Por
Pablo Hernández,
Glenn Postolski,
Luis Albornoz y
Guillermo Mastrini
¿Es
posible hablar de economía virtual en Internet?
No,
no es economía virtual. La mayor parte de las actividades económicas
en Internet son simplemente formas normales de intercambio sólo
que parte de la transacción se hace electrónicamente. No
es diferente de ir a un negocio o usar el teléfono. Digamos que
quiero vender 100 toneladas de porotos de soja. Yo puedo comprarlos por
otros medios y eso no cambia las relaciones económicas de ninguna
manera. La gente de las comunicaciones no parece entender esto. Es virtual
en el sentido que algunas de las transacciones tienen lugar en el espacio
electrónico, pero esto se ha venido haciendo durante años.
Gran parte del comercio mundial se hace por medio del télex o del
teléfono... Esto es un poco más rápido, un poco más
barato y, por lo tanto, un poco más eficiente.
Entonces ¿por qué las empresas están pagando
para estar en los portales? ¿Es una nueva forma de merchandising
o una nueva manera de transacción?
Creo que hay dos tipos de avisos en la red. No soy un experto en
esto, pero puedo entenderlo. Tenemos un modo de hacer publicidad típico:
quieren su nombre asociado al sitio, que las personas vean su nombre,
que reconozcan su slogan. Pero hay muchos sitios en la web donde no se
puede saber cuánta gente lo está viendo ni por cuánto
tiempo lo verán. Entonces no es un buen medio para publicitar.
Por el momento, todos lo hacen porque es muy barato. Para que esto alcance
una escala mayor debería cambiar significativamente la naturaleza
de Internet. Para que la web sea lo mismo que cualquier otro medio, necesita
grandes audiencias. Necesita tener medios concentrados. Con medios fragmentados
es una mala forma de publicitar, porque es muy caro llegar a la gente.
Dependerá de la forma de financiar la publicidad, si van a ser
llevados a concentrarse en algunos pocos sitios de la web. La otra cosa
claramente diferente y probablemente muy importante es la transacción
publicitaria, lo que quiere decir que muchos de los que publicitan están
interesados en Internet por los efectos que puede causar. Se puede hacer
el equivalente en Internet, ir a un site en lugar de ver el aviso en algún
otro lado. Si se quiere comprar un auto se puede ir al sitio de los vendedores
de autos. Ellos saben que vas a contactarlos y pueden darte más
información y pueden cerrar una venta. Eso sí es importante.
Por eso pienso que hay dos formas muy diferentes de publicitar.
¿Cómo vincula usted estos fenómenos con el
proceso más general de acumulación de capital?
El problema ahora es que entramos en una clásica crisis distributiva
keynesiana. No hay suficiente consumo: si se reducen demasiado los salarios,
nadie puede comprar las cosas que se producen. Entonces hay una crisis
estructural permanente alrededor de la cual hay una balanza hacia atrás
y hacia adelante entre la cuota del trabajo y la cuota del capital. Esta
es la razón de por qué se espera que la productividad de
la tecnología de la información, como argumenta (Manuel)
Castells, levante de tal manera la productividad y la estructura del mercado
laboral que puede resolver la crisis y, por tanto, generar una vida más
rica y más variada. El problema es, precisamente, que la transformación
de los salarios también va a incrementar las tareas en el mercado
laboral. Hay algunas categorías que tienen saberes especiales,
que son escasas, cuyos salarios están creciendo muy rápidamente.
Sin embargo el salario real está cayendo. Sólo en las economías
capitalistas avanzadas se ha producido un blanqueo de las diferencias
en la escala salarial entre tope y mínimo. En la última
década esto ha sido más dramático en algunos países
que en otros.
Usted mencionó a Manuel Castells, ¿no le parece que
su postura aparece cada vez mas optimista en relación con los desarrollos
tecnológicos?
Sí, pienso que así es. Me pregunto por qué
parece haber adoptado un nuevo argumento que podríamos llamar posmoderno.
Todo produciría culturas pluralistas, espacios cada vez más
democráticos... y así sucesivamente. En el análisis
que yo hago del pensamiento de Castells encuentro tres problemas fundamentales.
El primero es el determinismo tecnológico. Básicamente su
argumento es que la invención del microchip ha transformado de
tal forma el nivel de productividad que esto repercute sobre el resto
de la economía y luego la sociedad. El no duda de que el microchip
ha transformado la productividad. Sin embargo, todas las mediciones de
productividad no muestran este gran incremento. Yo sostengo que el crecimiento
no es más rápido que el normal previo a la tecnología
industrial. No obstante, ésta es la primera parte del problema:
¿se incrementó o no la productividad? El segundo problema
es cuando él afirma que esta tecnología particular ha transformado
la estructura de la empresa, la estructura de los mercados, lo que parece
disolver las relaciones de los agentes de propiedad. Ahora, el problema
es que la empresa capitalista y los mercados capitalistas se basan en
estas relaciones de propiedad. Tal vez ésta sea una contradicción.
