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Todos y cada uno de los escollos contra una nueva forma de política

Servini de Cubría, Nilda Garré, un belicista y un cavallista repasaron en una Jornada los obstáculos para la transparencia institucional. Errores, truchadas, experiencias en los tres poderes.

Por Romina Calderaro

Errores en los padrones, afiliaciones truchas, sanciones que no se cumplen, falta de recursos materiales y humanos, problemas tecnológicos y una cultura política reaccionaria son algunos de los problemas que hay que resolver para que en la Argentina se pueda pensar en una nueva forma de hacer política. A esa conclusión llegaron los panelistas de la Jornada de debate sobre Reforma Política en la Argentina, que se realizó ayer en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho.
Participaron, entre otros, la viceministra del Interior, Nilda Garré; la jueza federal con competencia electoral María Romilda Servini de Cubría; el diputado cavallista Alfredo Castañón y Abel Fleitas, ex legislador de Nueva Dirigencia. A Nilda Garré le tocó cerrar el debate. Luego de hacer una introducción sobre el estado de despolitización en el que viven los argentinos, y de sostener que la política es actualmente “un instrumento desprestigiado y cuestionado, para decir los adjetivos más suaves”, la viceministra explicó por qué a su entender es importante transparentar la actividad: “Esta tendencia despolitizadora favorece a la concentración económica”, aseguró. A la hora de hablar de los principales obstáculos para instrumentar el cambio, explicó que los juzgados electorales no están bien preparados para hacer cumplir la ley. “Cualquiera que llevó alguna vez una rendición de gastos sabe que no hay ningún tipo de control porque hay falta de recursos humanos y materiales”, dijo. Así es como, por ejemplo, en una campaña, los partidos no se toman en serio el límite en el gasto porque saben que la sanción es sólo formal. Garré también mencionó lo que a su entender es un factor concurrente para que no se apliquen las penas. “En el gobierno anterior, la Justicia estuvo muy vinculada con el poder político”, dijo, y sugirió que esa situación podía “deformar” también la actuación de la Justicia electoral.
“Tratamos de hacerlo como podemos”, sostuvo a su turno Servini de Cubría. La jueza mencionó una “cuestión doméstica” para ilustrar uno de los problemas que enfrenta cotidianamente en su lugar de trabajo. “Nuestro sistema informático es malo y, además, tenemos que hacer colas para cargar los datos porque no hay bocas suficientes”, comentó.
Alfredo Castañón, uno de los primeros oradores, dejó picando una duda: por qué el proyecto de reforma política entró por el Senado, donde el PJ tiene mayoría, si la idea de la Alianza era que se aprobara rápido. Y Abel Fleitas recordó el año 1993, en el que Gustavo Beliz todavía era ministro del Interior y él secretario de Asuntos Institucionales. “En ese puesto trabajé en un proyecto de reforma política. A muchos no les interesaba porque la cultura de la impunidad muchas veces es multipartidaria”, dijo.


OLGA RIUTORT, PROMOTORA DEL CUPO AL 50 POR CIENTO
“Las mujeres siempre son suplentes”

