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CASANOVAS PROPUSO ELIMINAR LA EDAD MINIMA PARA LA INIMPUTABILIDAD
La mano dura que ya no tiene edad

El ministro de Justicia de Ruckauf aprovechó la conmoción por la docente muerta por un alumno de 15 para pedir que un niño pueda ser imputado. Unánime rechazo de jueces y especialistas.

El ministro de Justicia bonaerense, Jorge Casanovas, hizo el planteo frente a la Policía.

Por Horacio Cecchi

Montado sobre las repercusiones del dramático caso de Olavarría, Jorge Casanovas, ministro de Justicia bonaerense, decidió subir el tono de la apuesta: si hasta anteayer, desde su punto de vista, el problema de la adolescencia se zanjaba bajando la edad de imputabilidad de los menores -actualmente los 16 años–, ayer se declaró favorable a que no existieran ningún límite de edad para la condena. “Habría que contemplar la posibilidad de no poner límite de edad porque hay casos de chicos de 13 años que tienen la madurez superior a uno de 18”, sostuvo, nada menos que frente a una formación policial de la Bonaerense. La arremetida del ministro de Carlos Ruckauf desató rechazos en todos los sectores, incluyendo jueces, organizaciones de derechos humanos y especialistas en minoridad.
La titular del Consejo Nacional del Menor y la Familia, María Orsenigo, consideró que “hoy es hipócrita plantear el tema de los límites de edad porque hay chicos de diez años privados de la libertad”. “No pasa por meter presa a la gente –consideró Eduardo Matías de la Cruz, procurador general de la Suprema Corte bonaerense–. El problema es saber que el alcoholismo en la juventud, las drogas, son producto del abandono de una sociedad, del incumplimiento de los deberes de los padres, de todos los responsables sobre la vida de los adolescentes”.
Ya el martes, Casanovas utilizó el sepelio de la maestra Maritza Prezzolli en Olavarría como escenario para difundir su solución al problema de la adolescencia. En ese momento, sostuvo la necesidad de abrir una discusión donde se plantee bajar los límites de imputabilidad de los menores. Ayer, no conforme con esto, arremetió con la postura ilimitada. Lo hizo frente a una formación de uniformados, en la escuela Vucetich de la Bonaerense, junto a su colega de Seguridad Ramón Verón, celebrando el Día de la Policía. “No podemos seguir mirando con tranquilidad ejemplos como los de Olavarría –dijo Casanovas– y tampoco permitir que mayores, en conocimiento de esta norma, utilicen a los menores para cometer los más graves delitos, sabiendo que después todos terminan en libertad”.
“Lo que está diciendo Casanovas es que no importa si la persona es responsable de sus actos, sino lo que importa es la condena como venganza”, consideró Gustavo Palmieri, abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales. “No tiene sentido que el Estado no reconozca como responsables a los menores de 18 para concederles el derecho de elegir presidente, pero sí los considera responsables penalmente. La lógica es la misma que plantea con el 2 por 1. En lugar de resolver el problema de las cárceles, lo que plantea es una política represiva: se puede matar al ladrón y al homicida. Lo que está planteando es una locura, un Estado con poderes de represión ilimitados”.
Para el psiquiatra Rubén Efron, “bajar el límite de imputabilidad encubre la incapacidad para reflexionar sobre la problemática de los jóvenes. Lo que hace es abordar el problema a través de la demonización del adolescente. La propuesta se inscribe en las concepciones punitivas, que no sólo no solucionan sino que en general agravan y potencian el problema. Potencialmente, Casanovas hace extensiva esa peligrosidad a todos los adolescentes y abre la puerta para que la policía siga matando adolescentes”.
“Es poco serio y oportunista –aseguró la socióloga Alejandra Vallespir, directora de la Consultoría Para el Abordaje de la Problemática Penal, de la Universidad de Buenos Aires–. Siempre se espera una situación tan desgraciada para volver a la carga con este tema. Se está retrocediendo dos siglos. Si no hay edad mínima, de qué estamos hablando: ¿mientras puedan decir ‘mamá’ y puedan controlar esfínteres son responsables? Todo se maneja como si nadie fuera responsable de las actitudes de los adolescentes. Es como si los chicos hubieran bajado de un plato volador. En este tema hay dos problemas de fondo: uno es el social. Los jóvenes viven en una sociedad conflictiva, que los expulsa y los construye comopotencialmente peligrosos. El otro problema es el institucional, van a seguir amontonando chicos como hacen con los adultos en las cárceles”.
“Tiene un manifiesto entusiasmo por un sistema punitivo –sostuvo Ivonne Copetti, docente de Criminología en la Facultad de Psicología de la UBA y coordinadora de la Clínica de la Vulnerabilidad–. Bajar o anular el límite de la imputabilidad es muy peligroso porque van a tener más chicos encerrados en un caldo de cultivo. Es lo mismo que la pena de muerte en Estados Unidos, que no bajó los índices de criminalidad”.
“Durante la dictadura de Onganía un ministro propuso declarar la ilegalidad de la inflación por decreto –recordó el juez Luis Niño, del Tribunal Oral 20 en lo Criminal–. Del mismo modo, 35 años después un ministro propone desconocer por decreto la inmadurez psíquica y emocional de un adolescente de 15 años. Esta confianza ingenua en la panacea del derecho penal sería hilarante en los labios de un ciudadano poco avezado, pero se torna trágica cuando forma parte de un discurso oficial del que correspondería esperar racionalidad y mesura en lugar de reacciones espasmódicas que nada positivo permiten augurar”.
La titular del Consejo Nacional del Menor y la Familia, María Orsenigo,
sostuvo que “es hipócrita plantear bajar los límites de la imputabilidad, porque hay chicos de diez años privados de libertad. Todos los chicos penados en institutos, están encerrados, son centros de privación de la libertad. Por eso, la discusión no es real. Sólo promueve que la gente siga creyendo que cuando un chico delinque entra por una puerta y sale por la otra”.
El Procurador General de la Suprema Corte bonaerense, Eduardo Matías de la Cruz, consideró con dureza las declaraciones de Casanovas. “En la Procuración tenemos un plan de prevención del delito que es permanente, no depende de los avatares políticos. En la política criminológica lo que se plantea no es reprimir sino prevenir el delito. La sanción es lo último. Lo que se trata de ver es el origen del problema y no el final. Si tenemos un incendio, llamamos a los bomberos. Pero si hay incendio todos los días, lo mejor es analizar por qué se prende tanto el fuego”.

