Por Patricia Chaina
Después de vivir la
fantasía de habitar una isla desierta en Expedición
Robinson, y lucirse durante el desenlace del ciclo al cederle a
su contrincante (Adrián) la posibilidad de ir a la final del juego,
Picky, Emilia Paino en su documento oficial, se integra al elenco de Ilusiones.
Esta semana comienza a grabar en el rol de una raterita, según
explica, que oficiará de ex novia del ladrón interpretado
por Nicolás Cabré. Me gustó el personaje,
dice en la entrevista con Página/12 la chica de gesto serio, que
antes de ser una famosa Robinson estudiaba teatro y trabajaba como camarera
en el bar de uno de sus hermanos. Y aunque aclara que no vio Ilusiones,
la nueva telecomedia de Pol-Ka, porque no miro TV, agrega:
Me entusiasmó la propuesta, porque tenía miedo de
que me pusieran en el papel de chica buena. Este papel me dio ganas de
hacerlo.
¿Qué le gusta hacer en lugar de ver televisión,
o qué le gustaba antes de que Robinson le cambiara
la vida?
Lo que me cambió la vida fue la experiencia de ir la isla,
el programa fue una circunstancia. Pero veía a veces Vulnerables,
donde Nicolás hizo de un médico psiquiatra y me encantaba.
O algunos programas de Discovery o las entrevistas a actores en Film and
Arts. Lo que pasa es que siempre encuentro algo para hacer en vez de mirar
TV, cosas como pintar o escuchar música, para encontrarme más
conmigo, que es lo que me gusta de verdad. Y voy mucho al cine y al teatro.
¿Tiene algún modelo de actriz que la inspire un perfil
de trabajo?
Creo que, como actriz, lo que importa es entender las circunstancias
del personaje, de dónde viene, a dónde va, para qué
está, trabajar con los otros actores en sus otros personajes. Pero
no tengo modelos ni favoritos.
¿Es consciente de su cambio durante el transcurso de Robinson,
donde pasó de ser una chica más, calculadora y reflexiva,
a la persona que con un inusual gesto de generosidad cambió el
final del juego?
Cambié físicamente porque adelgacé 9 kilos.
Pero no siento un cambio interno porque sostuve una línea, la que
mantengo cada día y que me ayuda a ser como soy, a hacer todo de
corazón. No hago nada que no sienta, soy muy impulsiva. Pero si
parecía lo contrario es porque pienso mucho en lo que pasa al lado
mío, soy observadora y veo en las personas cosas que otros no perciben.
Registrar eso es una elección. Todo se elige.
¿Por qué eligió cederle la estaca del juego
final a Adrián?
Lo fui procesando durante el juego. Para mí era difícil
porque siempre me gustó ganar. Hago deportes y ganar por el hecho
de ganar hace bien. Pero ganar ese juego significaba algo que no me interesaba,
no me interesaba el dinero del premio ni sentarme en un banco para que
me elijan Robinson. Yo ya me sentía Robinson y sabía que
Adrián quería llegar a la final. Me hubiera sentido mal,
egoísta y una perdedora si ganaba para hacer algo que no tenía
sentido para mí.
¿Qué le diría a la gente que supone que se
guionó el programa, que se motivó con las entrevistas la
expulsión de tal persona y que de alguna manera se condujo al grupo
a ese final feliz?
Para la gente es fácil no creer. Pero me pone mal... (sus
ojos se llenan de lágrimas) y me da odio, porque la gente no cree
y eso es angustiante porque no hay nada mejor que creer. El grupo fue
sincero; las alianzas se dieron naturalmente. No hubo guión. Pero
es facilista no creer: Como me van a seguir cagando, yo voy a seguir
cagando a todo el mundo igual. Así nunca nadie puede llegar
a ningún lado. Y eso es patético. Pero si crees tenés
que pensar en muchas cosas y llegás a estos estados (se seca las
lágrimas), pero lo prefiero, porque le doy mucho valor a ser auténtica
y a obrar de corazón.
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