Por
Pedro Lipcovich
El
más veloz fue un discapacitado. Alejandro Maldonado, en su silla
de ruedas, tardó 2 horas 10 en recorrer los 42.150 metros
del Segundo Maratón de la Ciudad de Buenos Aires. De los que corrieron
sobre sus piernas, el ganador fue el uruguayo Néstor García,
en 2 horas 19 minutos. Sin embargo, los discapacitados, por tomar la delantera,
sufrieron contratiempos, ya que la policía no les abrió
camino: dos de ellos fueron atropellados o golpeados por autos incluido
el ganador y uno debió ser trasladado por el SAME. En la
carrera de seis kilómetros también hubo inconvenientes,
ya que el pelotón que hacía punta equivocó el camino
y quedó rezagado. En la competencia reservada a famosos
participaron miembros del Gobierno de la Ciudad, encabezados por Aníbal
Ibarra, e integrantes de la troupe de Marcelo Tinelli; ganó Larry
de Clay. Pero el blooper del día lo protagonizó el equipo
de la Escuela de Cadetes de la Policía Federal, que llegó
tarde a la largada porque no encontramos lugar para estacionar.
A las 8 de la mañana de ayer, en 9 de Julio y Corrientes, Héctor
Véliz se pasaba hielo por las pantorrillas mientras explicaba que
conviene enfriar los gemelos para que vayan tomando temperatura
según el ritmo de la carrera. A pocos metros, Mario Gutiérrez,
en su silla de ruedas de competición, comentaba que el factor
viento es preponderante para la estabilidad de esos vehículos,
que se hacen a medida y cuestan unos 3500 dólares. La mañana,
soleada y fresca, se presentaba ideal, y Liliana de Szecsenyi, del Argentino
Atlético Club de Las Parejas, Santa Fe, se impacientaba: Todo
el año juntamos plata para poder correr acá.
A las 8 y 11, largaron: adelante los maratonistas quienes llegarían
hasta Lugones y Libertador para, luego de pasar por Puerto Madero, volver
al Obelisco y detrás los Seis kilómetros para
todo el público hasta la Facultad de Derecho, ida y
vuelta. Participaron unas 9000 personas, bastante menos que el año
pasado. El director adjunto de Deportes del Gobierno de la Ciudad, Jorge
Rapaport, anunció a este diario que el año que viene
vamos a hacer el Maratón en setiembre, porque en esta época,
y con fin de semana largo, no hay buena convocatoria. Igual había
que hacerlo para no perder el calendario internacional, y la Federación
Metropolitana de Atletismo, que recibe todo lo recaudado (seis pesos por
inscribirse en el Maratón y dos pesos en los Seis Kilómetros),
pidió que se hiciera.
A las 8 y 15, varios jóvenes de pantaloncitos azules y remeras
celestes llegaron y se pusieron a correr. Una joven vestida con los mismos
colores, que se quedó esperándolos, admitió que habían
llegado tarde porque no encontraban lugar para estacionar, reconoció
que por su demora dieron un poquito de ventaja y reveló
que pertenecían a la Escuela de Cadetes de la Policía Federal.
El ganador de los Seis Kilómetros, Ricardo Ramallo del Club
Delfo Cabrera de San Isidro tardó 19 minutos 5 segundos.
Con hidalguía, reconoció que los que venían
primero siguieron de largo por Libertador porque nadie les indicó
que doblaran en Pueyrredón. Yo venía 50 metros atrás
pero conocía bien el recorrido y tomé la delantera.
A esa altura venía punteando el uruguayo Cristian Rosales, cuyo
entrenador, Fernando Widelek, iba a protestar: Hace veinte años
que corro maratones: donde se dobla tiene que haber banderilleros.
Mejor la pasaron los que corrieron sólo por divertirse: Yo
hace cinco años tardaba dos horas para hacer ocho kilómetros:
ahora hago seis kilómetros en una hora y si está fresquito
tardo menos se alegraba Ramona Fernández, de 62 años,
operada de cáncer. Me anoto en todos los maratones. Nunca
abandoné. En una de estas carreras se hizo amiga de Evelina
Herrera, de 24 años, que corre por amor a su novio,
que estaba corriendo los 42 kilómetros.
Hubo una queja de muchos en los Seis Kilómetros: No hubo
nada de agua, decía Guillermo Rugnone, bancario, de 51. Lorena
Catalano, una empleada de26 años coincidió con el reclamo:
Faltó un puesto de agua a los tres kilómetros.
El director de Deportes de la Ciudad, Waldo Kantor, respondió que
no se pueden reclamar puestos de hidratación para una carrera
de 20 o 25 minutos; Adrián Casas, asesor de esa dirección,
precisó que no pusimos un puesto intermedio por seguridad,
ya que la gente podría arrasarlo, agolparse y caerse.
Después de las 9 se largaron los Tres kilómetros para
famosos, en los que participaron Larry de Clay, el Oso Arturo y
Trompi, integrantes de El show de Videomatch, y funcionarios
de la Ciudad encabezados por el jefe de Gobierno Aníbal Ibarra:
Es más fácil gobernar la ciudad que correr el Maratón,
sostuvo luego de obtener el quinto puesto.
El primer maratonista en arribar a la llegada, a las 10 y 21 minutos,
fue Alejandro Maldonado: La silla de ruedas saca mucha diferencia,
comentó. El ganador que hace 20 días salió
séptimo, entre 500 sillas, en el Maratón Internacional
de Japón deploró que la policía no nos
abrió camino porque se quedó delante de los otros atletas
que, sin discapacidad, los seguían. Se metían autos
de contramano; uno me tocó y me golpeó el codo, contó
Maldonado. Mario Gutiérrez, que llegó segundo, fue golpeado
en la cabeza por un auto que también dañó su silla;
el SAME lo trasladó después a un hospital para un chequeo
preventivo.
A las 10.30 llegó el primero en la clasificación general,
Néstor García, del Uruguay. Respiraba casi normalmente pero
un cansancio épico no lo dejaba hablar. En mujeres fue primera
Claudia Camargo, con 2 horas 51 minutos. Segundos fueron Juan Castro y
Adriana Varela. En cada categoría, los ganadores recibieron un
premio de 3000 pesos, y 1500 los segundos.
Por
un atleta desaparecido
Por P.L.
Miguel
Sánchez vuelve a correr después de 22 años,
decía el cartel junto a la largada del Maratón de
la Ciudad. Sánchez fue el único atleta federado
argentino desaparecido, el 8 de enero de 1978, según
varios organismos de derechos humanos que piden que el secretario
de Deportes de la Nación, Marcelo Garraffo, cumpla su compromiso
de dar apoyo a la Carrera de Miguel, en homenaje
al desaparecido, similar a las que ya se instauraron en Roma, Italia
(La corsa di Miguel) y en San Pablo, Brasil.
La Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la Coordinadora contra
la Represión Policial e Institucional (Correpi), HIJOS y
otras entidades convocaron a una carrera simbólica
el 14 de enero de 2001, a las 8, en Plaza de Mayo. Ayer el atleta
Martín Sharples compitió con una remera que decía:
Correr por Miguel.
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