No creo que él pueda discutir esto. Parece argumentar que la transformación
de la empresa en una empresa de la red producirá el efecto de que
ya no tendremos más compañías porque éstas
estarán siempre envueltas en una suerte de negociación entre
proveedores y productores y que, al mismo tiempo, se mantendrían
relaciones de propiedad estándar. Pienso que éste es el
segundo problema. El tercero es que él no distingue entre el impacto
que la tecnología de la comunicación-información
produce sobre el capital financiero por un lado y sobre el capital productivo,
por el otro.
¿Cuáles son los objetos que la economía política
de las comunicaciones tiene que analizar hoy, tomando en consideración
las industrias culturales y las comunicaciones?
El tema principal hoy es el estudio de lo que ha sido llamado la
sociedad de la información. En primer lugar, la economía
global capitalista ha puesto en juego un conjunto de transformaciones
fundamentales basadas ampliamente en el desarrollo de las tecnologías
de la comunicación-información. La segunda cuestión
es ver cuál es el rol que juegan las industrias culturales en este
proceso. Están aquellos que argumentan que los cambios son conducidos
por los desarrollos producidos en telecomunicaciones, que es la tecnología
de la comunicación lo que está cambiando la estructura de
la empresa y la estructura del mercado. Debemos volver a la teoría
laboral del valor. Yo coincidiría ampliamente con alguna parte
de este análisis, pero muchas veces se tiende hacia un determinismo
tecnológico peligroso. Creo que Manuel Castells es, finalmente,
un determinista tecnológico. Optimista, pero un determinista al
fin. Otros analistas cometen el error de no diferenciar el papel que la
tecnología de la comunicación está jugando dentro
del sistema productivo como fuerza de producción, por un lado,
y su rol dentro de las industrias culturales como bien de consumo o servicio
de consumo, por el otro. Y éstas son relaciones muy diferentes
para el desarrollo de la economía. Pienso que éste es el
nudo de la cuestión.
¿Qué pasa con la convergencia? ¿Piensa que
es una categoría importante para analizar lo que está sucediendo
hoy?
Sí, pero depende de lo que usted entienda por convergencia.
Si por convergencia entendemos la generación de la fuerza digital
para la producción y distribución de servicios de información,
entonces sí es importante. Ahora bien, ¿aplicamos las regulaciones
tradicionales de la telefonía, aplicamos las regulaciones tradicionales
de la radiodifusión a Internet? Quiero decir, ¿qué
es Internet? ¿Es telecomunicaciones, esradiodifusión? Esta
es una pregunta difícil. Yo pienso que la convergencia en este
sentido es importante, pero también creo que es importante ser
claro acerca de qué proceso es en realidad. También es cierto
que va a tener diferentes efectos en la distribución. Si estamos
hablando de la convergencia en las redes de transmisión, tenemos
que hacer un análisis económico y pensar en la gente que,
dentro de las empresas, compite para controlar la red de distribución
de la convergencia. Las compañías de radiodifusión
y las de telecomunicaciones están compitiendo. Inclusive los gobiernos
están interviniendo con sistemas regulatorios. Esta es una cuestión
totalmente diferente de cuál es el efecto en la producción
de contenidos. No hay ninguna convergencia en la producción del
material audiovisual; hay diferentes procesos de producción para
las llamadas telefónicas o para el mercado interactivo de Internet.
¿De qué manera estas regulaciones pueden ser hechas
por el Estado, teniendo en cuenta la separación entre distribución
y contenido?
Usted puede elegir regular las redes porque tienden a tener mercados
particularmente convergentes, monopolios naturales. Los monopolios naturales
son característicos, por lo tanto las redes que compiten son económicamente
muy ineficientes. Y uno de los problemas con Internet es que hay una gran
sobreinversión en la capacidad de la red, lo que no puede ser sostenido.
Es decir: mucha gente no puede estar perdiendo mucho dinero. No se puede
decidir no regular el contenido, simplemente regular la red, el acceso
a la red, los precios de la red, como solíamos regular el teléfono.
Una posición es: no regularemos el contenido porque hay mucho contenido
que no necesita ser regulado. O podemos decir que también queremos
regular el contenido porque existe también una concentración
en la producción de contenido, o porque queremos hacer algo con
respecto a la Ley de Propiedad Intelectual. Hay una gran cantidad de maneras
a través de las cuales podemos regular los contenidos aunque no
es fácil. En Europa hay un debate acerca de la manera en que los
organismos regulatorios cubrirán la reglamentación de todas
las comunicaciones tanto en el caso de la red como de los contenidos.
¿La presente concentración de la economía más
la digitalización de la radiodifusión y las telecomunicaciones
afecta las posibilidades de participación de los productores y
de la gente en general?
Bueno, depende. Pueden hacerse dos análisis. Uno es que la
tendencia a la concentración en redes significará levantar
la cuestión acerca de las condiciones de trabajo de la gente que
tiene acceso a la red, que es un punto clave para la regulación.
Esto se inició en los Estados Unidos con las vías férreas.
