Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


La Alianza porteña, en una polémica que no es juego

Mañana, la Legislatura debatirá la ley de juego para la ciudad. Pese a haberse opuesto al casino flotante, el oficialismo busca habilitar otra ruleta, aunque hay legisladores en desacuerdo.

El eje de la polémica es un eventual nuevo casino porteño.
Frepaso y Encuentro por la Ciudad apoyan el voto favorable.

Una fuerte polémica se desató en la Legislatura porteña, incluso dentro del mismo bloque oficialista, a pocas horas del tratamiento del proyecto de ley de juego para la ciudad. La propuesta intenta regularizar, bajo competencia del gobierno porteño, las diferentes variantes de los juegos de azar dentro de los límites de la jurisdicción. Pero es el artículo 9º el que marcó la divisoria de aguas al establecer la habilitación de un casino en la Capital. El Frepaso y Encuentro por la Ciudad apoyan el voto favorable, con el argumento de la fuerte incidencia de un casino en las arcas de la ciudad. Parte del radicalismo, el bloque socialista y el de la izquierda sostienen que, si el cierre del casino flotante fue una promesa de campaña, difícilmente ahora, siendo gobierno, se pueda sostener éticamente una postura opuesta. Como no podía ser de otra forma, mañana, en el recinto, serán los números los que determinen la suerte de la ruleta y el black jack.
El proyecto consta de 34 artículos que buscan ordenar el funcionamiento de las agencias de loterías, bingos, sistemas de apuestas hípicas y la instalación de un casino dentro de la ciudad. En sus considerandos cita al artículo 50º de la Constitución porteña, que establece la potestad de la ciudad para “regular, administrar y explotar los juegos de azar, destreza y apuestas mutuas”. El mismo artículo subraya taxativamente que no será admitida “la privatización o concesión”. La ley será votada en el marco de un tema polémico y aún no resuelto: la habilitación del casino flotante en las postrimerías del menemismo y que provocó el rechazo unánime de la Legislatura en aquel momento.
Pero los momentos cambian: la votación dentro de la Comisión de Desarrollo Económico, Mercosur y Políticas de Empleo, que despachó el proyecto para su tratamiento, trasluce el panorama de la polémica. El socialista Roy Cortina, el radical Fernando Caeiro y Patricio Echegaray por la izquierda votaron en disidencia. Los tres directamente se opusieron a la instalación de casinos, bingos y tragamonedas. Enrique Rodríguez y Alberto Fernández, de Encuentro por la Ciudad, el radical José Palmiotti y el cartañista Jorge Giorno no pusieron objeciones.
“Hace un año y medio –recordó a Página/12 Roy Cortina–, por unanimidad se aprobó el repudio al establecimiento del casino flotante, por parte del menemismo, en un marco de pobreza y falta de empleo. No se puede sostener el criterio contrario ahora que somos gobierno.”
Cristian Caram, presidente de los legistadores de la UCR, aseguró que “el bloque radical quiere prohibir el casino en la ciudad. Cerrar el casino flotante fue una promesa electoral”. Pero el tema es tan álgido que en abierta contradicción con Caram, uno de los radicales de la comisión votó a favor sin objeciones.
“No estamos en contra del casino de plano, pero tiene que estar en un centro turístico. No forma parte de la cultura de la ciudad”, sostuvo Cortina. Enrique Rodríguez, presidente de la comisión, tuvo una postura diferente. “Por qué tendríamos que sacar una ley prohibitiva, cuando la Constitución porteña no prohíbe los casinos. El artículo 50º exige que los juegos de azar tienen que estar en manos de la ciudad y no privadas. En todo caso, nadie obliga a que se instalen. Habrá que determinarlo después mediante audiencia pública.”
El artículo 32 del proyecto de ley establece que hipódromos, salas de apuestas hípicas y bingos habilitados legalmente podrán continuar funcionando hasta finalizar las concesiones, “que no pueden ser renovadas bajo ninguna circunstancia”. Rodríguez aclaró que el espíritu del proyecto “no es cerrar la actividad sino que pase a manos del Estado. En el caso de los bingos, se establecieron contratos antes de que estuviera en vigencia la norma legal. Con el casino flotante es distinto y nosotros nos opusimos a su instalación, porque fue habilitado por el menemismo después de que se aprobara la Constitución porteña. Es una habilitación ilegal. Pero no estamos en contra de los casinos.” La ley, como proyecto, tiene un límite temporal: el jueves los legisladores deberán expedir su voto. La polémica posiblemente continúe.

