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DICTARON PREVENTIVA EN ESPAÑA PARA SIETE ARGENTINOS
Viajar con la droga del abuelo

Abuelos, hija, yerno, nieta y dos amigos fueron detenidos el viernes con 17 kilos de cocaína. Dijeron que habían sido engañados, pero ahora el abuelo, de 75 años, admitió la verdad.

Un juez de Madrid dispuso la prisión preventiva de siete argentinos, detenidos el viernes pasado en el aeropuerto de Barajas, después de que las autoridades aduaneras descubrieran en sus equipajes más de una docena de pares de zapatos con 17 kilos de cocaína ocultos en sus suelas. Lo sorprendente del caso es que, de los siete detenidos, cuatro formaban parte de una familia entera, tres generaciones desde el abuelo, de 75 años, hasta la nieta, de apenas 14. Otros dos eran amigos de la familia. El séptimo, de nombre Héctor y conocido del abuelo en un club de barrio, viajaba en el mismo avión, pero aparte, y está sospechado por el juez como ideólogo de la encomienda. Pese a que en sus primeras declaraciones, todo el grupo familiar aseguró que les “habían metido la droga sin su conocimiento”, más tarde el abuelo reconoció que Héctor le había ofrecido un pago si él y los suyos viajaban con los zapatos caros.
Alberto B. es un jubilado de 75 años. Nelly J., su esposa, de 73. Patricia Nelly, su hija, tiene 40 años y un esposo, Juan Carlos R., de 44. Ambos, a su vez, tuvieron una nena, de 14, obviamente nieta de Nelly y Alberto. Alberto B. y su familia, junto con Ernesto U., de 75, vinculado a Alberto a través de un club de barrio, en la zona de Boedo, y María del Huerto J., de 45 años y amiga de Patricia Nelly, decidieron pasar todos juntos quince días de vacaciones en Sevilla.
El viernes al mediodía español, el grupo descendía del avión de Aerolíneas Argentinas que los trasladó hasta Madrid, donde debían tomar el vuelo hacia Sevilla. Según fuentes aduaneras, no llamó la atención la confraternidad ni la unión del grupo familiar, sino el excesivo equipaje: doce enormes valijas. Lo cierto es que, mientras Alberto B. y su comitiva aguardaban los equipajes, fueron detenidos. En cada una de las valijas apareció un sinnúmero de pulcros paquetes –más de una docena según las fuentes– que envolvían zapatos lustrosos y sin uso, que resultaron de mucho más valor que el de mercado: entre sus suelas huecas, los aduaneros descubrieron prolijamente guardados 17 kilos de cocaína por un valor estimado en un millón de dólares.
En un primer momento, Alberto B., familiares y amigos, mostraron su sorpresa. “Esto no es nuestro” o “Nos lo metieron”, declararon mientras marchaban presos. Acá es cuando se agrega a la historia Héctor M., el séptimo detenido, de 43 años y amigo de Alberto B. desde hace tiempo. En el grupo le enrostraron la maniobra. “Nos preparó el viaje, compró los pasajes, nos hizo las valijas y la cargó en su camioneta”, dijeron, según fuentes policiales. Lo que supuestamente no sabían era que Héctor también había sido de la partida: viajó de incógnito, en el mismo vuelo, pero en primera clase y fue detenido cuando se aprestaba a tomar una conexión a Jerez de la Frontera, donde se reencontraría con el grupo.
Según las primeras versiones, la policía aduanera de Barajas consideraba a Alberto B. y su grupo como “ingenuos” que habían sido utilizados como mulas por el tal Héctor. Pero la cuestión comenzó a aclararse cuando el mismo jefe familiar, ante el juez madrileño Pedro Antonio Domínguez Morales, cambió su primera declaración: dijo que Héctor M. le había prometido pagar una suma de dinero importante si transportaba los zapatos sin preguntar ni decir nada. Según la misma fuente, “antes de viajar, en compañía de Héctor M., abrió las valijas, sacó los zapatos originales y los cambió por otros que trajo el mismo Héctor”.
La nueva interpretación fue confirmada a Página/12 por Luis Vicario Treviño, abogado español de Alberto B. y su comitiva. “Ante el juez, el resto de los integrantes del grupo familiar y sus dos amigos se declararon inocentes y dijeron que habían sido engañados”, citó el defensor. Por su lado, Héctor M. separó aguas y eligió otro abogado: José Legasi, también madrileño. Su versión, obviamente, dista de coincidir con la de Alberto B. Su declaración consistió en una especie de “yo, argentino”: “Mi cliente es totalmente inocente –dijo Legasi a este diario–. No viajaba con el grupo, en sus maletas no llevaba nada prohibido. Los conocía, habíanviajado juntos en otras oportunidades, pero este viaje lo hizo por su cuenta”.
“El juez dictó el auto de prisión provisional”, sostuvieron ambos letrados confirmaron que entre hoy y mañana apelarán la prisión, y que luego presentarán un recurso contra el procesamiento. Por el momento, Alberto, familiares y amigos, incluido Héctor M., permanecen detenidos en la prisión de Soto Real, a 50 kilómetros de Madrid, mientras que la menor, inimputable por su edad, permanecerá alojada en un Centro de Acogida hasta finalizar el proceso.

 

 

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