 

Cómo es en otros países

En Francia, la ley afirma la prioridad de la educación sobre la sanción penal. Son inimputables los menores de 16 años; entre los 13 y los 16, el juez puede definir en un caso de homicidio una detención provisoria por un máximo de cuatro meses. Los menores de 13 años no pueden recibir en ningún caso una sanción penal y está prohibido que sean detenidos. Aún en caso de homicidio, los menores de entre 16 y 18 años no pueden permanecer en la cárcel más de dos años. La ley francesa establece además la corresponsabilidad paterna en casos de menores reincidentes: los padres pueden recibir distinto tipo de sanciones, que van hasta la prisión.
En Gran Bretaña, sacudida en 1993 por el crimen de un niño de dos años a manos de dos chicos de 10, la inimputabilidad está fijada en esa edad: tanto en Inglaterra como en Gales, a partir de esa edad los chicos pueden ser juzgados por una corte normal. En Irlanda del Norte, baja incluso a 8. Pero el cuestionado juicio a los dos niños asesinos mereció una condena por parte de la Corte Europea de Justicia, que consideró que se habían violado sus derechos humanos, ya que se los trató como adultos. En Europa los casos con menores son tratados en cortes de justicia familiar.
Varios de los países que tienen una bajísima edad mínima para considerar la imputabilidad de un niño están revirtiendo la situación. Israel la subió de 9 a 13 y Canadá, de 7 a 12.

“Otra muestra de mano dura”

“Los dichos del ministro Casanovas se inscriben en una política de represión antes que de prevención, que es general en todos los ámbitos del gobierno provincial.” Así reflexionó Eduardo Sigal, senador aliancista de la provincia de Buenos Aires, sobre las consideraciones del titular de la cartera de Seguridad bonaerense. Sigal es miembro de la Comisión de Niñez, Adolescencia y Familia de la Cámara alta provincial, y con otros senadores trabaja en la elaboración de una ley para la protección integral del menor: “La intención del proyecto es equiparar la legislación vigente en la provincia con lo que pauta la Convención Internacional de los Derechos del Niño”. Un proyecto similar analizan los miembros de la Comisión de Niñez, Adolescencia, Familia y Mujer de la Cámara de Diputados bonaerense. Mario Espada, integrante del organismo, señaló a este diario: “Lo que dijo el ministro es una muestra más del discurso de mano dura que propone Ruckauf; es evidente que Casanovas descree del delito en tanto fenómeno social”. El radical coincidió con Sigal en que “resulta riesgoso querer modificar las leyes, montándose en casos tan dolorosos y recientes”, y se plegó a la línea planteada por José Octavio Bordón, director general de Cultura y Educación: “En la sociedad nos tenemos que hacer cargo del grado de violencia que existe, no sólo dentro de las escuelas”.

 

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