Por Mariana Enriquez
Dee Dee Ramone estuvo el fin
de semana pasado en Argentina, haciendo shows (en la disco Ciudad Gótica)
que se basaron en versiones de sus temas para Ramones, con una banda de
músicos de Los Angeles, donde vive. Pero no fue una visita ocasional:
volverá en abril para quedarse unos cuantos meses, tocando y visitando
amigos. Desde que está en pareja con Bárbara Zampini, la
fan de Ramones que conoció hace 6 años y con la que se casó,
Dee Dee viaja constantemnte, aunque ya abandonó la fantasía
de vivir aquí. Me encanta, pero todo es muy complicado para
mí. En Estados Unidos conozco a la gente, sé moverme. Ni
siquiera aprendí castellano, se ríe en la entrevista
con Página/12.
En estos últimos meses, los rumores sobre una reunión de
Ramones están por todas partes. Dee Dee, bajista histórico
de la banda, no los niega, pero afirma que de concretarse no será
parte. Me llamaron para hacer canciones para una película,
me ofrecen muchas cosas. Hablé con Johnny y él quiere otro
disco de Ramones. Es una pavada. Nunca lo dije antes, pero es una estupidez.
Si yo hubiera hecho lo que ellos querían este año no hubiera
trabajado, hubiera estado esperándolos. Y tengo que trabajar para
mi familia, necesito plata como todo el mundo. No puedo seguir sus tiempos.
Me haría feliz si se juntaran de vuelta con C. J. Yo escribiría
canciones y cantaría otras... pero no los aguantaría en
una gira, de ninguna manera. Las giras ya son demasiado para mí,
incluso con mi banda. Tengo 50 años, es posible que me muera pronto,
y estoy cansado.
Johnny y Marky Ramone, grabaron como The Remains. Usted estaba en
ese proyecto...
Sí, éramos Marky, C. J., Bárbara y yo. Fue
genial tocar con ellos. Yo fui feliz, era una cosa chiquita, pero estábamos
en Nueva York... lo que pasó es que me dejaron de lado y finalmente
no toqué en el disco. Tampoco lo hizo C.J.: acababa de casarse
con la sobrina de Marky, y Marky creía que la estaba tratando mal...
así que lo echó y llamó a Johnny para que tocara
la guitarra. No se puede confiar en Mark. Odio decir esto porque me gustaría
tocar con él, entre otras cosas porque es más conveniente.
Y lo necesito, pero no puedo manejarlo. Está loco. Me mete en problemas.
Quiere manejar todo y no sabe decir que no. Y hay mucha competencia entre
nosotros, algo ridículo: Marky no quiere que toque en Sudamérica,
quiere ser el único en tocar acá. Cuando vivía en
La Plata con Bárbara no me daba los teléfonos de los promotores
argentinos. No trabaja con managers, así que nunca sabés
cuáles son las fechas para tocar. No se puede trabajar así:
yo estoy ocupado entre mi banda, mi trabajo como dibujante, mis libros,
y ser un buen esposo, no puedo detener todo.
¿Acaba de editar dos libros?
Sí, uno se llama Lobotomy, autobiográfico, de mis
años con Ramones. El otro, Chelsea Horror Hotel, es de ficción
y está ambientado en Nueva York hoy, pero como si todos los que
alguna vez formaron parte de la escena y murieron siguieran allí,
Johnny Thunders y Sid Vicious a los 50 años... tiene mucho humor,
ironía, historia de la ciudad y de su escena de aquel momento.
También estoy haciendo un comic para una editorial, Horror Hospital,
que se trata de Sid Vicious y una lobotomía (risas). Siempre dibujé,
pero ahora me están pagando por eso, y hasta pude exponer en una
galería de Los Angeles y me compraron cosas.
¿Por qué se mudó a Los Angeles? ¿Ya
no le gusta Nueva York?
No, desde que Giuliani la limpió y les subió
los precios a los alquileres de los barrios bohemios ya no hay músicos,
hay pocos artistas. Le quitó el alma. El único lugar de
Estados Unidos que me gusta es Los Angeles: ya no necesito armas, porque
no es peligroso. Los estadounidenses parecemos obsesionados por las armas,
pero las necesitamos, hay gente mala por todos lados. Pero en L. A. tiré
las balas. Seattle es horrible, una ciudad universitaria y tonta. San
Francisco no me gusta. Detroit es horrendo como todo el Medioiooeste,
por eso estoy contento con el éxito de Eminem y Kid Rock, aunque
no me gusta lo que hacen. Pudieron escapar de ahí, como lo hizo
Iggy Pop. Sí, sus letras son violentas y eso, pero no se puede
esperar otra cosa después de vivir en esa ciudad espantosa.
Bárbara no vino en esta visita, aunque grabó en su
disco Greatest and Latest. ¿Ya no toca con ella?
Sí, pero decidimos que era mejor que se quedara. Está
trabajando allá (ella también dibuja), y se quedó
terminando unos encargos: necesitamos la plata. Cuando volvamos va a tener
la oportunidad de ser argentina por unos meses, cosa que necesita mucho,
y tocaremos juntos. En EE.UU. se está volviendo complicado tocar
con ella. Todas las mujeres son complicadas, pero las mujeres argentinas
no tienen miedo a nada, y es terrible. No la puedo asustar... no le puedo
decir ésta es mi banda y éstas son mis canciones
porque no le importa. La amo y consigue lo que quiere. Pero cuando tocamos
en California vienen skinheads, muy peligroso, y ella es hermosa... me
da miedo que esté sobre el escenario.
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