Por Javier Lorca
y Cecilia Sosa
Por la puerta por la que suelen
entrar profesores y estudiantes, ayer entraron policías y un fiscal.
Todavía no era el mediodía y el rector de la Universidad
de Buenos Aires, Oscar Shuberoff, estaba en su despacho. Pero sólo
salió a saludar a sus visitantes casi una hora después,
cuando ya estaba encaminado el allanamiento realizado en el Rectorado.
La orden la dio la jueza federal María Romilda Servini de Cubría,
como parte de una causa iniciada por el ex director del Hospital de Clínicas
Juan Antonio Mazzei contra el rector y contador radical. Mazzei a
quien, a su vez, la universidad acusa de numerosas irregularidades
denunció a Shuberoff por falsedad ideológica, asociación
ilícita con el gremio Asociación del Personal de la UBA
(Apuba) y por presionarlo para favorecer a la empresa Cibermédica
Datatech en una licitación.
El procedimiento fue encabezado por el fiscal federal Carlos Stornelli.
Pasadas las 11, acompañado por policías y secretarios, entró
en el edificio de Viamonte al 400. Shuberoff recién se presentó
cerca de las 12, ofreció su colaboración y luego se fue.
En la Secretaría General de la UBA, el fiscal que no hizo
declaraciones porque hay secreto de sumario recabó la siguiente
documentación:
El expediente del concurso
que eligió como director a Mazzei.
Comprobantes que acreditan
los subsidios cedidos por la UBA a Apuba y todas las resoluciones que
remitieron fondos hacia el gremio entre abril/1999 y agosto/2000.
El expediente por el que se
intervino el Clínicas en agosto pasado, tras la renuncia de Mazzei.
El fiscal también solicitó
el expediente de la licitación ganada por Cibermédica Datatech
para realizar la facturación del hospital. El documento estaba
en la sede del Clínicas y fue enviado desde allí.
El allanamiento fue una medida absolutamente innecesaria. Lo único
que querían era expedientes, todos documentos públicos que
perfectamente se hubieran podido pedir por vía administrativa,
de oficio. Fue puro protagonismo del fiscal, dijo a Página/12
el secretario general de la UBA, Carlos Más Vélez. Se
les entregó absolutamente todo lo que pidieron agregó.
Y se puso a disposición del fiscal toda la información que
necesite. En los pasillos del Rectorado, otros funcionarios criticaban:
Hay dos datos que demuestran lo ridículo del allanamiento.
Uno, que ya se había dado a publicidad, por lo que cualquier juez
medianamente serio debió dejar sin efecto la medida. Y dos, que
sólo se pidió documentación pública y no se
secuestró nada de nada.
El operativo también llegó hasta la sede de Apuba y a las
oficinas de la Auditoría General Interna de la UBA, de donde se
retiró un informe sobre la gestión de Mazzei en el hospital
y otro sobre las actuaciones realizadas a partir de las observaciones
vertidas por la AGN en 1995. Mientras, de Apuba se llevaron libros
contables, libros de empleados y certificaciones gremiales, explicó
a este diario el secretario general, Jorge Anró. Con todo
esto, Mazzei está tratando de tapar el desfalco que hizo en el
Hospital de Clínicas. Es otra locura de él en su desesperación,
disparó Anró.
El episodio de ayer fue un capítulo más de la batalla que
vienen librando el rector y el ex director desde que éste, a fines
de agosto, abandonó el Clínicas en solidaridad con el entonces
también renunciante decano de Medicina, Salomón Schächter,
quien era su principal sustento político. Mazzei y Shuberoff cruzaron
furiosos ataques públicos. El gremio de los no docentes se sumó
y presentó una frondosa denuncia contra Mazzei, cuyas conclusiones
como anticipó Página/12 fueron verificadas por
la Auditoría Interna de la Universidad. A partir de ella, y tras
un sumario, la UBA inició acciones penales por diversos delitos
(administración fraudulenta, defraudación al Estado, asociación
ilícita, malversación decaudales públicos, negociaciones
incompatibles con el cargo, etc.) contra Mazzei, un hombre vinculado con
el Opus Dei y con Domingo Cavallo.
REFORMAS
EN LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA UBA
Para humanizar a los médicos
Formar profesionales adaptados
a la realidad social del país. Ese será el principal
objetivo de la Facultad de Medicina (UBA) para con sus 30 mil estudiantes,
según se anunció ayer en una jornada de reflexión
sobre cambio curricular. La propuesta, presentada por el decano Salomón
Muchnik, propone dejar de centrarse en una formación cientificista
en favor de otra más humanista, que permita a los graduados
desarrollar tareas de prevención y atención básica
de la salud apenas se reciben.
Volver a inmiscuirse en los problemas sociales es algo que la facultad
tenía olvidado hace más de 40 años dijo a este
diario Sergio Provenzano, consejero directivo por el claustro de profesores.
Hasta hoy, los graduados de Medicina tienen mucho conocimiento científico
y poco contacto con la realidad. Queremos que, aún antes de hacer
las residencias, puedan brindar atención primaria de la salud,
agregó. Disminuir los índices de mortalidad infantil y adulta,
detener el avance del sida, prevenir trasplantes y muertes súbitas,
son algunas de las capacidades que se pretende desarrollar en los futuros
graduados.
Parte de los cambios anunciados ya están en marcha. Desde el año
pasado, los estudiantes del último año realizan un internado
rotatorio, en el que brindan atención primaria en distintos centros
asistenciales del país. En total, la facultad cuenta con 1530 vacantes
para hacer el internado y, el año próximo, 170 alumnos podrán
partir a hacer su prácticas al exterior. Si alguien quiere
hacer medicina rural, puede ir a un centro de salud en Formosa. Si quiere
alta tecnología, puede ir a Harvard, ilustró Luis
Brusco, secretario de Cultura de la facultad.
Otra de las propuestas, acaso la más polémica, es la de
otorgar títulos intermedios a estudiantes de las carreras
conexas: Nutrición, Kinesiología y Fonoaudiología,
entre otras. Es necesario dar alternativas intermedias para una
gran cantidad de ingresantes que no llegan a la graduación. Puede
ser una respuesta social y laboral para trabajar con la comunidad,
justificó Provenzano.
Si bien la jornada de ayer dejó inaugurada una comisión
permanente de reforma curricular, la modificación del plan de estudios
llevará su tiempo. Se trata de un golpe de timón.
Lo fundamental es lograr un cambio en la mentalidad de la enseñanza,
apuntó Provenzano.
Además de un nutrido grupo de profesores y alumnos, del encuentro
también participaron invitados especiales como Carlos Brailovsky,
profesor titular del Departamento de Evaluaciones Objetivas de la Universidad
de Laval (Canadá), Guillermo Jaim Etcheverry, ex decano de la facultad,
y autoridades de la UBA y del Gobierno.
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