Por Eduardo Tagliaferro
Decepcionante fue
la respuesta del ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, cuando
este diario le preguntó cómo caracterizaría el primer
año de gestión aliancista. Hay más dificultades,
hay más problemas que enfrentar. Yo sé que les gustaría
escuchar un discurso alentador, alguna llave mágica para enfrentar
el próximo proceso electoral. No lo van a escuchar de mí,
dijo el ministro a los más de 400 comensales que convocados por
su agrupación interna, el Ateneo Motor Leandro Alem, concurrieron
a los salones del Tiro Federal.
Para el ministro, el Gobierno es como una nave que está en alta
mar y frente a una gran tormenta: En esa situación, ustedes
¿qué hacen? Intentan ir contra el temporal o barrenan para
evitarlo. Luego de aclarar que barrenar no significa estar
sin rumbo, precisó que si no se equilibran las cargas,
el barco da una vuelta de campana y entonces no hay nada más que
hacer. Luego de su discurso, en un breve aparte con periodistas,
López Murphy reconoció que equilibrar las cargas dentro
de la nave es la próxima tarea a la que tendría que
dedicarse el Gobierno, tarea para la que reclamó coraje y valentía.
Cuando se llegaba al primer piso del Tiro Federal y se superaban las puertas
del salón, se descubría un escenario austero decorado apenas
con un atril y banderas rojas y blancas con el nombre de la agrupación.
López Murphy llegó acompañado por un colaborador
al que para ser custodio le faltaban unos cuantos metros y otros tantos
kilos. Fue al encuentro de todos los presentes una mayoría
de hombres de corbata, una minoría mujeres más décontracté
se detuvo en cada mesa, saludó uno por uno a los concurrentes,
se prestó a las fotos de rigor. No era el novio, pero sí
el principal referente del encuentro.
Ya había pasado el primer plato de crêpes de ricota y verdura,
se escuchaba a Luis Miguel cantar ya no estás más
a mi lado, corazón, los comensales intentaban definir el
momento político como: esta anomia o la nada
que avanza, cuando el locutor destacó las presencias del
intendente de Vicente López, Enrique Japonés
García y de la diputada nacional por Santa Fe, Sara Picasso. Tan
llamativa como la concurrencia de muchos seguidores del senador Horacio
Vasco Usandizaga resultó la adhesión del emblemático
Luis Changui Cáceres.
El ruido de los cuchillos atacando el segundo plato, arrollado de pollo
con verduras, se detuvo automáticamente cuando López Murphy
tomó la palabra. Luego de comentar que por los tiempos difíciles
que pasa el Gobierno habían dudado en mantener la costumbre
de realizar la cena anual, dijo que decidió hablar
con sinceridad. Esto no evitó que su discurso fuera medido,
teniendo en cuenta el estilo habitual del ministro de Defensa. A la hora
de definir los problemas con los que se enfrentó la Alianza cuando
llegó al gobierno, destacó la difícil situación
internacional, dominada por la caída de los precios de la producción,
el encarecimiento de los mercados de capitales y la complicación
que agregó la devaluación del Brasil. Un matiz de diferenciación
con el equipo económico apareció cuando dijo: El problema
no era el tamaño del déficit fiscal sino los indicadores
negativos signados por años de recesión, alto desempleo,
una gran deuda externa, pérdida de cohesión social y dificultades
que afectaban la gobernabilidad.
A nadie le gusta recortar sueldos y subir impuestos, dijo
López Murphy en su repaso del año de gobierno, al que definió
como el de saneamiento de la economía. Las dificultades
políticas tampoco estuvieron ausentes en su balance. Hemos
tenido crisis política y crisis institucional. No siempre hemos
podido contener a nuestras fuerzas aliadas y que comprendan este esfuerzo,
dijo en la única alusión al Frepaso. Claramente se refirió
a la renuncia de Chacho Alvarez cuando señaló: Tuvimos
crisis y esas crisis nos trajeron problemas de gobernabilidad. A
la hora de dibujar elfuturo escenario, el ministro pidió más
sacrificios. Cuando una sociedad sufre 30 meses de recesión,
de desempleo y uno reclama más esfuerzo, es inevitable que se vuelva
sorda, dijo. El ministro les recordó a los presentes la famosa
frase del ex premier inglés Winston Churchill, que sólo
le prometió a su pueblo sangre, sudor y lágrimas.
Ceder día a día a las amenazas sólo sirvió
para que (Adolf) Hitler avanzará más, afirmó,
recordando que durante la segunda guerra no se tuvo el coraje de detener
a tiempo al monstruo nazi.
Este es el mismo López Murphy que yo conocí hace seis
años: aunque medido, es sincero y frontal, afirmó
un comensal que le reconoció al ministro su capacidad para describir
la realidad. El que no la quiera ver está mirando otra cosa,
opinó y se levantó, mientras sus compañeros de mesa
se preguntaban si se refería al resto del gabinete, a la oposición,
al Presidente, o a sus aliados frepasistas.
En el fondo del mar
Por E. T.
Yo soy partidario de que el Ministerio de
Economía se mantenga unido concentrando todo su poder,
contestó López Murphy, cuando este diario le pidió
una opinión sobre la división del Ministerio de Economía
en dos áreas, una de Hacienda y otra de Producción,
propuesta por Carlos Chacho Alvarez. Por supuesto
que esto no quiere decir que la iniciativa no pueda ser considerada.
Aparte, el ministerio ya estuvo dividido cuando existía la
cartera de Infraestructura, recordó.
¿Saben qué pregunta no formulé (al auditorio)?,
dice el ministro a los cronistas. ¿Qué hubiera
pasado si no tomábamos estas medidas?, pero la respuesta
a esa pregunta es muy cruda, dice y sin tiempo para pensar
alternativas afirma: Estaríamos en el fondo del mar.
En el Kursk, acota, recordando al submarino
ruso hundido en las aguas del Mar del Norte, un cronista que eligió
sumarse al coro ministerial.
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