El argumento original sobre regulación era un argumento político
en Norteamérica, entre los granjeros y las compañías
ferroviarias, y estaba referido al acceso al sistema de trenes para la
circulación de los productos. De manera que el acceso dependerá
de cuán concentradas estén estas redes y cómo estén
reguladas. La cuestión del acceso a la producción de contenidos
es mucho más difícil porque, básicamente, si se mira
el desarrollo de las culturas industrializadas, desde la invención
de la imprenta, el curso de la comunicación de masas se dirige
a las economías de escala y siempre han sido concentradas. Entonces
la próxima pregunta es: ¿importa esta concentración?
Esto es, ciertamente, un tema de competencia. En este momento, éste
sería el caso de la radiodifusión, porque hay una sobrecapacidad
en la red y, sin embargo, no hay realmente acceso para todos los productores.
Esto siempre va a ser así. Se puede decir que se necesitan subsidios
públicos para algunos tipos de producciones, pero la concentración
puede afectar el acceso de diferentes maneras, en diferentes partes, en
diferentes niveles del sistema. Pero pienso que es ilusorio pensar que
alguna vez tendremos un sistema, para hacer el equivalente a las películas
tipo Hollywood, con unamplio acceso. Siempre serán caras, siempre
van a ser hechas por gente con acceso a amplios recursos.
¿No constituye un problema que producción y distribución
estén en las mismas manos?
En Europa se piensa cada vez más que esto debería
estar separado. No debería permitirse que los productores de contenido
controlen la distribución. La cuestión es si hacemos esto
por medio de una regulación específica o si lo hacemos por
medio de una ley de competencia antitrust. En Inglaterra tuvimos hace
unos años un caso importante antitrust que le impidió a
Rupert Murdoch (uno de nuestros más grandes dueños de medios)
hacerse cargo del Manchester United. Es necesario prestarle una atención
muy cuidadosa a la posesión conjunta de la producción y
la distribución de contenidos. Pero el problema es cómo
se negocia la relación entre las dos. Esto es muy difícil,
pero debe haber una relación entre la producción de contenidos
y la distribución. Ciertamente es antieconómico pensar que
vaya a haber una reducción de contenidos. Pero si los productores
tuvieran que competir para acceder a la red, el riesgo de la inversión
sería demasiado alto, si no se está seguro de que el producto
será luego distribuido.
Finalmente, una pregunta política. ¿Qué piensa
del desempeño de Tony Blair en el gobierno?
Siento un profundo desagrado por Tony Blair. Creo que tenía
un proyecto que está empezando a descubrirse. La luna de miel terminó.
Algunos piensan que las políticas pueden organizarse a través
de las relaciones públicas. Durante corto tiempo puede organizarse
todo a través de las relaciones públicas, pero al final
tienen que tomarse decisiones reales, entonces tenés que decidir
la forma en donde verdaderamente vas a pararte y algunas personas se ponen
nerviosas con eso. A Tony Blair no le gusta eso. Y ciertamente no tiene
ninguna respuesta para los problemas sociales y económicos que
están acosando a Inglaterra. El problema es que no hay ninguna
alternativa. Esto es común en muchos países de Europa occidental.
Básicamente el problema es que los políticos se han rendido
por el momento. Quiero decir que, por razones que podemos entender históricamente,
está aconteciendo una transformación bastante difícil
de la sociedad y la economía y sería acertado decir que
nadie comprende ni tiene confianza en lo que está pasando. Entonces
sólo tratan de mantener el circo con relaciones públicas.
¿POR
QUE NICHOLAS GARNHAM?
Cómo
se determinan las reglas del juego
Por
Pablo Hernández, Glenn Postolski, Luis Albornoz y Guillermo Mastrini
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La concentración
económica y la convergencia tecnológica de las industrias
culturales, las telecomunicaciones y la informática son datos
inseparables en la consideración de la coyuntura política
mundial. También en la Argentina, donde las reglas de juego
se han establecido a partir de las exigencias y los criterios adoptados
por los operadores del mercado. Otros hablan de una economía
virtual en Internet. Nicholas Garnham es uno de los principales
investigadores de lo que, a nivel mundial, se llama la economía
política de la comunicación, un aporte desde el marxismo
a la constitución del campo comunicacional.
Garnham es británico, profesor en la Universidad de Stirling
(Escocia) y uno de los más destacados analistas a nivel mundial
de lo que se llama la economía política de las comunicaciones,
una forma de analizar el fenómenode la comunicación-cultura
contemporánea desde la perspectiva que ofrecen la economía
y la política combinadas. En la Argentina sigue sin aprobarse
todavía una ley que regule la radiodifusión y se ha
implementado la desregulación telefónica sin que se
discutan a fondo los grandes temas, también económicos
y políticos, que están detrás de esta problemática.
Garnham fue director del Centro de Estudios de Comunicación
e Información del Polytechnich of Central London. Además
de sus aportes para la construcción de una teoría
comunicacional, se destacan sus investigaciones en relación
con las políticas de comunicación, el desarrollo de
los servicios públicos de radiodifusión y los mercados
de la cultura. En este sentido debe considerarse especialmente su
análisis de las formas de producción cultural.
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