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El fiscal Plee recomendó que el
Gobierno no respete a la CIDH

El fiscal de Casación, Raúl Plee, sostuvo que no existe �gravedad institucional� si el Gobierno no les otorga la doble instancia a los presos de la Tablada. Jorge de la Rúa discrepó con Plee.

El Premio Nobel José Saramago visitó al ministro del Interior Storani para hablar de los presos.

El fiscal de la Cámara de Casación Penal, Raúl Plee, sostuvo en un dictamen que no corresponde hacer lugar al recurso presentado por el Estado argentino para que la Corte Suprema habilite la segunda instancia para los presos por el ataque al cuartel de La Tablada, que llevan 102 días de ayuno. Sostuvo que no existe “gravedad institucional” en el caso y que “no hay peligro de sanción internacional”. El ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, dijo que la opinión de Plee era “previsible”. “Este fiscal es el mismo que durante el juicio ha desconocido torturas y ejecuciones extrajudiciales por parte del Ejército”, cuestionó Rodolfo Yanzón, abogado de los detenidos. Casación resolvería el tema entre hoy y mañana.
Las conclusiones del escrito elaborado por Plee irritaron a más de un funcionario gubernamental, a pesar de que el resultado –dijeron– era esperable. El ministro De la Rúa recordó que el dictamen fiscal no es vinculante y que la resolución válida será la de la Sala II de la Cámara de Casación. Los camaristas deben decidir si admiten o no el recurso extraordinario presentado el lunes pasado por el procurador general de la Nación, Ernesto Marcer, destinado a que sea la Corte el tribunal que le indique a la Cámara que abra la revisión de las condenas de los presos.
La iniciativa del Poder Ejecutivo de instruir a Marcer fue producto de la falta de acuerdo en Diputados para discutir la reforma de la Ley de Defensa de la Democracia, que no admite la doble instancia, y de la incesante huelga de hambre que siguen los atacantes de La Tablada, que están muy mal de salud. El Procurador planteó que el caso reviste “gravedad institucional” y que Argentina debe cumplir con las recomendaciones que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo en 1997 recordando que la Convención Americana de Derechos Humanos -con rango constitucional– se refiere al derecho a “recurrir el fallo ante el juez o tribunal superior”.
Para mayores dolores de cabeza, el Gobierno recibió el viernes pasado una comunicación de la CIDH donde le da un plazo de diez días para que diga qué medidas implementará para solucionar el conflicto. La Cancillería le contestará entre hoy y mañana lo mismo que ya dijo: que seguirá reafirmando la importancia de cumplir con los pactos internacionales.
El dictamen del fiscal Plee, al que accedió Página/12, es totalmente contrario a lo que pide el Gobierno. Argumenta, por un lado, que el Ejecutivo no está legitimado para presentarse ante la Justicia: lo acusa de entrometerse en “la actividad del Ministerio Público” que, entiende, no le correspondería, y de presentarse en nombre de los presos que tienen “defensas legítimamente constituidas”. Sostiene también que, en realidad, Argentina no tiene “responsabilidad internacional de naturaleza institucional” concreta, que las recomendaciones de la CIDH son “a futuro”, que no hay sanción internacional posible porque no ha intervenido la Corte Interamericana de Derechos Humanos y que la gravedad institucional invocada por Marcer “es conjetural”.
Los jueces de casación podrían resolver el tema antes de la semana que viene y girarlo –o no– a la Corte. Aunque los camaristas rechacen el recurso, Marcer piensa seguir insistiendo directamente ante los supremos con un recurso de queja. El problema es que el tiempo corre y el máximo tribunal tiene su última reunión de acuerdos del año el martes que viene. En principio, cinco de los nueve ministros podrían fallar a favor de los presos. Pero, por si este camino judicial se llegara a retrasar, el Gobierno sigue estudiando la posibilidad de sacar un decreto de necesidad y urgencia que permita sin más vueltas la revisión de las condenas.
El abogado de los detenidos se mostró molesto porque el fiscal Plee insista con que “Argentina no tiene que cumplir las obligaciones internacionales”. “Este fiscal es el mismo que ha desconocido torturas y ejecuciones extrajudiciales por parte del Ejército, está todo dicho”, concluyó.

