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“Lo dejé ganar a Adrián porque
yo ya me sentía una Robinson ”

Emilia �Picky� Paino niega que el programa haya sido guionado. Y dice que aceptó un papel en �Ilusiones� porque no hace �de chica buena�.

Picky modificó abruptamente el final de “Expedición Robinson”.
“Si no lo hacía, me hubiera sentido una egoísta, una perdedora.”

Por Patricia Chaina

Después de vivir la fantasía de habitar una isla desierta en “Expedición Robinson”, y lucirse durante el desenlace del ciclo al cederle a su contrincante (Adrián) la posibilidad de ir a la final del juego, Picky, Emilia Paino en su documento oficial, se integra al elenco de “Ilusiones”. Esta semana comienza a grabar en el rol de “una raterita”, según explica, que oficiará de ex novia del ladrón interpretado por Nicolás Cabré. “Me gustó el personaje”, dice en la entrevista con Página/12 la chica de gesto serio, que antes de ser una famosa Robinson estudiaba teatro y trabajaba como camarera en el bar de uno de sus hermanos. Y aunque aclara que no vio “Ilusiones”, la nueva telecomedia de Pol-Ka, porque “no miro TV”, agrega: “Me entusiasmó la propuesta, porque tenía miedo de que me pusieran en el papel de chica buena. Este papel me dio ganas de hacerlo”.
–¿Qué le gusta hacer en lugar de ver televisión, o qué le gustaba antes de que “Robinson” le cambiara la vida?
–Lo que me cambió la vida fue la experiencia de ir la isla, el programa fue una circunstancia. Pero veía a veces “Vulnerables”, donde Nicolás hizo de un médico psiquiatra y me encantaba. O algunos programas de Discovery o las entrevistas a actores en Film and Arts. Lo que pasa es que siempre encuentro algo para hacer en vez de mirar TV, cosas como pintar o escuchar música, para encontrarme más conmigo, que es lo que me gusta de verdad. Y voy mucho al cine y al teatro.
–¿Tiene algún modelo de actriz que la inspire un perfil de trabajo?
–Creo que, como actriz, lo que importa es entender las circunstancias del personaje, de dónde viene, a dónde va, para qué está, trabajar con los otros actores en sus otros personajes. Pero no tengo modelos ni favoritos.
–¿Es consciente de su cambio durante el transcurso de “Robinson”, donde pasó de ser una chica más, calculadora y reflexiva, a la persona que con un inusual gesto de generosidad cambió el final del juego?
–Cambié físicamente porque adelgacé 9 kilos. Pero no siento un cambio interno porque sostuve una línea, la que mantengo cada día y que me ayuda a ser como soy, a hacer todo de corazón. No hago nada que no sienta, soy muy impulsiva. Pero si parecía lo contrario es porque pienso mucho en lo que pasa al lado mío, soy observadora y veo en las personas cosas que otros no perciben. Registrar eso es una elección. Todo se elige.
–¿Por qué eligió cederle la estaca del juego final a Adrián?
–Lo fui procesando durante el juego. Para mí era difícil porque siempre me gustó ganar. Hago deportes y ganar por el hecho de ganar hace bien. Pero ganar ese juego significaba algo que no me interesaba, no me interesaba el dinero del premio ni sentarme en un banco para que me elijan Robinson. Yo ya me sentía Robinson y sabía que Adrián quería llegar a la final. Me hubiera sentido mal, egoísta y una perdedora si ganaba para hacer algo que no tenía sentido para mí.
–¿Qué le diría a la gente que supone que se guionó el programa, que se motivó con las entrevistas la expulsión de tal persona y que de alguna manera se condujo al grupo a ese “final feliz”?
–Para la gente es fácil no creer. Pero me pone mal... (sus ojos se llenan de lágrimas) y me da odio, porque la gente no cree y eso es angustiante porque no hay nada mejor que creer. El grupo fue sincero; las alianzas se dieron naturalmente. No hubo guión. Pero es facilista no creer: “Como me van a seguir cagando, yo voy a seguir cagando a todo el mundo igual”. Así nunca nadie puede llegar a ningún lado. Y eso es patético. Pero si crees tenés que pensar en muchas cosas y llegás a estos estados (se seca las lágrimas), pero lo prefiero, porque le doy mucho valor a ser auténtica y a obrar de corazón.

 

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