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LA ARGENTINA ANTE BUSH, MAS ALLA DE LOS LUGARES COMUNES
Del mismo palo que papá y que Menem

La Argentina, que de por sí no necesitaba una ola conservadora, no quedará incólume ante la vuelta de los Bush. Valores cotidianos y Fuerzas Armadas, los dos puntos centrales.

Bush padre y Menem enhebraron una extraordinaria relación.
A él fue que Menem le dijo que eran “del mismo palo”.

Por Martín Granovsky

Hay una sola persona en la Argentina que seguro estará mejor con George W. Bush que con Al Gore: Carlos Menem. Para el resto, la Presidencia Bush que empezará en enero del 2001 parece, como mínimo, una odisea en el espacio de los misterios, y sin duda no hay elementos para que los otros argentinos se muestren exitistas.
Menem tejió una excelente relación personal con Dear George, el padre de George W., que fue vicepresidente de Ronald Reagan y después presidente entre 1989 y 1993, justo cuando Dear Carlos comenzaba a practicar las relaciones carnales con los Estados Unidos. Menem conserva esa relación, a la que añade un trato directo con Jeb, el otro hijo de papá Bush, que gobierna Florida. Como siempre, ha sabido combinar placer con negocios, y puede utilizar sus contactos tanto para recomendar a un buen amigo como para no ser recibido como un extraterrestre si hace publicidad de la dolarización.
De todos modos, en estos temas las cosas suelen ser asimétricas. Menem utilizará aquí su pertenencia al mismo palo que Bush, pero es ridículo pensar que Washington determinará su actitud ante el 2003 por la simpatía familiar entre los Bush y los Menem.
Para los demás mortales que no sean Menem, será cuestión de ir develando cómo se traducen hacia la Argentina puntos como éstos:
Comercio. Ya es frase hecha que los republicanos son menos proteccionistas que los demócratas. Pero eso era antes. Ahora, y cada vez más, los niveles de proteccionismo están determinados por la capacidad de lobbying de los diferentes sectores sobre los representantes de los Estados en el Congreso. Es una transversalidad cuya resultante es el perjuicio para países como la Argentina, que igual seguirá teniendo déficit en su comercio con los Estados Unidos.
ALCA. Suele decirse que a Bush le interesa más América latina que a Gore, y que por eso dará más importancia a la construcción del Area de Libre Comercio de las Américas, programada para el 2005. Esa predicción está por verse (hablar castellano no es garantía de sensibilidad ante el resto del continente), pero va quedando claro, a través de las declaraciones brasileñas y argentinas, que lo más importante no es adelantar el momento del ALCA sino conseguir una contrapartida para no integrarse en desventaja. La discusión no es si ALCA sí o ALCA no. El ALCA es indetenible. La polémica es si el Mercosur no debe condicionar cualquier adelantamiento de fechas a una mayor apertura del mercado norteamericano, en paralelo, para productos brasileños, argentinos, uruguayos y paraguayos.
Blindajes. No hay un gobierno más sensible financieramente que otro. La Argentina consiguió el Plan Brady con Bush, un republicano, porque antes pagó parte del capital de la deuda externa, al entregar activos de empresas públicas en canje por títulos de la deuda en poder de los bancos acreedores. Fernando de la Rúa obtuvo el blindaje financiero con Bill Clinton, un demócrata, porque los tenedores de bonos necesitaban un seguro contra una eventual cesación de pagos de la Argentina.
Fuerzas Armadas. El gran tema de Bush será Colombia, que Clinton ya incluyó en la agenda norteamericana. El riesgo sobre la Argentina no es el intervencionismo abierto –como hicieron los republicanos con la invasión de Panamá– sino una presión mayor para que los militares locales participen cada vez más en operaciones de represión del narcotráfico.
Ideología. Es cierto que Francis Fukuyama se preguntó alguna vez si no habían muerto. Es verdad que el Muro cayó y el conflicto Este-Oeste es una cuestión para historiadores. Sin embargo, cuando el presidente norteamericano es un Bush se sienten más animados los conservadores del mundo entero, los defensores de los vouchers en educación, los privatistas fanáticos, los más permeables a fundamentalistas como la Coalición Cristiana de los Estados Unidos, los partidarios de la pena de muerte (Gore también lo era, pero Bush en Texas la aplicó como ningún otro), loscruzados contra el aborto. Y cuando los conservadores se ponen contentos, al resto, incluso en un lugar tan lejano como la Argentina, lo invade una cierta tristeza.

 

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