 


 

EL CASO DE LOS ARGENTINOS DETENIDOS EN ESPAÑA
“A mi esposa le hicieron una cama”

“A mi esposa la engañaron, le hicieron una cama”, dice E.J., y no oculta su desesperación aunque, antes de hablar, pide ser mantenido en el más estricto anonimato. Su mujer, M.H.J., forma parte del grupo de siete argentinos detenidos en el aeropuerto madrileño de Barajas, el viernes pasado, después de que la policía descubriera en sus equipajes 17 kilos de cocaína ocultos en la suela de 32 pares de zapatos, por un valor local de 85 mil dólares. El mismo viernes, y por medio de una escueta conversación que duró tan sólo 2 minutos, M.H.J. se comunicó telefónicamente con su marido para explicarle lo que estaba ocurriendo. “Me detuvieron en el aeropuerto... estoy desesperada... me pusieron en la valija... no sabía nada”, le dijo su mujer llorando.
Alberto Blanco, de 75 años, reconoció haber colocado los zapatos en las valijas de sus familiares y sostuvo que el resto del grupo desconocía la maniobra. Sólo incriminó a Héctor Martiné, a quien las autoridades españolas sospechan como el ideólogo del operativo Zapatos Blancos. Los abogados representantes de los siete detenidos apelarán hoy la prisión preventiva, salvo en el caso del único autoincriminado: el abuelo Blanco.
M.H.J. es empleada de comercio y vive con su familia en La Plata. “Es prima segunda de la hija del que reconoció todo”, dijo a Página/12 su marido, sin dar nombres. “Es totalmente inocente. Le metieron la droga sin que supiera nada. La invitaron a un viaje por España, una semana, con todos los gastos pagos. ¿Qué iba a sospechar si eran familiares? El jueves que viene tenía que estar de vuelta.” La prima de M.H.J. es Patricia Nelly, hija de Alberto Blanco y Nelly Caminos, de 73 años. Viajaron los cuatro, Patricia acompañada por su hija, de 14, y su novio, Juan Carlos Romero, de 44. También fue de la partida Ernesto Urano, de 75, y amigo de Alberto. De los seis, sólo quedó libre la menor, considerada inimputable. El resto quedó alojado en la prisión de Soto del Real.
Según Luis Vicario Treviño, abogado del grupo familiar, Blanco “declaró al juez que consiguió que todas las valijas llegaran a su departamento. Ahí sacó los zapatos originales de cada una de las personas que iban a viajar y los cambió por los que, según declaró, le fueron entregados por Héctor Martiné, que le había prometido un pago por el transporte”. Martiné es el séptimo detenido. Amigo personal de Blanco desde hace dos décadas, según las declaraciones de todo el grupo fue quien organizó el viaje, compró los pasajes y trasladó las valijas en su camioneta. Llamativamente, Martiné viajó en primera, en el mismo vuelo y al mismo destino –Jerez de la Frontera–, pero sin ponerse en contacto con el grupo. José Legazpi, defensor de Martiné, negó toda vinculación de su cliente con el hecho.
La Policía Federal fue consultada por sus colegas españoles. “El uso de camellos jubilados es cada vez más común –aseguró una fuente de la Federal–. Es un problema en todo el mundo, porque son jubilados, y como argentinos tienen fácil acceso a los diferentes países. El método que usaron es el más común. El jubilado, por lo general, está enterado de lo que lleva. No sabemos, en este caso si el resto lo sabía.”

 

PRINCIPAL