 

Humanidad sí política no

El escritor portugués y Premio Nobel de Literatura José Saramago pidió una segunda instancia judicial para los presos por el copamiento al cuartel de La Tablada, luego de reunirse ayer con el ministro de Interior, Federico Storani. Saramago asistió al encuentro en la Casa de Gobierno acompañado por familiares de los detenidos.
El escritor expresó su “esperanza y deseo de que la situación de los presos se resuelva para que no se pierdan vidas”. Los detenidos de La Tablada llevan 101 días de huelga de hambre, en reclamo de que se les otorgue la posibilidad de apelar sus condenas. Según sus familiares, el estado de salud de los presos es muy grave, y empeora día a día.
Saramago reconoció que el Gobierno tiene “voluntad humanitaria” para resolver el problema, aunque dijo no tener autoridad para afirmar si existe “voluntad política o judicial” para cumplir con las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que urgió al Estado argentino a que permita la doble instancia para los presos. “En la Argentina ya se perdieron unas cuantas vidas absurdamente”, agregó el Premio Nobel. Anteayer, Saramago había visitado a seis de los ayunantes en el Hospital Fernández para expresarles su solidaridad con el reclamo.

 

MAESTRO BONAERENSE DESPEDIDO
94 días de otro ayuno

Se llama Raúl Nicolás Gómez de Olivera. Hace 94 días que está ayunando. Los primeros 93 se instaló en la plaza de San Justo, pero ayer lo quisieron echar y junto a la ayuda de un grupo de militantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos se trasladó al Congreso, donde pasó la noche. El hombre es docente y lo que reclama es que lo reincorporen a su cargo de maestro titular de la escuela 157 de González Catán. “Me echaron por denunciar una red de malversación de fondos en los comedores y construcciones escolares”, dice. El director general de Escuelas bonaerense, José Octavio Bordón, lo dejó cesante en mayo alegando que no había aprobado un examen piscofísico. El gobernador Carlos Ruckauf firmó, cuando se enteró de la medida, un decreto ofreciéndole un cargo en el gobierno y otros dos reponiéndolo en su puesto en forma provisoria. El maestro rechazó los tres decretos.
Gómez de Olivera tiene 52 años y desde hace 33 trabaja como docente. Le falta un ojo y una pierna, pero hasta este año eso no había sido inconveniente. Paralelamente a su tarea de docente, el maestro comenzó a denunciar los desvíos de dinero para comedores y obras escolares desde 1990. En todo este tiempo sufrió amenazas y atentados y el 19 de mayo de este año fue declarado cesante por no cumplir con las condiciones de ingreso, pese a que era titular en esa escuela desde 1987. El 11 de setiembre, hace ya 94 días, Gómez de Olivera inició una huelga de hambre y se instaló en su silla de ruedas en la plaza de San Justo para pedir su reincorporación.
Ayer, la policía lo quiso echar de la plaza de San Justo. Y junto a un grupo de integrantes de la APDH de La Matanza fue trasladado al Congreso, donde pasó la noche. Además, el maestro decidió ayer dejar de ingerir infusiones saladas y glucosa, y sólo toma mate amargo y agua. La gente de la APDH tuvo entrevistas ayer con asesores de la subsecretaria de Derechos Humanos, Diana Conti, para pedirle que le den algún tipo de asistencia al maestro. Ella se comprometió a escribirle una carta a Ruckauf para pedirle que en virtud de la situación que está viviendo el docente sea reincorporado lo más pronto posible al mismo cargo que tenía antes de que lo echaran. Gómez de Olivera se niega a que lo nombren como maestro interino porque “las denuncias no van a seguir su curso”.

 

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