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Cuando en Chile llaman al Consejo del Punto Final

El general Ricardo Izurieta quiere una ley de Punto Final para sostener una ley de amnistía para militares que tambalea, según trascendió ayer en Chile.

Presidente Ricardo Lagos.
Irá a escuchar un planteo.

General Ricardo Izurieta.
Va a ofrecer algo a cambio.

Vuelven a Chile los planteos militares, pero ahora con aspiraciones “finalistas”. De acuerdo con un medio electrónico de Santiago, en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional a la que el presidente Ricardo Lagos aceptó convocar bajo presión militar, el ejército solicitará una ley de punto final a los procesos por violaciones a los derechos humanos. De esta manera, lo que empezó pareciendo una mera ocasión de protesta contra el procesamiento y la orden de arresto contra el ex dictador Augusto Pinochet terminaría resultando algo bastante parecido a un ultimátum: o se acepta impulsar la ley o habrá –en una terminología que parecía desusada- “inquietud militar”. Y lo que parecía una transición relativamente suave hacia el pleno estado de derecho aparecerá cuestionada.
El miércoles pasado, luego de haberse negado en reiteradas ocasiones, Lagos aceptó finalmente la petición de los jefes de las Fuerzas Armadas de convocar al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), una instancia consultiva entre el ejército y las autoridades civiles para los casos en que el orden constitucional se encuentre amenazado. El motivo ostensible del pedido militar era el procesamiento y la orden de arresto a Pinochet por parte del juez Juan Guzmán Tapia, que fueron congelados por una decisión de la Corte de Apelaciones de Santiago hasta que ésta fallara sobre el recurso de amparo que inmediatamente accionó la defensa del ex dictador. Lagos, al ceder a los reclamos militares, se reservó sin embargo una carta: el Cosena sería convocado, pero sólo una vez conocido el fallo. Y esto ocurrirá mañana, cuando la Corte de Apelaciones decida sobre la apelación al procesamiento contra Pinochet como autor intelectual y coautor del delito de secuestro calificado en 18 casos de desaparecidos y de 58 ejecutados en el caso “Caravana de la Muerte”. Si aceptan el hábeas corpus, se anulará la medida que ordenó el juez Juan Guzmán.
Según el diario electrónico local Primera Línea (dependiente del gubernamental diario La Nación de Santiago), en la reunión del Cosena los militares le pedirán a Lagos una ley de punto final, para terminar con numerosos juicios por violaciones a los derechos humanos iniciados contra uniformados activos y en retiro. De esta forma, descartaron que el motivo de la cita fuera exclusivamente el caso Pinochet. Según el medio, este camino corresponde “al convencimiento del ejército que, a estas alturas, resulta prácticamente imposible sustraer al octogenario general de manos de la Justicia”. Citando fuentes del Ministerio de Defensa, se añade que el ejército cree que llegó el momento de iniciar un camino que conduzca al cierre de los procesos, “única fórmula válida y definitiva para la institución, aunque en esta rama castrense existe conciencia de la dificultad que conlleva este objetivo en el corto plazo”. Asimismo se argumentó que los uniformados ofrecerían información sobre el paradero de los detenidos desaparecidos en Chile (unos 1200) a cambio de que el gobierno haga lo necesario para avanzar hacia el punto final.
La rama castrense plantearía en el Cosena que se necesita una nueva ley de amnistía o una modificación profunda a la actual (plenamente vigente entre 1973-78), ya que ésta ha sido reinterpretada por los jueces y se permite el derecho de investigar los hechos, antes de proceder a amnistiar. Además, consideran un delito permanente la desaparición de personas hasta que se encuentren los cuerpos. El nuevo articulado tendría por objetivo que no se investiguen los hechos ni menos la identidad de los autores, de acuerdo con el medio. El 98,2 por ciento de las desapariciones y el 73,5 por ciento de las 2095 ejecuciones ocurrieron entre 1973 y 1978, período cubierto por la amnistía. Vale decir, el 82 por ciento del total de las víctimas de la dictadura.
La versión periodística indica que, a cambio del punto final, el ejército se esforzaría en entregar la máxima cantidad de cuerpos y en los casos en que no se encuentren —que se estima será la gran mayoría— ofrecerán un certificado donde conste la identidad, el lugar y la fecha de ejecución. Pero no queda claro qué hará el ejército si el punto final no ocurre y esa incertidumbre puede ser la mejor carta del apriete militar.

 

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