Por
Maximiliano Montenegro
Momentos
verdaderamente interesantes se viven en las habituales reuniones entre
economistas del Frepaso y su jefe, Carlos Chacho Alvarez.
No se puede descartar que antes de un año haya que salir
de la Convertibilidad, que haya una modificación cambiaria. Este
es un dato de la realidad con el que tenemos que trabajar. Ninguno
de los economistas consultados por Página/12 sabe quién
presentó ese escenario al ex vicepresidente. Pero lo cierto es
que lo planteó ante el equipo con el que evalúa
la coyuntura económica, imagina posibles futuros y baraja propuestas.
Como adelantó este diario, Alvarez inauguró hace poco más
de un mes una serie de encuentros periódicos en principio,
los martes a última hora de la tarde con un selecto grupo
de economistas del Frepaso: Daniel Novak, Guillermo Rozenwurcel, asesor
de Machinea; el vicepresidente del Banco Nación, Lorenzo Donoe;
el secretario de Pymes, Enrique Martínez; el vicejefe de Gabinete,
Marcos Makón; Oscar Cuattromo, director del Banco Provincia; y
Eduardo Sguiglia, titular del Ente Regulador de Aeropuertos. En la primera
sesión de trabajo, Chacho sorprendió cuando explicó
los tres escenarios de crisis que veía en el horizonte.
Pero, sobre todo, cuando sugirió que el reemplazo más probable
para José Luis Machinea en el Ministerio de Economía sería
el actual ministro de Defensa, el economista ultraliberal Ricardo López
Murphy. En su opinión, la indiscutible tradición radical
de López Murphy lo hacía políticamente más
viable que cualquier otro candidato, como por ejemplo Domingo Cavallo.
Y podía llegar a aceptar su designación, en el marco de
un acuerdo con el Frepaso, sin que ello significara la ruptura de la Alianza.
La revelación de los entretelones de esa tormenta de ideas
por parte de Página/12 provocó una tormenta política
tanto en el Frepaso como en el equipo económico. Por un lado, Alvarez
reprendió a sus economistas por la filtración de la información
y les advirtió que si ocurría otra vez suspendería
las reuniones. Por otro lado, Machinea y sus colaboradores de mayor confianza
reaccionaron indignados y cuestionaron la presencia en ese ámbito
de Martínez y Rozenwurcel, aunque frepasistas, funcionarios del
equipo económico. Luego, el cónclave entre Machinea y Chacho
alcanzó picos de tensión. En especial, cuando el ex vice
insistió con su propuesta de que habría que desdoblar el
Ministerio de Economía, con Producción por un lado, y Hacienda
y Finanzas, por el otro. En la base de esa sugerencia está nuevamente
la idea de que el ministro de consenso de la Alianza se halla debilitado
frente a mercados y sociedad, y ya no genera la confianza
necesaria para salir de la recesión.
Machinea sintió la estocada, lo que sirve para entender su reacción
de esta semana, cuando públicamente le pidió a Alvarez que
si tenía alguna propuesta que hacer no la hiciera por los medios
de comunicación.
La última reunión del equipo de economistas del Frepaso
sembró todavía más dudas. Allí, Alvarez habló
de la salida de la Convertibilidad, como una posibilidad,
en un plazo no mayor al año. Según pudo constatar Página/12,
hay por lo menos dos economistas de primera línea del Frepaso que
comparten el diagnóstico, pero ninguno se anima a decirlo en público.
Y ni siquiera dentro de ese selecto grupo alguno de los economistas presentes
se declaró convencido de semejante diagnóstico. Dos de los
presentes en la reunión confirmaron por separado que Chacho lo
planteó no como algo deseable, sino como algo
posible.
Según las fuentes, la idea de Alvarez es que mientras tanto
se debe trabajar fuerte sobre dos áreas de gobierno, que serán
la base de su propuesta. Por un lado, la reingeniería del gasto
público, y en particular del gasto social. Por el otro, las políticas
productivas, el combate contra la evasión y una nueva política
de financiamiento para las pymes. Lo que hicieron los economistas del
Frepaso fue barajar distintos escenarios posibles de salida de la Convertibilidad.
Por ahora, el único que no imaginan como disparador de una gran
crisis es la creación de una moneda común con Brasil, la
que podría flotar frente a una canasta de divisas internacionales
(dolar, yen, euro). Así, especulan, podría mejorarse la
competitividad de la producción local, pero disimulando el abandono
del 1 a 1 y evitar entonces un shock de desconfianza fatal entre inversiones
y consumidores.
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