Por Felipe Yapur

Una lujosa camioneta blanca con el escudo de Córdoba la espera en la puerta de la representación de su provincia en Buenos Aires. Adentro, Olga Riutort, la esposa del gobernador justicialista, José Manuel de la Sota, se desplaza a paso veloz, dando órdenes a sus colaboradores. Cuando por fin se sienta, asegura sin inmutarse que la crisis actual se debe más a la participación exclusiva del varón en la toma de decisiones que al modelo económico hegemónico vigente y que la solución es la ley de participación equitativa que ella promovió en su provincia. De Fernando de la Rúa dice que “castigó más que benefició” a la gente y que “debería aprender de nosotros: bajar impuesto para que baje el desempleo”.
–Usted dice que el varón solo ya demostró su incapacidad para mejorar el mundo. ¿Todo mejorará incorporando a la mujer? ¿Es tan sencillo?
–Lo de los hombres es un dato objetivo. Tenemos un país cada vez más endeudado, con índices de desempleo que crecen sin cesar. Si esto es lo que son capaces de hacer los hombres, ¿por qué no incorporarnos participando en la toma de decisiones?
–Ahora bien, para usted sólo se trata de una cuestión de género. ¿No cree que la crisis que se vive es consecuencia del modelo hegemónico?
–No. Se trata de realidad social y no tiene que ver el género porque desde que el mundo es mundo –y esto lo descubrió De la Sota– la Iglesia Católica, a pesar de venerar a la Virgen María y considerarla la madre de Dios, recién en 1530 les dio a las mujeres categoría de ser humano con alma. Después aparece la Constitución, pero no nos permite elegir nuestros representantes hasta que llegó Eva Perón. Después vino el cupo, pero las mujeres siempre ocuparon el lugar de los suplentes.
–La paso a otro tema. De la Sota asegura que su administración es exitosa gracias al modelo cordobés. ¿Puede su provincia ser una isla en medio de la crisis nacional?
–Hay un modelo cordobés, pero desde luego que no somos una isla. Lo que sí creemos es que nuestro modelo está arrojando resultados positivos. Al reducir impuestos la gente los paga y ese dinero lo invertimos en la provincia. Además demostramos que administramos adecuadamente los recursos y que estamos al servicio de sus necesidades.
–Entonces, ¿el modelo cordobés lo debería aplicar De la Rúa?
–(Levantando las manos.) ¡Claro, hombre! Pero creo que suceden dos cosas: el Presidente no se deja ayudar o no encuentra el camino, y debe asumir que cometió un error, que la Alianza fue electoral y no programática. Además, hasta ahora no se tomaron las mejores decisiones. Se castigó más de lo que se benefició y la variable de ajuste fue la clase trabajadora. Pero ojo, tampoco se benefició a los empresarios nacionales. Por eso debemos decirle que aprenda de nosotros: reducir los impuestos. Así vendrán los capitales y bajará el desempleo.
–En la Alianza hay quienes acusan a De la Rúa de profundizar el modelo menemista.
–No. El gobierno anterior fue dinámico más allá de los errores. Se puso a la Argentina en el mundo y hasta llegaron capitales. Lo que pasa es que de una vez por todas tiene que haber un equipo, un presidente que conduzca –creo que por suerte se terminó con esa conducción bicéfala que vivimos– y que pueda decir cuál es el rumbo de crecimiento que debe tomar el país.
–¿El único que puede aplicar el modelo cordobés es un De la Sota presidente?
–Así como así, no. Hay que saber respetar las particularidades de cada región. Pero además, todavía no estamos pensando en una elección presidencial porque el objetivo de De la Sota es cumplir con su promesas electorales a los cordobeses. Somos responsables y estamos ofreciendo ideas para reencauzar la política nacional.
–¿Piensa que la Alianza continuará o terminará diluyéndose?
–No sé. Me parece que están demasiados divorciados porque piensan diferentes. No porque uno sea más malo o más bueno que el otro. Creo que internamente no hay políticas coincidentes. Sería terrible que este gobierno termine mal o no lo haga porque en el exterior sería terrible. No seríamos creíbles y así no nos va a llegar un peso al país.

 

OPINION

Por Jorge Altamira *

Quién blinda el blindaje

El “blindaje” que prometen el FMI, y en especial el Tesoro norteamericano, trae bajo el brazo la descomunal reducción de las jubilaciones; la privatización y el encarecimiento de la salud; la ratificación de las rebajas de salarios; los planes de despidos masivos en la administración pública; la disminución del presupuesto del PAMI y su eventual gerenciamiento privado; mientras por el otro lado se beneficia a los pulpos capitalistas con exenciones al IVA por supuestas inversiones y se les reduce el impuesto a los intereses. Camuflado como un planteo “macroeconómico”, el “blindaje” apenas disimula su carácter de agresión capitalista contra los trabajadores.
¿Pero es acaso viable? Concebido para socorrer casos aislados, el “blindaje” tiene lugar en un contexto de creciente crisis financiera internacional. Muchas grandes corporaciones sólo consiguen renovar préstamos a un costo de un 50 por ciento superior a lo que paga el gobierno norteamericano. Los bancos, por otro lado, están retaceando la renovación de créditos para protegerse de una insolvencia de los clientes. La magnitud del endeudamiento corporativo no financiero, en Estados Unidos, ha llegado a cifras enormes: el 50 por ciento de su PBI, o sea alrededor de los 6 billones de dólares.
Si la insolvencia internacional está en aumento, ¿de qué manera podrá el “blindaje” detener la suba de los intereses de la deuda argentina? La semana pasada, una crisis bancaria en Turquía sacudió a la Bolsa de Frankfurt, donde residen sus bancos acreedores; lo peor aún está por verse, porque aún no se ha producido la devaluación de la lira turca. Perú, por su lado, ya ha dicho que no tiene el dinero para hacer frente a los vencimientos del primer trimestre del 2001. Como una gran parte del endeudamiento norteamericano ha tenido lugar en euros, la depreciación de los bonos de las corporaciones yanquis deberá repercutir en la valuación de las principales monedas. Con el agravante de que el endeudamiento privado europeo es de similar magnitud.
En estas condiciones, ¿servirá el “blindaje” para frenar la salida de los plazos fijos dolarizados del sistema bancario argentino? Las reservas internacionales ya han caído en 4 mil millones de dólares. Las grandes corporaciones locales están ofreciendo en garantía sus flujos de fondos para renovar créditos del exterior.
La crisis tiene un alcance mundial y un desarrollo en flecha. Es la manifestación de un régimen social que ha sobrepasado los límites de su madurez. En este caso, la salida exige como punto de partida un ataque profundo al monopolio capitalista de los medios de producción.
* Diputado de la Ciudad del Partido Obrero.

 

 

 

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