Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Hacer huelga de hambre no es delito de �amenaza�

Un abogado denunció a los presos de La Tablada por �amenazar� al Estado con su huelga. La denuncia fue desestimada.

Los fiscales consideraron que se trata de un ejercicio del derecho “de peticionar a las autoridades”.

Por Adriana Meyer

La Justicia rechazó una denuncia contra los presos del Movimiento Todos por la Patria (MTP): un abogado había considerado que la huelga de hambre que realizan desde hace casi 100 días constituye el delito de amenaza, pero los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado desestimaron la acusación. Y en su dictamen señalaron la necesidad de modificar la legislación que impide la revisión de las condenas a cadena perpetua que recibieron por el ataque al cuartel de La Tablada, en 1989. “Las declaraciones, derechos y garantías que contiene la Constitución nacional y los tratados internacionales incorporados no son simples fórmulas teóricas: cada uno de los artículos y cláusulas que los contienen posee fuerza obligatoria para los individuos, las autoridades y para toda la Nación”, escribieron citando fallos de la Corte Suprema de Justicia.
El abogado Jorge Patricio Vergara acusó a Enrique Gorriarán Merlo, Roberto Felicetti, Luis Alberto Díaz, Miguel Aguirre, Claudio Rodríguez, Carlos Motto, Gustavo Messutti, Jorge Moreyra, Sergio Paz, Claudio Veiga, Ana María Sívori, Claudia Acosta y Antonio Puigjané, además del vocero del grupo Adrián Witemberg, de haber violado el artículo 149 del Código Penal. El inciso 2 A establece una pena de 5 a 10 años de prisión para quien “hiciere uso de amenazas con el propósito de obtener alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos”.
La denuncia recayó en el juzgado de Carlos Liporaci, quien dio intervención a los fiscales Freiler y Delgado para que decidieran si existía o no delito en el planteo de Vergara. El letrado sostuvo que los presos pretenden a través de una huelga de hambre obtener una ley que les otorgue la calidad de procesados mediante el dictado de una norma especial para acceder a la libertad, o bien un decreto del Poder Ejecutivo Nacional “persiguiendo el mismo norte: la libertad”.
Los fiscales entendieron que la presunta conducta delictiva de los ayunantes “responde, nada más y nada menos, que al pleno ejercicio del derecho consagrado en el artículo 14 de la Constitución nacional: peticionar a las autoridades para obtener una respuesta estatal de cara a gozar del pleno ejercicio del derecho de defensa en juicio”.
Tras reseñar que los presos de la Tablada fueron juzgados bajo la Ley de Defensa de la Democracia (23.077), que no prevé la segunda instancia judicial que les hubiera permitido acceder a una apelación de sus condenas, Freiler y Delgado recordaron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó a la Argentina que adoptara las medidas necesarias para hacer plenamente efectiva la garantía judicial del derecho de apelación de las personas procesadas bajo esa ley.
Luego fueron a la esencia del planteo: analizaron si la huelga de hambre resulta un medio ilegítimo para obligar a los miembros de los poderes públicos a otorgarles la libertad. En otras palabras, indicaron que su labor consiste en “dilucidar si exigir el cumplimiento de obligaciones internacionales contraídas por el Estado e incorporadas al texto constitucional se traduce en un medio de coacción ilegítimo”. La respuesta que dieron fue concreta: la medida no tiene el objetivo de obtener o “arrancar” una medida sino tener la posibilidad efectiva de recurrir ante un órgano competente que permita ejercer todos los actos razonablemente encaminados a una “idónea defensa de las personas y sus derechos”. Y concluyeron que, “lejos de tratarse de una amenaza, la actividad denunciada sólo constituye un medio de protesta que en nada coarta la libertad de acción de los actores que ejercen el poder público”.

 

A veinte años del Nobel

Con la presencia de dirigentes latinoamericanos como el ex presidente de Nicaragua Daniel Ortega, y la adhesión de los organismos defensores de derechos humanos, el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) celebró el viernes a la noche el 20º aniversario de la otorgación del Premio Nobel de la Paz a Adolfo Pérez Esquivel. Además de Ortega, se encontraba en el teatro Bambalinas una delegación del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, de Uruguay, Pablo Monsanto, de la Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala, así como representantes del CELS, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, APDH, MEDH y Abuelas de Plaza de Mayo. Entre los asistentes también se encontraba Piero y el cineasta Gerardo Vallejos. Pérez Esquivel recordó que cuando recibió el Premio Nobel, lo hizo en nombre “de todos los pueblos de América Latina que luchan por la paz”. Al mismo tiempo reclamó que las autoridades resuelvan en forma urgente la situación de los presos de La Tablada. Durante el acto, se otorgó el Memorial de la Paz a la agrupación Memoria Activa así como a otros organismos y personalidades.

 

PRINCIPAL