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REPORTAJE A DEE DEE RAMONE, INTEGRANTE HISTORICO DEL GRUPO
“Reunir a Ramones es una pavada”

Casado con una argentina, el bajista es un visitante habitual: en abril se radicará aquí unos meses. Y no le interesan los retornos.

Dee Dee barajó en un momento la posibilidad de vivir en Argentina, pero finalmente cambió de idea.
“Me encantaría, pero todo es muy complicado para mí. Ni siquiera aprendí el castellano”, explica.

Por Mariana Enriquez

Dee Dee Ramone estuvo el fin de semana pasado en Argentina, haciendo shows (en la disco Ciudad Gótica) que se basaron en versiones de sus temas para Ramones, con una banda de músicos de Los Angeles, donde vive. Pero no fue una visita ocasional: volverá en abril para quedarse unos cuantos meses, tocando y visitando amigos. Desde que está en pareja con Bárbara Zampini, la fan de Ramones que conoció hace 6 años y con la que se casó, Dee Dee viaja constantemnte, aunque ya abandonó la fantasía de vivir aquí. “Me encanta, pero todo es muy complicado para mí. En Estados Unidos conozco a la gente, sé moverme. Ni siquiera aprendí castellano”, se ríe en la entrevista con Página/12.
En estos últimos meses, los rumores sobre una reunión de Ramones están por todas partes. Dee Dee, bajista histórico de la banda, no los niega, pero afirma que de concretarse no será parte. “Me llamaron para hacer canciones para una película, me ofrecen muchas cosas. Hablé con Johnny y él quiere otro disco de Ramones. Es una pavada. Nunca lo dije antes, pero es una estupidez. Si yo hubiera hecho lo que ellos querían este año no hubiera trabajado, hubiera estado esperándolos. Y tengo que trabajar para mi familia, necesito plata como todo el mundo. No puedo seguir sus tiempos. Me haría feliz si se juntaran de vuelta con C. J. Yo escribiría canciones y cantaría otras... pero no los aguantaría en una gira, de ninguna manera. Las giras ya son demasiado para mí, incluso con mi banda. Tengo 50 años, es posible que me muera pronto, y estoy cansado.”
–Johnny y Marky Ramone, grabaron como The Remains. Usted estaba en ese proyecto...
–Sí, éramos Marky, C. J., Bárbara y yo. Fue genial tocar con ellos. Yo fui feliz, era una cosa chiquita, pero estábamos en Nueva York... lo que pasó es que me dejaron de lado y finalmente no toqué en el disco. Tampoco lo hizo C.J.: acababa de casarse con la sobrina de Marky, y Marky creía que la estaba tratando mal... así que lo echó y llamó a Johnny para que tocara la guitarra. No se puede confiar en Mark. Odio decir esto porque me gustaría tocar con él, entre otras cosas porque es más conveniente. Y lo necesito, pero no puedo manejarlo. Está loco. Me mete en problemas. Quiere manejar todo y no sabe decir que no. Y hay mucha competencia entre nosotros, algo ridículo: Marky no quiere que toque en Sudamérica, quiere ser el único en tocar acá. Cuando vivía en La Plata con Bárbara no me daba los teléfonos de los promotores argentinos. No trabaja con managers, así que nunca sabés cuáles son las fechas para tocar. No se puede trabajar así: yo estoy ocupado entre mi banda, mi trabajo como dibujante, mis libros, y ser un buen esposo, no puedo detener todo.
–¿Acaba de editar dos libros?
–Sí, uno se llama Lobotomy, autobiográfico, de mis años con Ramones. El otro, Chelsea Horror Hotel, es de ficción y está ambientado en Nueva York hoy, pero como si todos los que alguna vez formaron parte de la escena y murieron siguieran allí, Johnny Thunders y Sid Vicious a los 50 años... tiene mucho humor, ironía, historia de la ciudad y de su escena de aquel momento. También estoy haciendo un comic para una editorial, Horror Hospital, que se trata de Sid Vicious y una lobotomía (risas). Siempre dibujé, pero ahora me están pagando por eso, y hasta pude exponer en una galería de Los Angeles y me compraron cosas.
–¿Por qué se mudó a Los Angeles? ¿Ya no le gusta Nueva York?
–No, desde que Giuliani la “limpió” y les subió los precios a los alquileres de los barrios bohemios ya no hay músicos, hay pocos artistas. Le quitó el alma. El único lugar de Estados Unidos que me gusta es Los Angeles: ya no necesito armas, porque no es peligroso. Los estadounidenses parecemos obsesionados por las armas, pero las necesitamos, hay gente mala por todos lados. Pero en L. A. tiré las balas. Seattle es horrible, una ciudad universitaria y tonta. San Francisco no me gusta. Detroit es horrendo como todo el Medioiooeste, por eso estoy contento con el éxito de Eminem y Kid Rock, aunque no me gusta lo que hacen. Pudieron escapar de ahí, como lo hizo Iggy Pop. Sí, sus letras son violentas y eso, pero no se puede esperar otra cosa después de vivir en esa ciudad espantosa.
–Bárbara no vino en esta visita, aunque grabó en su disco Greatest and Latest. ¿Ya no toca con ella?
–Sí, pero decidimos que era mejor que se quedara. Está trabajando allá (ella también dibuja), y se quedó terminando unos encargos: necesitamos la plata. Cuando volvamos va a tener la oportunidad de ser argentina por unos meses, cosa que necesita mucho, y tocaremos juntos. En EE.UU. se está volviendo complicado tocar con ella. Todas las mujeres son complicadas, pero las mujeres argentinas no tienen miedo a nada, y es terrible. No la puedo asustar... no le puedo decir “ésta es mi banda y éstas son mis canciones” porque no le importa. La amo y consigue lo que quiere. Pero cuando tocamos en California vienen skinheads, muy peligroso, y ella es hermosa... me da miedo que esté sobre el escenario.

 

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