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DEMOCRATAS Y REPUBLICANOS, ANTE EL MAXIMO TRIBUNAL
La suprema batalla de la Corte

Hoy, en Washington, los abogados del demócrata Gore se juegan la última oportunidad contra Bush por el recuento de los votos de Florida.

Una vez es excepción, pero a la segunda la tradición constitucional norteamericana ya parece haber cambiado. Tras participar una primera vez, la Corte Suprema de Estados Unidos está de nuevo sumergida en el tumulto de la elección presidencial, con el poder de ponerle fin a esta guerra electoral. El precio es exponerse de ahora en adelante a las acusaciones de obrar según un espíritu partidista. Los abogados del candidato presidencial republicano George W. Bush y de su rival, el demócrata Al Gore, presentaron ayer sus argumentos por escrito. Hoy cada equipo dispondrá de 45 minutos para alegar oralmente ante el máximo tribunal norteamericano.
“Si los votos no son contados, es decir si Florida recibe la orden de no recontar las boletas de voto, creo que esto será el fin de la ruta en lo que concierne a los procesos de impugnaciones de la elección”, declaró ayer el principal abogado de Al Gore, David Boies, interrogado en el programa “Fox News”. La Corte Suprema Federal “tiene el poder de decidir la elección”, recalcó también Boies a la cadena NBC. Para el enviado especial de Bush en Florida, James Baker, “si (los jueces) pueden dar un fallo que sea definitivo, ésa sería la mejor forma de poner fin a la elección. Pero yo no puedo asegurarles que lo vayan a hacer”, dijo a “Fox News”.
“Todos deberíamos aceptar la supremacía del derecho y yo estoy seguro de que es esto es lo que harán el vicepresidente Gore y el gobernador Bush”, aseguró por su parte el jefe de las filas demócratas en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt, al canal ABC. Interrogado para saber si Gore debería reconocer su derrota en caso de que pierda, Gephardt respondió: “Pienso que él debería hacerlo y creo que lo hará”.
La Corte Suprema de Estados Unidos falló ya una primera vez sobre el caso, el 4 de diciembre, solicitándole al máximo tribunal de Florida esclarecer su decisión de autorizar los recuentos manuales y de considerar esos resultados –manualmente obtenidos– entre los definitivos en la elección presidencial en ese estado. Aunque, el 4 de diciembre, el máximo tribunal no se había expedido sobre el tema de fondo: si son válidos o no estos recuentos manuales.
Pero al decidir el sábado suspender la continuidad del recuento manual de las boletas de voto en Florida, contraponiéndose a la Corte Suprema de Florida que el viernes había ordenado los conteos a mano, la máxima instancia judicial federal se interpuso estrepitosamente en el duelo entre Al Gore y George W. Bush. “La Corte Suprema decidió intervenir (en este asunto) y parar el caos. El lunes o el martes, los jueces tendrán la oportunidad de terminar con esto de una vez por todas, y ésa debería ser la última palabra”, estimó el republicano Mitch McConnell, entrevistado en la cadena Fox.
En una declaración fuertemente criticada el sábado por los partidarios de Gore, uno de los nueve jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos, Antonin Scalia, estimó que, “adoptando esta orden, se sugiere que una mayoría de la Corte (...) estima que la demanda (de Bush, quien solicitó frenar los recuentos) tiene probabilidades importantes de ganar”. Con esta intervención, la más alta instancia judicial del país se vio expuesta por primera vez a las críticas. El fallo del sábado, ordenado de urgencia, fue votado sólo por una ajustadísima mayoría de cinco contra cuatro jueces: esto reveló una profunda división entre los magistrados.
Algunos legisladores demócratas no dudaron en expresar reparos ante los jueces de la Corte Suprema Federal. “Su credibilidad disminuyó, su peso moral se redujo, y reparar esto va tomar años”, deploró el sábado por la noche el senador demócrata Patrick Leahy. Y Warren Christopher, representante de Gore en Florida, interrogado el domingo en la cadena CNN sobre la posibilidad de que el máximo tribunal de Estados Unidos no llegara a autorizar los recuentos, no dudó en considerar que “eso debilitará a la Corte”.

Las urnas están bien guardadas

Cada día parece más controversial la llegada del nuevo inquilino a la Casa Blanca. Hoy la Corte Suprema escuchará las razones a favor o en contra de contar los votos como método para designarlo. A continuación, las jornadas que hay que atravesar según un cronograma que antes de la elección 2000 se daba por sentado.
11 de diciembre: la Corte Suprema de Estados Unidos tiene una audiencia –la segunda en 11 días— para tratar el tema de los recuentos manuales de votos en Florida. Los campos demócrata y republicano tendrán 45 minutos cada uno para exponer sus alegatos. Los nueve jueces del máximo tribunal norteamericano nunca se han pronunciado de inmediato.
12 de diciembre: fecha límite para que los Estados envíen la lista certificada de sus grandes electores a Washington. La gran guerra político-judicial que se libra desde la misma jornada electoral del 7 de noviembre concierne a los 25 grandes electores del estado de Florida.
18 de diciembre: los 538 grandes electores del Colegio Electoral se reunirán en sus respectivos estados para elegir al presidente de Estados Unidos. La mayoría necesaria de 270 electores para alcanzar la presidencia la obtendrá –como demócratas y republicanos están casi igualados– quien se quede con los electores de Florida que siguen en disputa.
Intermezzo: la ley no prevé ninguna sanción en particular en caso de que estas dos últimas fechas no sean respetadas. En 1960, el estado de Hawaii modificó sus resultados a fines de diciembre tras realizar un nuevo conteo y el Congreso tuvo en cuenta los resultados alterados a la hora de proclamar los resultados definitivos.
5 o 6 de enero: las dos cámaras del nuevo Congreso se reunirán en Washington para la proclamación de los resultados, que será comunicado por el presidente del Senado. Pero éste no es otro que el candidato presidencial demócrata Al Gore. En caso de impugnación, el Senado y la Cámara de Representantes debaten y votan separadamente. Nada se puede hacer si no hay un voto mayoritario en las dos cámaras.
20 de enero: traspaso del poder entre el presidente Bill Clinton y su sucesor.

 

 

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