parece. Tampoco veo posibilidades de que Cavallo ingrese en
el Gobierno. Todo el trabajo duro ya se hizo y creo, como dijo el Presidente,
que el año que viene va a ser un año espectacular. De modo
que no veo por qué hacer cambios en Economía cuando lo más
duro ya se hizo.
Tal vez porque Machinea había anunciado que este año
se crecería y al final no sucedió.
Bueno, hubo inconvenientes que no estaban previstos de orden internacional
que modificaron ese vaticinio.
Hay sondeos que le dan a De la Rúa un 10 por ciento de imagen
positiva.
Eso es mentira. Las encuestas serias le dan al Presidente entre
un 35 y un 40 por ciento de imagen positiva y hay una muy alta imagen
regular, lo que implica que cuando cambie el humor se puede volver positiva.
Y no pasa del 23 por ciento de imagen negativa. Existe una mayor imagen
negativa del Gobierno, pero no del Presidente. En general, hay buena predisposición
pero somos ansiosos y queremos soluciones rápidas.
¿Será el estilo de De la Rúa que desconcierta
un poco?
Sí, el Presidente tiene una forma de hacer las cosas muy
seria y muy responsable pero es muy decidido y muy fuerte en sus convicciones.
Yo, en contra de lo que piensa el periodismo, digo que Menem fue el presidente
más débil de la historia. Porque en cuanto asumió
tuvo que entregarse a los organismos internacionales y entregar el Ministerio
de Economía a una política que nunca fue la del justicialismo.
Es lo mismo que dice el PJ de De la Rúa.
Pero nosotros tenemos un ministro de Economía nuestro, no
de Bunge y Born. Tampoco es ministro Cavallo. Los peronistas critican
siempre, pero la verdad es otra.
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